Miguel Meynet | [email protected]
El arroyo nace y se forma de la unión de dos pequeños cursos de agua, los arroyos Penquitas y Calaveras, en un punto intermedio entre las localidades de Hipatía, Felicia y Sarmiento.
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La falta de lluvias en la zona norte del departamento Las Colonias a traído la preocupación de colonos, ya que la sequía ha traído aparejado grandes problemas en el sector ganadero, la lechería y por consiguiente en la actividad agrícola.
No escapa al momento de este flagelo, el Arroyo Corrales cuyo curso se ha visto completamente sin agua. El arroyo nace y se forma de la unión de dos pequeños cursos de agua, los Arroyos Penquitas y Calaveras, en un punto intermedio entre Hipatía, Felicia y Sarmiento.
Estos cursos a su vez son alimentados por otras corrientes que traen el agua de localidades como Lhemann, en el Departamento Castellanos.
Muy poco antes de desembocar en el Arroyo Cululú en Grutly y frente a Progreso, recibe otro pequeño tributario, al cual llaman Arroyo Ramírez. Su último tramo entre el Puente Martín de la Peña y su desembocadura en el Cululú está atravesado por un solo paso casi abandonado.
A su vez está rodeado de monte espeso y escondido a la vista de todos. Su rasgo más distintivo es una pequeña cascada, cuyas aguas al caer le dan al monte un sonido serrano. En el lecho del arroyo, rodeado de barrancas, abunda la piedra que forma grandes cuevas, donde se refugian tortugas nativas.
Este lugar parece haber sido siempre un pequeño paraíso. Aquí se encuentran todavía restos de Gliptodontes y alfarería indígena. También se levantan quebrachos y ñandubays con muchísima historia, florecen mburucuyás y pequeñas plantas silvestres, pero además se esconden iguanas y gatos monteses, pájaros y las arañas tejen nidos colgantes de los árboles y dormitan las víboras esperando algún visitante .