Ignacio Pellizzón
Ignacio Pellizzón
Tras un año de agonía, finalmente el Ministerio de Trabajo de la Provincia dio por concluido el proceso de crisis con la empresa, vinculada a Vicentin SAIC, Buyatti, la cual mantenía cerrada su planta en San Lorenzo desde marzo 2020. De esta manera, son 70 puestos de trabajo los que se perdieron.
El proceso de crisis, que llevaba adelante la cartera de Trabajo provincial, garantizaba el pago del salario de los empleados pese a que la planta de la firma no estaba en funcionamiento desde hacía un año. Al dar por terminado el trámite el Ministerio, se dejó en libertad de acción tanto a la firma como al gremio para que lleguen a un acuerdo entre partes, sin intervención estatal. Esto concluyó en el cierre definitivo de la planta y precipitó los telegramas de despidos.
“Se agotaron las instancias y los plazos, por ende, que se cerró el procedimiento de crisis. Esto implica que las partes quedaron en libertad de acción”, confirmó a este medio el ministro de trabajo provincial, Juan Manuel Pusineri.
Con esta medida, son 70 empleados los que perdieron sus fuentes laborales. “Sabemos que hay 30 trabajadores que realizaron el retiro voluntario, mediante pacto con la empresa; otros lograron insertarse en otras compañías tras arreglos por indemnización con Buyatti y un sector está definiendo si litigan y van a juicio”, agregó el funcionario.
Buyatti, en los últimos tres años, trabajó nueve meses “únicamente” y, durante el 2020, solamente hubo operación durante 45 días, con lo cual “la crisis no es de ahora”, sino que viene desde “hace tiempo”, informaron a este medio desde el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (Soea).
Así las cosas, Buyatti mantendrá solamente la planta que funciona en Reconquista, dando por concluida la etapa en San Lorenzo, tras un año completo sin operar ni mostrar signos de reactivación o de interés por adquirirla por parte de algún capitalista.
La aceitera Buyatti, que también mantiene una planta en la localidad de Reconquista, si bien no es acreedora de Vicentin SAIC, sí sostenía un contrato de fasón con ella, el cual habían estimado distintas fuentes que se caería dada las circunstancias de ambas compañías. Este era, según la empresa, el principal sustento económico desde marzo 2020 dado que no estaba operando. Finalmente, las fuentes tuvieron razón.
Tras el estallido del conflicto a principios del año pasado, tanto el sindicato como los trabajadores se reunieron a finales del 2020 en el Ministerio de Trabajo de la Provincia para tratar de llegar a un acuerdo. En primera instancia, la cerealera proponía sostener solamente un 30% de la plantilla total de los empleados, dándole retiros voluntarios al resto. Esto fue rechazado por todos los sectores, inclusive por aquellos que tenían contratos temporales.
“En la cerealera hay gente con más de 30 años de trabajo. Si la empresa no encuentra un socio estratégico con el que se pueda reactivar, va a ser muy difícil de remontar la situación. Los compañeros cobraron un monto mínimo en diciembre, pero hace meses que no vienen obteniendo la remuneración correspondiente”, había afirmado a este medio en su momento el dirigente de Soea, Pablo Reguera.
Tras casi 20 días consecutivos de discusión salarial, acompañada de medidas gremiales por parte de los operarios de las empresas aceiteras, la situación de Buyatti persistió en el ojo de la tormenta y sin solución definitiva.
Por eso, el 25 de enero pasado volvieron a reunirse en el Ministerio para tratar de encontrar una salida saludable y ver cuáles eran las perspectivas de cara al futuro, pero, lamentablemente, no llegaron a ningún acuerdo. Esto concluyó en el cierre definitivo de la empresa en San Lorenzo dejando 70 personas sin su fuente de empleo.
La planta Buyatti comenzó a operar en la provincia de Santa Fe en 1985. Actualmente tiene una capacidad de molienda de 3.399 toneladas diarias de semillas de soja. Cuenta con más de 70 años de historia y es una de las pioneras del país en irrumpir en el mercado agroindustrial desde la localidad de Puerto General San Martín.
Con más de 100 empleados en su plantilla, Buyatti procesa principalmente porotos para obtener, como productos finales, aceite crudo desgomado de soja y harina o granulado de soja, que se exportan y tienen como destino el consumo alimenticio y animal.
Buyatti también tiene una historia con Vicentin. Es que Daniel, hijo de Néstor Buyatti, formó parte del directorio de la agroexportadora concursada hasta octubre de 2019. Además, está casado con una de las hijas de los dueños de la agroexportadora con base en la ciudad de Avellaneda, en el noreste provincial.