Lunes 20.12.2021
/Última actualización 10:54
Hacía calor aquel 19 de diciembre, como casi todas las tardes de verano santafesino. Descalzo, vestido solo con un short, Marcelo Pacini se acercó hasta la puerta del supermercado Bienestar, en Blas Parera al 5300, donde se habían amontonado muchos vecinos tras escuchar que iban a repartir bolsones de comida. Tenía 16 años.
En pocos minutos, la situación se descontroló. Y varios disparos de escopeta terminaron con su vida. Fue la única víctima fatal en Santa Fe. Esos segundos trágicos cambiaron para siempre la vida de los Pacini, una familia numerosa y humilde, que por aquellos días donde el trabajo escaseaba en casi todos los rincones del país, changueaba de lo que aparecía. Ese 19 de diciembre, Marcelo quería llevar un bolsón de comida a su casa.
20 años después, su hermano mayor, Víctor Pacini, recuerda algunos detalles, en diálogo con El Litoral. "El 19 de diciembre fue un infierno para mi familia. Ese día llega el comentario al barrio de que iban a repartir mercadería en el supermercado; estaban haciendo cola y se armó un revuelo. Fue el momento en que a él le dispararon en la calle. Dijeron que habían roto un vidrio, pero el único vidrio roto fue el del escopetazo que salió de adentro para afuera".
La familia Pacini nunca recibió justicia. "Todo quedó en la nada, como si nada hubiese pasado. Siempre hubo promesas. Hoy en día luchamos para que mi mamá no recuerde porque ya está grande.La vida tiene que continuar y si nos ponemos a recordar el pasado quedamos estancados. Si me pongo a recordar a mi hermano, lo que yo viví con él y lo que me quitaron, no sería capaz de quedarme tranquilo".
- ¿Qué sentís cada vez que pasas por esa esquina que queda camino a tu casa?
- Siento el infierno que viví en ese momento, como si la sangre me hirviera por dentro.
- Gracias a Dios perdoné, porque por más que nosotros queramos hacer justicia solo hay uno que hace justicia, que es Dios, porque la justicia de acá no sirve para nada. Él ya murió, mi hermano nunca tuvo justicia y yo ya perdoné.
D.R