El 3 de agosto se celebra el Día Nacional de la Pesca Deportiva, una actividad con gran desarrollo en el sur sur santafesino, en especial por la presencia de lagunas y espejos de agua que son ideales para esta práctica. Esta fecha se instauró en 1951, para celebrar que en 1903 se fundó el Club de Pescadores de Buenos Aires, la primera institución en su tipo de la Argentina.
Sin embargo, para poder pescar y que “haya pique” se deben dar varios factores naturales, con el clima y precipitaciones adecuadas, todo lo contrario a lo que viene sucediendo en los últimos dos años en la región.
Por ello, El Litoral dialogó con Cristian Gándara, pescador deportivo, integrante del equipo CR23 Pro Fishing y propietario de un comercio dedicado a la venta de equipos e insumos para la pesca, para conocer más acerca de la actualidad de esta apasionante actividad que cada vez logra más adeptos y genera fanatismo.
En principio y haciendo referencia a la temporada invernal, donde el pejerrey es el gran atractivo de la zona, indicó que viene siendo “buena”, sobre todo en La Picasa y la laguna de Melincué, donde se volvió a pescar luego de varias temporadas sin poder hacerlo, pero difícil porque “nunca se terminó de afirmar el pique, debido a las condiciones climáticas que fueron muy cambiantes, con días muy fríos y otros de calor. La temperatura ideal para que el pejerrey coma son entre 14 y 16 grados y si la temperatura del agua está es menor se van más abajo lo que obliga a buscar otras formas para poder alcanzarlos”.
Según precisó, el mejor momento para la pesca de estos ejemplares es en el inicio y final de la temporada de invierno, cuando la temperatura del agua está en el punto ideal.
Sequía extrema
Gándara también hizo hincapié en la sequía extrema que sufrió el sur provincial y gran parte de la región centro del país, que llevó a que varias lagunas se secaran, incluso varias de ellas aún siguen sin recuperarse. “La verdad que hace dos años que venimos sin temporada de verano e incluso se perdieron espejos de agua como había atrás del Aeródromo Municipal de Venado Tuerto o en calle Dimmer, detrás del Club de Tiro, lugares que frecuentábamos a diario los pescadores deportivos para sacar la tarucha, una especie que podemos devolver sin que le afecte en nada”, comentó.
El efecto sequía también lo afectó en su actividad comercial, que atravesó momentos muy complejos. “Estuve prácticamente sin trabajar cuatro meses, de octubre del año pasado a febrero de este 2023, con el local abierto pero sin clientes, porque había que recorrer varios kilómetros para encontrar agua, incluso muchos viajaban para pescar en el Río Paraná. En Venado y la región las lagunas se secaron en un 90 por ciento”, remarcó.
Mortandad de peces
Una postal que pudo observarse durante el último verano eran lagunas secas y peces muertos en las costas. Sin embargo, Gándara resaltó que basta con que se empiece a recibir agua para recuperar la vida natural. “Como pasó en el Río Paraná que luego de dos años de estar en baja, vino una creciente y aparecieron los peces. Hay una teoría que yo abalo es que las huevas quedaron enterradas en el barro y aparentemente no se mueren, lo que permite que con solo recibir agua vuelve a haber vida”, señaló.
También agregó que las lagunas “siguen secas”, a excepción de El Hinojo en Venado Tuerto que todos los días recibe un poco de agua de la ciudad; Melincué y La Picassa. De otro modo “tenemos que viajar un poco más. Para el lado de Córdoba, las lagunas están muy bien, lo mismo que en Buenos Aires, lagunas que fueron las vedettes de esta temporada, pero ya tenemos que hablar de 200 o 300 kilómetros”.
Una pasión
Cristian Gándara, al igual que todos los integrantes del equipo CR23 Pro Fishing y de la mayoría de los pescadores deportivos, viven esta práctica con pasión. “Si bien todos somos pescadores, podemos decir que hay una rama que es la pesca deportiva y que implica utilizar equipos acordes que no dañen al ejemplar que luego, en su mayoría, tras disfrutarlo y fotografiarlo, se devuelven al agua”, precisó, remarcando que hay algunas especies que sí se pueden sacar para comer, pero respetando las cuotas permitidas, como en el caso del pejerrey son 20 por caña por día. “Hay especies como el dorado que tratamos de cuidarlos. Otros como el amarillito, patí, boga, también tiene establecida una cantidad y a veces nos traemos para disfrutar en familia o en alguna peña”, puntualizó.
El pescador y comerciante a su vez recomendó a la población que se haga las licencias para poder pescar, trámite muy sencillo que se realiza de manera on-line.
Por otro lado comentó que actualmente un equipo para iniciarse en dicha práctica puede tener un costo de unos 15 mil pesos. “Una caña cuesta unos diez mil pesos, mientras que un reel está en el orden de los 5 mil pesos. Los valores se pueden ir elevando de acuerdo a los accesorios que se quieran ir sumando”, precisó.
“La pesca es una pasión por el entorno, por el contacto con la naturaleza, el aire libre, la libertad que uno siente. En mi caso pesqué de chico con mi papá y volví a los 23 años porque mi pareja me regaló una caña y un reel. Para mí fue y es un cable a tierra, por eso en invierno voy todos los domingos y en temporada de verano voy cinco días por semana”, concluyó.
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