Domingo 17.1.2021
/Última actualización 14:32
Una mujer santafesina de la localidad de Gödeken (departamento Caseros), sufrió un ACV a los 22 años y los médicos aseguran que el principal causante fue el consumo de pastillas anticonceptivas. Elina Benzoine hizo pública su historia luego que El Litoral contara el caso de Brunella Rufino, otra joven a la que un accidente cerebrovascular casi le cuesta la vida a los 25 años, también con el agravante de las píldoras para el control de la natalidad.
La chica hoy vive medicada para evitar ataques epilépticos y es monitoreada en forma frecuente por profesionales. Tuvo un largo camino previo de recuperación, para tener el control de su propio cuerpo en cosas simples como leer, hablar, caminar, comer o estudiar.
La historia se remonta al 7 de abril del 2019, un domingo normal de otoño con su familia. A la siesta, se subió al auto y manejó hasta el vecino pueblo de Cafferata, a 40 kilómetros. Tenía que llevar al sobrino de regreso, acompañada de su mamá y hermana. Se sentía bien y ya tenía la mente puesta en llegar el lunes a Casilda para continuar estudiando en la Facultad de Veterinaria de esa ciudad.
Elina llegó a Cafferata, abrió una reposera y se preparó para disfrutar la tarde. Calentando el agua para el mate el cuerpo empezó a mandar información de que algo adentro no estaba bien. Ella no se sentía segura. El cerebro trataba de enviar órdenes que nunca se concretaban. Lo asociaba a un mareo.
Minutos más tarde, se prendió en dos hilos de una charla. Sus respuestas fueron incoherentes, después vino una risa extraña. Lo que siguió fue un desmayo. Su cuerpo se endureció, la familia la cargó en el auto y de urgencia la trasladaron a Chañar Ladeado donde le practicaron primeros auxilios. Cuando reaccionó, la llevaron al Hospital de Firmat. Sus recuerdos llegan hasta ahí. En adelante, hay lagunas en su cabeza. Son escenas perdidas.
Gentileza.Los médicos le dijeron a la familia que aparentemente todo fue una convulsión. Pero los problemas no terminaron ahí. 48 horas más tarde, estando internada aparecieron dolores de cabeza, dificultades para leer, hablar y pensar. Medicada, se fue a la casa y ahí recibió la noticia: los estudios no eran para nada alentadores, había un coágulo en la parte izquierda de su cabeza. Era una secuela formal de ACV.
A Elina la esperaban más complicaciones. Nuevamente tuvo una recaída, síntomas similares a los anteriores. El cuadro se agudizó y terminó en terapia intensiva en Rosario. Fue allí donde descubrieron que una posible solución era medicarla con anticoagulantes de por vida. ¿Las consecuencias de todo su cuadro clínico? Daños irreparables como las convulsiones y ataques epilépticos.
“Hoy estoy en buen estado de salud. Pero el miedo más grande que tengo es que me den convulsiones”, contó a El Litoral. “Me realicé más estudios porque dentro de todo era y soy una persona sana. Hago actividad física como cualquiera. No fumo y no tomo alcohol. Por eso los médicos llegaron a la conclusión de que el principal factor que me llevó a esto eran las pastillas anticonceptivas”. A las píldoras las toma desde los 20 años. Hoy las tiene prohibidas.
Insiste en que solo cuenta su historia para generar conciencia en muchas más personas y que presten mayor atención a los estudios médicos. Reiteró que el método anticonceptivo debe ser proscrito por un médico especialista. Esto viene a que cada persona debe tomar la medicación que le corresponde. “No quiero generar revuelos, caos ni sustos. A todas las chicas lo único que puedo decir es que se asesoren bien. Que el ginecólogo explique y se informen”.
A su vez, añade: “Después de lo que me pasó leí un prospecto. Dice bien en claro lo que puede producir un anticonceptivo. 1 de cada 10 chicas le pasa lo que a mí y es feo ser ese porcentaje”. Y aclara: “Son momentos feos. Cosas que se pueden evitar. Uno no está preparado para esto. Con un simple chequeo alcanza”.
5 meses después de que le dieron el alta, volvió a estudiar. Le costó y le sigue costando. Se le complica recordar, incluso hasta su humor cambió. También se irrita fácilmente con los ruidos y estar en ambientes cerrados le provoca la sensación de ahogamiento. “Convivo con una pastilla anticonvulsiva para evitar inconvenientes. Sigo en tratamiento, monitoreada y controlada”.
Elina valora el apoyo de su familia para rehabilitarse y retornar a la facultad. “Se logra salir adelante. Por esto mi consejo es que si toman pastillas, lo hagan bajo receta. Asesórense con un médico con todo lo que conlleva y puede suceder después. Los chequeos resultan necesarios”.
Admite que fue un período largo de etapas de rehabilitación, pero logró superarse, aunque está claro que desde ese momento su vida cambió. De paso, recuerda que el prospecto de pastillas anticonceptivas señala que “el uso de anticonceptivos orales se asocia a un aumento de ciertas enfermedades como infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, tromboembolismo, trombosis venosa profunda, neoplasias hepáticas, enfermedades de vesícula biliar e hipertensión”.
“Espero que mi relato sirva para concientizar”.