Día mundial del puzzle: “Muchas veces, toda la casa queda a disposición del rompecabezas”
Desde el siglo XVIII, los rompecabezas se expandieron hacia todo el mundo y aún son muchos los que cultivan esa destreza. Aunque algunos lo encaran en competencia o en soledad, la mayoría lo emprende por el sólo placer del armado, entre amigos, o en familia, como la docente María Gabriela Polinori, que después del mapamundi antiguo de 5 mil piezas, ahora va por la Torre de Babel.
El domingo 29 de enero se celebra el Día Mundial del Rompecabezas, o puzzle (en inglés), cuyo origen se remonta al año 1766, y que aún hoy sigue siendo uno de los entretenimientos más populares del mundo. Con motivo de esta fecha, en distintos puntos del país se organizaron torneos por equipos, como el de este sábado 28 en la ciudad de Santa Fe, donde niños, jóvenes y adultos, competirán en las categorías de 384 y 500 piezas.
Sin embargo, en Venado Tuerto son cientos los amantes de los rompecabezas que gustan asumir nuevos desafíos por las suyas, en soledad en algunos casos, y en familia en otros, como la docente María Gabriela Polinori, que en sus redes sociales compartió el nuevo emprendimiento y dialogó con El Litoral, asegurando, entre risas, que “hace falta un poco de locura, en el sentido de la obsesión, porque no tengo demasiada paciencia, pero con el rompecabezas es distinto, empiezo y siento ganas de seguir”, confiesa.
Foto: Gentileza.
Y cuenta sobre su inicio en este pasatiempo que “de chica tenía unos rompecabezas de cubos, que en cada lado formaban un dibujo distinto y me encantaban. Después no recuerdo haber armado más, hasta que tuve a mis hijos y empezamos a hacerlo con ellos. Uno de 1.000 piezas la primera vez, algo exagerado, pero eran dibujos de una selva, muy divertidos, y los chicos se fascinaron y empezaron a comprarse los propios, de 100 piezas, o 500, los típicos para esas edades, con ilustraciones de cuentos. Y ya más grandes empezamos a elegir más complejos, siempre para armar en familia, de 1.500, 2.000, en verano, sobre todo en vacaciones, o como excusa de souvenir de algún viaje, hasta uno de 5.000 piezas hace dos años (un mapamundi antiguo) en el que participaron sobrinas, amigos, cualquiera que venía de visita se ponía un rato a colaborar, estuvimos todo el verano con ese trabajo. Ahora estamos en proceso del segundo de 5.000 piezas que le regalé hace unos días a mi hijo mayor por su cumpleaños”, describió la profesora de Inglés y Licenciada en Lengua Inglesa.
La Torre de Babel
En las vísperas del Día Mundial del Rompecabezas, el nuevo objetivo es, nada menos, la Torre de Babel, el cuadro de Brueghel, compuesto de 5.000 piezas. “Armado va a medir 1,56 metros por 1,20 metros”, estimó Gabriela. “Estos rompecabezas son complicados por el espacio. Mi hijo lo está armando sobre la mesa de pool. El anterior de 5.000 lo hicimos en mi casa y tuvimos que unir mesas y no alcanzaba; al final compramos un fibrofácil a medida para poder avanzar. Además, las piezas ocupan mucho lugar porque hay que dividirlas por colores, fuera del espacio del armado, y toda la casa queda a disposición del rompecabezas. También recuerdo que cuando lo hicimos enmarcar tuvimos que recurrir a un flete porque no lo habíamos pegado. Supongo que esta Torre también llevará el verano entero”, dijo la autora de Relatos en tetas.
María Gabriela Polidori.
Son obras de arte
En cuanto a los diseños preferidos, la comentó que “elegimos siempre la misma marca porque son productos de muy buena calidad, los dibujos son geniales y venimos optando por cuadros famosos, como La escuela de Atenas, de Rafael Sanzio; Manifestación, de Antonio Berni, o algún dibujo en particular (como el mapamundi antiguo) que resulte interesante para el proceso de armado, como los que tienen muchos colores o están llenos de detalles. Evitamos los que tienen mucho del mismo color, porque hay que probar pieza por pieza sin ninguna referencia y pierde la gracia. Creo que se termina aprendiendo de arte, pero ese no es el objetivo final, es el placer por el placer mismo de armar y, por supuesto, de verlo terminado”.
Verlo terminado, y después de terminarlo... qué, porque entre los amantes de los rompecabezas se cuentan desde los que arman y desarman en el acto, hasta los que transforman la creación en un cuadro para coronar tanto esfuerzo, sobre todo cuando se trata de juegos con miles de piezas. En el caso de Gaby, depende de las circunstancias: “Alguna vez (risas) hubo que guardar rápido porque se necesitaba la mesa para una reunión familiar. Por lo general, para no desarmar enseguida, lo pasamos a una mesa más chica y le ponemos un vidrio arriba para protegerlo y verlo un tiempo más. Sólo hicimos cuadro del mapamundi de 5.000 piezas porque fue un trabajo tremendo y porque es muy lindo, y alguno más. Pero la mayoría se desarmaron, volvieron a sus cajas y, a veces, aburridos, los volvemos a armar”.
Sólo por disfrutar
“Dicen que el armado de los rompecabezas es muy buen ejercicio para incentivar la mente, pero lo siento como una de esas cosas que tienen el valor de hacerlas porque sí, por nada, por el disfrute solamente, como leer, escribir o tejer; en realidad, defiendo el ocio en todas sus formas, pero distinto de esas actividades que son más individuales, ya que esto, que se puede hacer con otros, es muy divertido. Me encanta ver a mis hijos haciéndolo y, a veces, son ellos los que nos regalan los rompecabezas a nosotros ahora”, destacó la integrante del staff de revista Ají.
Sin embargo, admitió que en este hobby el instinto de superarse uno mismo influye, y mucho, porque surge la tentación de completarlo e ir por más. “Por ejemplo -contó la isabelense-, con este último dudamos en comprar uno de 8.000 piezas, pero era una locura el tamaño, y además son caros, así que optamos por seguir con 5.000, que sigue siendo un desafío tremendo”. ¿Y cuál es la organización? “Nos dividimos las tareas cuando empezamos, uno busca los bordes, otro ubica todas las piezas hacia arriba, pero nada muy estricto, como para iniciar, después se separa por colores, y cada uno elige con qué quiere arrancar, pero es colaborativo también. Lo más emocionante es poner la última pieza, pero no hay problema, se comparte el logro. Por ahí estoy sola armando y me quedo hasta la madrugada, a veces estamos todos y soy la que ceba mate. No creo que pueda participar de un concurso, si fuera en términos de rapidez, ya que perdería un poco el placer de armar por armar, pero quién te dice”.
Beneficios de los puzzles
Son muchas las ventajas de jugar con rompecabezas, tanto para los niños como para los adultos, por ejemplo:
Ejercitar la memoria visual.
Favorecer el desarrollo de la psicomotricidad fina
Trabajar la lateralidad al ejercitar ambos lados del cerebro.
Aplicar o mejorar el uso de la lógica.
Estimular la elaboración de estrategias resolutivas.
Cultivar la paciencia.
Aumentar la autoestima, gracias a la superación del reto.