El gobierno subió la presión fiscal, bajó salarios públicos y jubilaciones en términos de PBI y licuó parte de sus costos con el impuesto inflacionario. Pero las tasas siguen altas, el menor gasto se relativiza en el año electoral y aún necesita 6,8% del PBI para cubrir el déficit primario.
Las buenas noticias se van acumulando. Si las gestiones de Alberto Fernández y Martín Guzmán -no hay kirchneristas en la comitiva que viajó a Europa- dan resultado, el gobierno eludirá el vencimiento por unos U$ S 2400 millones con el club de París a fin de mayo. Están por delante nuevos pagos al FMI este año, pero la Casa Rosada va ganando tiempo, un objetivo imprescindible para recuperar actividad económica.
La administración central obtendría unos U$ S 1400 millones más de retenciones por el aumento en la cotización de la soja, si se sostiene. A eso se suman unos U$ S 4.354 millones de Derechos especiales de Giro (capitalización del FMI a sus socios). Y por el lado del BCRA se han contabilizado “utilidades” por $ 522 mil millones; con eso y los adelantos autorizados por carta orgánica, se acumulan $ 1,4 billones para asistir al Tesoro.
En su último informe para la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, Cinthia Moskovits advirtió que “aún pisando tarifas con fuertes ingresos por retenciones y contribución sobre las grandes fortunas –no previstos en el Presupuesto-, el déficit primario será, muy probablemente, similar al presupuestado”.
Explicó que los vencimientos (capital más intereses) netos de los compromisos con el Fondo y el Club de París, 7,8% del PBI. Pero aún con las utilidades y adelantos del BCRA todavía quedarían por conseguir fondos equivalentes al 6.8% del PBI en el mercado interno.
Y es ahí donde la “economía real” supone que las tasas de interés seguirán altas (fondeo de Economía en el mercado interno que no logra bajar la inflación del 4% mensual). Los actores padecen aún de un mercado que repunta pero aún no recupera niveles pre-pandemia. Y además tienen mayor presión fiscal.
Retenciones, Bienes Personales, el mal llamado impuesto a las riquezas, IVA por inflación, Ingresos Brutos en el orden provincial. El Estado nacional, en el primer trimestre del año y cuando la soja aún no tocaba el techo de su cotización, había subido sus ingresos del 17,5% del PBI en 2020 al 18,6% este año.
El gasto, en cambio, aún subiendo obras públicas, bajó del 20,1% al 19,3%, siempre en términos de PBI en el comparativo del primer trimestre. ¿Cómo se explica? Por las bajas en jubilaciones y en salarios del sector público nacional, que a marzo habían aumentado 21% ante una inflación del 42,6% interanual.
Esas son las cuentas que en realidad le dan chances a la Casa Rosada ante el FMI, a pesar de las presiones de Cristina para sostener subsidios a la energía en el Amba, el distrito decisivo del año electoral. Para el resto, si hay ajuste, que no se note.