Miércoles 5.5.2021
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“Su marca era la risa. Sentado a la mesa de sus víctimas, reía feliz. Por eso se lo conoció como el sátiro de la carcajada. Ahora, reirá entre rejas”. Así comenzaba la crónica publicada por el diario Clarín el miércoles 17 de marzo de 1971. El título decía: “Le dieron 25 años al ‘sátiro de la carcajada’”.
El delincuente conocido desde entonces con ese apodo se llamaba Héctor Omar Mondragón Rivero. En 1969, se había transformado en uno de los personajes más buscados de Buenos Aires. Mondragón robaba y violaba. Entraba a las domicilios solo, armado y con tranquilidad explicaba a los moradores que lo mejor que podían hacer era colaborar con él.
Según consta en las crónicas, obligaba a sus víctimas femeninas a prepararles comida, luego les robaba y las violaba, en ocasiones delante de sus maridos. Inclusive el escritor Dalmiro Sáenz se basó en este personaje para delinear un conocido libro publicado en 1994 por la Editorial Planeta.
Pero en octubre de 1973, Mondragón Rivero protagonizó una serie de sucesos dignos de una película de acción, que tuvieron como uno de sus escenarios a la provincia de Santa Fe. Todo ello quedó registrado en las páginas del Diario El Litoral y del periódico Presente, de la ciudad de Gálvez, departamento San Jerónimo.
Archivo El LitoralA mediados de octubre de 1973, mientras cumplía condena, el “sátiro de la carcajada” era trasladado en tren a la ciudad de Resistencia. Mientras atravesaba la provincia de Santa Fe, en cercanías de San Fabián, tomó una decisión: fugarse.
Según indica El Litoral, el preso iba secundado por cinco agentes, pero logró desarmar a uno de ellos, a quien hirió gravemente, y deshacerse de los demás arrojándose del tren, que en ese momento marchaba a una velocidad de 70 kilómetros por hora.
Pese a que sufrió lesiones en una pierna y en un brazo producto de la violenta caída, Mondragón logró huir de las autoridades, que pronto iniciaron un amplio operativo en toda la zona, con uniformados de Arocena, Barrancas y Coronda.
GentilezaTras conocerse la noticia de la fuga la inquietud corrió por una porción del centro este de la provincia. Es que Mondragón se refugió en una casa de familia de San Fabián, a cuyos integrantes mantuvo como rehenes y luego robó un camioneta.
El periódico Presente de la ciudad de Gálvez da cuenta de todos estos hechos y su cronista escribe: “La peligrosidad de Mondragón hace prever que, para defender su libertad, lograda merced a una audacia rayana en la locura, no titubeará en cometer cualquier clase de acción, aún la más temeraria que se pueda suponer”.
Archivo El LitoralTras arrojarse del tren -según reconstruye El Litoral en su edición del 20 de octubre de 1973- el “sátiro” se desplazó hacia la provincia de Córdoba, donde tomó un rehén, que luego reapareció en Ceres.
Tras pasar por la provincia de Santiago del Estero, más concretamente en Río Hondo, fue capturado por la policía en Burruyacú, una localidad ubicada en el noreste de la provincia de Tucumán.