Ignacio Pellizzón | [email protected]
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Un año y medio estuvieron los empresarios de salones de eventos sin poder trabajar. Tras incesantes pedidos de aplicación de protocolos sanitarios, finalmente se habilitó a que el rubro pueda reactivarse, pero con un impedimento: no puedan haber baile, porque fueron reubicados como bares. Esto provocó que desde la Cámara de Eventos y Afines de la Provincia de Santa Fe (Ceasf) salieran a pedir que se replique en la provincia la fórmula “burbuja” que ya funciona en otras provincias.
La idea consiste básicamente en quitar la mesa y armar una ronda con las sillas del salón que permita que las personas puedan bailar entre ellas bajo una delimitación estricta impuesta por la propia mesa que conforman.
En el caso de necesitar romper la “burbuja” se deberá utilizar el barbijo y lavarse las manos o ponerse alcohol tal y como funciona en cualquier otro protocolo. Los empresarios entienden que esto, de alguna manera, generaría que se puedan ejecutar los más de siete mil contratos que siguen parados desde marzo del 2020.
“Estamos buscando un formato que nos permita llevar adelante una fiesta. Venimos con una reubicación de rubro a bar y claramente no somos bar y la gente que nos contrató no lo hizo pensando que éramos un bar, sino que invirtieron en un salón de eventos”, puntualizó a Mirador Provincial el titular de la Cámara, Iván Hawryluk.
El sector destaca que no están “inventando nada nuevo”, porque está fórmula ya se aplica en provincias como Mendoza, Misiones, Salta y Río Negro y Buenos Aires. Allí, en las fiestas, nadie utiliza la pista de baile ni rompe el “esquema” preparado para esta nueva normalidad que se instaló por la pandemia del coronavirus.
Según cifras de la propia Cámara “más de un 30% de los emprendimientos han tenido que cerrar sus puertas”. Se trata de una actividad de la que viven “más de 25 mil familias” y que a esta altura “ya no logran subsistir” sin poder trabajar.
Hawryluk destaca que hoy lo “permitido” es que para ingresar a un salón de fiesta las personas se saniticen las manos y se mida la temperatura. También que las mesas de los comensales no superen la capacidad de ocho personas separadas a dos metros, y que los aforos alcancen un máximo del 50% de capacidad con un horario estipulado hasta las 12 de la noche los fines de semana. “Es como si fuéramos un bar y no somos un bar”, señaló.
Los titulares de los salones mantienen reuniones con las autoridades para ver si pueden destrabar el impedimento que los “diferencia” de un espacio gastronómico común y corriente. Para ellos sería de vital importancia, porque el hecho de poder “ambientar” el salón a algo más parecido a lo quera “previo a la pandemia”, habilitaría que las personas vuelvan a demandar el servicio.
Ante este escenario, “nosotros presentamos protocolos donde demostramos que podemos ejecutar las presentaciones de manera segura, de forma viable a través de bailes burbujas. De hecho, hay otras provincias que ya aplicaron esta modalidad”, aseveró el presidente.
El drama de los dueños de salones de eventos no solo pasa por las restricciones que tienen para algunas actividades, sino por las deudas que contrajeron en el último año y medio para poder subsistir a la pandemia y al parate absoluto que les implicó.
Por eso, otra decisión que tomaron desde la Cámara, es acudir al Concejo de Rosario para presentar un proyecto que los exima del pago de la Tasa General de Inmuebles (TGI). “La Municipalidad cuenta con esta herramienta y creemos que nos tiene que dar una mano; el Intendente tiene que ver que nuestro rubro es de los que más sufrió”, apuntó Hawryluk.
Y agregó: “Por caso la Provincia realizó una asistencia que comenzó con unos 50 mil pesos, luego ascendió a 70 mil y terminó en 100 mil. A esto se le suman los programas ATP y Repro para los empleados. Aunque fueron subsidios que sirvieron para sostener empleos, todavía seguimos urgidos de ayuda estatal, por eso buscamos la exención de la TGI”.
Fue en octubre del 2020 cuando la Cámara visibilizó por primera vez la problemática a través de una caravana que comenzó en Bv. Oroño y Cochabamba y que se extendió hasta la sede de Gobernación ubicada en Santa Fe y Moreno.
En Rosario son casi 40 locales entre boliches, peñas y salones de eventos que tienen sus puertas cerradas desde el 20 de marzo. Unas 300 familias afectadas directamente y el doble de manera indirecta. En toda la provincia son unos 300 locales en la misma situación.
Frente a la grave situación que están atravesando, desde la Cámara se declararon en "emergencia y con asamblea permanente abierta" para considerar medidas a tomar de todo el sector e industria del evento.