Viernes 11.11.2022
/Última actualización 11:14
Hace un siglo, pilotar un avión era una tarea riesgosa. Las aventuras de los pioneros hermanos Wright todavía estaban demasiado cerca en el tiempo. Y surcar los cielos en las máquinas de aquel entonces tenía una carga de aventura y de romanticismo mucho más cercana a los exploradores del siglo XIX que a los actuales y ultra capacitados aeronautas.
Argentina no fue la excepción y hubo muchos interesados por esta práctica. En ese contexto, el nombre de Guillermo Hillcoat adquirió una enorme popularidad. Es que, en la década de 1920, este instructor y representante de la empresa Curtiss Aeroplane and Motor Company logró una hazaña: unir las ciudades de Buenos Aires y Lima (Perú) a bordo de un aeroplano monomotor Curtiss Oriole.
Vista del aeroplano monomotor Curtis Oriole, del aviador argentino Guillermo Hillcoat, a su llegada a Las Palmas, Lima, procedente de Buenos Aires. Foto: Pontificia Universidad Católica del PerúHillcoat realizó el vuelo a principios de diciembre de 1924. Le insumió más de 30 horas y contó con el patrocinio del Aero Club Argentino, que integró tal actividad como parte de la grilla de festejos por los 100 años de la batalla de Ayacucho, que en diciembre de 1824 selló en forma definitiva la independencia de América luego de más de catorce años de enfrentamientos.
La acción del argentino, que en ese entonces tenía 29 años de edad, alcanzó tal nivel de popularidad que el gobierno de Perú le entregó la Orden del Sol, una de las dos distinciones que otorga ese país a los ciudadanos destacados, tanto peruanos como extranjeros. Los medios se hicieron un fuerte eco, describiendo la aventura como “la más atrevida hazaña realizada por aviador alguno en América hasta el momento”.
La ruta que utilizó Hillcoat implicó unos 4.400 kilómetros. Todo arrancó en el aeródromo de San Fernando. Siguió en Mendoza, Santiago de Chile, La Serena, Copiapó, Antofagasta, Iquique, Arica, Mollendo, Chala, Lomas, y Pisco, para arribar finalmente a Lima. Todo esto le valió el mote de “Gaucho Relámpago”.
PIE: Hillcoat acompañado por diversas personalidades durante su llegada al Perú, procedente de Buenos Aires. Foto: Pontificia Universidad Católica del PerúEste personaje, en la cumbre de su popularidad, estuvo en la provincia de Santa Fe, más puntualmente en Rafaela. Fue el 8 de abril de 1927. Lo hizo para la realización de una actividad publicitaria, llevando como pasajeros al doctor Jorge Lazcano y a Emilio Pitzer. Este último era fabricante de pianos, cuya representación en la ciudad del oeste provincial estaba a cargo del comerciante Tobías Colombo.
La llegada de Hillcoat se produjo el día 8 a las 15 horas, según dejó registro diario Santa Fe en su edición del martes 12 de abril de 1927. Aterrizó después de “evolucionar por espacio de unos diez minutos sobre nuestra ciudad esparciendo por los aires una lluvia interminable de prospectos”, afirmó el medio santafesino. Luego, a las 16.30, se elevó nuevamente para viajar rumbo a Paraná.
La llegada de Hillcoat a Rafaela en los diarios santafesinos. Foto: Archivo Santa Fe / Hemeroteca Digital CastañedaHillcoat, que luego se desempeñó en Aerolíneas Argentinas, murió en noviembre de 1960 en Portugal. En 2014, 90 años después de la travesía que le valió su fama internacional, el Correo Argentino le rindió homenaje con una estampilla. En América, el pueblo de la provincia de Buenos Aires donde nació, hay una calle que lleva su nombre.