(*) Por Cesar Bisso
“Nombrar Coronda en noviembre es el encuentro en cada esquina con algún amigo, la charla enfervorizada en los bares cotidianos, o la voz de una guitarra vibrando en la espuma de la madrugada”.
(*) Por Cesar Bisso
Nombrar Coronda en noviembre significa conmoverse ante la luz de un rubí palpitante sobre la pureza de la tierra. Significa agradecer al abrigo del sol la cosecha del fruto más preciado. Significa el puño en alto de hombres y mujeres que trabajaron día tras día bajo el milagro del cielo.
Nombrar Coronda en noviembre es ver la luna emergiendo como una gran lámpara que desvela todas las sombras de la isla y luego se refleja en los bañados, en el río susurrante, en los viejos arenales, en la primorosa costanera que la mira de frente.
Nombrar Coronda en noviembre es el encuentro en cada esquina con algún amigo, la charla enfervorizada en los bares cotidianos, o la voz de una guitarra vibrando en la espuma de la madrugada.
Nombrar Coronda en noviembre es vivir la fascinación de una fiesta que le rinde homenaje a su reina, pequeña y esencial, durante tres noches de música y belleza, al compás del encanto de la gente.
Vivimos este momento mágico, porque nuestra mayor alegría es nombrarnos corondinos, hijos de una tierra pródiga y un río impetuoso. Así expandimos nuestro orgullo por el país y el mundo. Para que todos recuerden que nombrar Coronda significa asombro, cordialidad, memoria. Que honramos la tradición y el presente de un pueblo auténtico y frutillero.
(*) Escritor y poeta corondino