Ignacio Pellizzón | [email protected]
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Históricamente Rosario se posiciona como una de las ciudades del país donde más helado artesanal se consume. Sin embargo, aun liderando el ranking, la ciudad está atravesando una crisis sin precedentes producto de la crisis impuesta por la pandemia del coronavirus.
Teniendo en cuenta que existen más de 180 heladerías y el promedio anual per cápita de consumo es de 9 kilos, el bajón en las ventas y el aumento de los insumos generan un combo explosivo que repercute directamente en las finanzas.
Según contó a El Litoral el presidente de la Cámara Industrial y Comercial del Helado Artesanal local (CICHA), Ciro Cacciabue, durante el 2020 las ventas cayeron mucho, “en promedio un 50%”, dijo y agregó: “Pasamos un inverno durísimo, tuvimos que diferir la mayoría de nuestros pagos como IVA, Ingreso Brutos, previsionales, todos con planes de pago a partir del verano pensando que la situación iba a ser complicada, pero no como está actualmente”.
Desde la Cámara explican que tenían esperanzas de que la situación reputanra en el verano, uno de los períodos más fuertes en ventas para el sector. Pero la crisis generada por la irrupción de la pandemia, sumado a las restricciones horarias de circulación, están generando un desplome importante del mercado heladero en la ciudad.
Actualmente, “el 80% de las ventas se realizan por delivery. Las aplicaciones, por su parte, que se han transformado en una cuestión abusiva, de monopolio, están cobrando ahsta 30% más IVA de comisión”, afirmó el presidente.
“Estas empresas no tienen ni domicilio fiscal. No tienen oficina en la ciudad. Estamos trabajando con la Provincia para poder llegar a un acuerdo con las aplicaciones y tener porcentajes que se manejan en otros países que rondan el 8%, 10%”, adelantó.
Hay heladerías que cerraron por la caída del consumo, por el protocolo de seguridad y falta de circulación. “Sí notamos con el sindicato que para esta fecha solía haber unos 3.200 puestos de trabajo registrado y este año hay mil puestos menos”, señaló Cacciabue y admitió: “Nuestra modalidad permite el empelado temporario y en lo que va del verano no se han tomado”.
Sobre llovido, mojado. Además de tener que afrontar una caída estrepitosa del consumo y dificultades para obtener rentabilidad mediante la venta de helado por aplicaciones, la inflación también juega un papel preponderante que atenta contra el sector.
“La realidad es que se nos dispararon los costos, como pasó en todos los productos. Nuestros productos son commodities que son importados como cacao, chocolate o leche, azúcar, crema que se rigen por valor dólar y encima tuvimos inflación en dólares, algo particular de Argentina”, disparó.
Así mismo, Cacciabue expresó que “el kilo de helado, hoy, está 850 pesos, pero durante este mes aumentará a casi 900 pesos a lo largo de febrero. Es menos de lo que nos han subido los insumos, no podemos traspasar todos los gastos tampoco”.
No obstante, la buena noticia o, por lo menos, la salida que muchos emprendedores están encontrando para paliar la crisis económica y laboral tiene que ver con la apertura de pequeñas heladerías manejadas por grupos familiares pequeños que se centran en la reventa de helados.
Desde la Cámara estamos notando que se abrieron muchas heladerías chiquitas que revenden helado, que es manejado por familias. Es una nueva unidad de subsistencia, son micro con una o dos personas solamente y se autogenerar el empleo”, cerró el presidente de la CICHA.