La comunidad educativa de la Escuela Rural Nro. 310 “Carlos Tercero Arguimbau” realizará su festividad de cierre de año basándose en la tradicional Fiesta Nacional de la Frutilla, que desde 1946 se organiza en Coronda.
Para que se siga notando el sentido de pertenencia de la fiesta mayor de Coronda, departamento San Jerónimo, la Escuela Rural Carlos Arguimbau crece en lo edilicio y en matrícula y esto último generó una idea que está muy conectada con la realidad de los papás de los chicos.
La comunidad educativa de la Escuela Rural Nro. 310 “Carlos Tercero Arguimbau” realizará su festividad de cierre de año basándose en la tradicional Fiesta Nacional de la Frutilla, que desde 1946 se organiza en Coronda.
Motivos le sobran, porque sobre un total de 110 alumnos que hoy concurren a la institución ubicada en la Colonia Corondina Sur –que fundara Nicasio Oroño en 1867-, el 95% de los papás y familiares mayores de los alumnos, tienen relación directa con el trabajo en la producción frutihortícola local.
Angélica Cuscueta es directora hace un lustro, y explicó en el programa televisivo Veo Noticias de Cablevideo, que “el viernes 17 de noviembre será la velada de la escuela, de una manera diferente, convocamos a fincas y quintas para extender de alguna manera la fiesta de la frutilla y el homenaje que se hace a los trabajadores del fruto. Tenemos 8 quintas inscriptas, haremos como la fiesta tradicional, nuestros padres participarán en un concurso de recolección, otro de despalillado, más canto y baile, porque para nosotros trabajar con la comunidad es algo que nos fortalece por eso queremos seguir haciéndolo, y esta forma de acercarnos es agradecer a padres y quintas que siempre están atentos a la escuela”.
La idea surgió también porque en el reciente concurso de juntadores realizado el sábado pasado, mucha gente por estar en horario laboral no pudo participar. “Estamos buscando premios, apoyo para la idea, y nuestros amigos quinteros siempre están presentes, así que va a ser una jornada con los niños, y sus padres divirtiéndose a través del trabajo que hacen todos los días” prosiguió Cuscueta.
Enclavada en el Km. 415 de la Ruta Nacional Nro. 11, a 4 kms. de Arocena, la escuela es uno de los pocos lugares públicos activos de toda una gran zona. “Somos el lugar de referencia, no hay centro ni institución con todas las necesidades que presentan, trabajamos en forma conjunta con las instituciones dentro de la escuela y la familia canaliza sus cosas acá” porque “ellos consideran que el único lugar seguro es la escuela, haría falta un destacamento policial o un centro de salud para la zona”.
En cuanto a obras, la directiva docente explicó que “este año se comenzaron obras como es la construcción de un comedor, no había espacio para la cantidad de alumnos que tenemos, hoy son más de 100” y agregó que esa matrícula en aumento se debe a que “la zona está aumentando la cantidad de fincas para el trabajo de la frutilla, las personas que vienen a trabajar, se quedan porque encuentran el lugar propicio para vivir. Para ellos es más favorable que en otros lugares donde estuvieron por tranquilidad y trabajo. Cambian de quintas pero van quedando”.
Sobre la obra en sí misma, Cuscueta enfatizó: “Se trata de un comedor con cocina incorporada, hoy se está usando uno de los salones para dar de comer, nos quedamos cortos de aulas entonces, hace mucho lo pedimos pero antes de fin de año vamos a terminar. Más salones van a hacer falta, se va extendiendo la escuela”.
Sobre el problema que están teniendo las escuelas ubicadas a la vera de la ruta, con el tránsito, la maestra consideró que “la regulación de velocidad la Municipalidad acá no la controla. Todos los años se trata de encausar la educación vial, esto depende de la conducta de los conductores que no respetan los límites de velocidad. Nos dieron chalecos refractarios, pero necesitamos otro tipo de regulación, al menos conos pero los conos no son seguros, si se accidentan con uno, traería consecuencias legales a la escuela, pero alguna solución, nos tienen que dar”. La puerta de ingreso a la escuela está a no más de diez metros de la carpeta asfáltica de la ruta.
En 1928 don Felipe Engler, asentado en la Colonia Corondina Sur, compró unas 450 hectáreas en ese sector para ganadería. En 1934 donó un terreno para asentar un rancho que haría las veces de escuela, cosa que ocurrió bajo la dirección de José López Monti. El 10 de octubre de 1935 se dio apertura oficial a esa institución que perdura hasta hoy y que está celebrando sus 88 almanaques de vida educativa.
A López Monti lo sucedieron Elba de Curiesse, Cristina de Carnevale con cuya gestión se bautizó a la escuela como Carlos Arguimbau, en honor al diputado creador del proyecto de fundación de la Escuela Normal de Maestros Rurales de Coronda.
Luego continuaron como directores Victoriano Arias, Oreste Brum y Alejandro Perriard, uno de los más recordados. Años después vinieron María del Carmen Castro de Monti, Mariel Mosconi, Mónica Giuliano, Rosina Caito, entre otras y actualmente en la conducción está Angélica Cuscueta.
La institución es una escuela en permanente crecimiento, tanto edilicio como de matrícula, y se encamina para 2025 a celebrar sus nueve décadas de vida.