La técnica empleada para cultivar plantas usando disoluciones minerales en lugar de suelo agrícola es una tendencia que fue creciendo a lo largo de los años.
En el centro santafesino existen varias explotaciones que se dedican a producir principalmente verduras, pero en Coronda -zona frutillera por excelencia – el cultivo de hidroponia comienza a ser una tendencia entre los productores de la zona por las facilidades en el manejo de la planta y principalmente por la disponibilidad de fruta todo el año.
Con esa premisa Daniel Serra y Gustavo Frey, comenzaron hace tres años a producir frutilla a través de hidroponia. “Tuvimos una buena cosecha con un promedio de 400 gramos. Si bien somos nuevos en esto y vamos aprendiendo a perfeccionar el manejo con este nuevo sistema estamos conformes”, remarcó Daniel Serra.
Durante el proceso de producción por hidroponia, las raíces reciben una solución nutritiva y equilibrada disuelta en agua con los elementos químicos esenciales para el desarrollo de las plantas, de modo que estas crecen únicamente en un medio acuoso.
“Arrancamos haciendo hidroponia desde el año 2018 con dos macro y luego fuimos agregamos dos estructuras por año. En total hoy contamos con ocho invernaderos y planificando otros dos más para el año próximo, en los que trabajamos con un mix de bolsas importadas (de Holanda) y nacionales. Lo que utilizamos este año es agua con fibra de coco logrando buenos resultados”, precisó Frey.
En este sentido Serra agregó que la producción promedio se ubica en cultivo tradicional a campo en 500 gramos y en el sistema de hidroponia en 400 gramos.
“Hay plantas que dieron más y otras menos, pero estamos en ese promedio. En el cultivo tradicional hoy es superior, pero por una cuestión de que estamos aprendiendo sobre la marcha, probando cosas, para llegar a una producción optima. Tuvimos que mejorar el agua que incorporábamos al sistema, porque el agua del río tenía mucha salinidad, problema que se acentuó aún más por la bajante histórica del río”, puntualizó Frey quien agregó que a raíz de ello debieron montar una planta de ósmosis: “Tenemos que ir probando, y aprendiendo sobre la marcha. Logramos la autorización para hacer producción propia y eso abarata los costos, pero también logramos plantas que se adapten mejor al medio y generen una mayor producción”.
Una de las principales ventajas que permite la producción de hidroponia es la disponibilidad de fruta todo el año, permitiendo obtener mayor beneficio en momentos en que hay poca producción. “La diferencia con la producción tradicional es que la fruta de hidroponia tiene otro aroma y un sabor particular. No es mejor que la otra, sino distinta, pero lo que se destaca es el aroma. El clima también tiene mucho que ver. La durabilidad de la fruta es muy notoria”.
Así lo remarcó Frey quien si bien adelantó que la escasez de lluvia está golpeando un poco, el sistema permite producir 11 meses al año. “Sólo dejamos de producir durante enero, los restantes 11 meses del año estamos produciendo a full. Otra de las ventajas que tiene es el sistema de recolección. Para los recolectores trabajar todo el tiempo parados es muy beneficioso, esto evita la fatiga de tener que trabajar en el piso. Acá se recolecta a la altura de la cintura”.
Actualmente la producción de frutilla de hidroponia tiene como principal destina la provincia de Córdoba. “La mayor parte de la producción la vendemos en Córdoba, el resto en Sunchales. Es una tendencia comercial que va creciendo pero aún estamos muy alejado de lo que ocurre en Brasil, pero es algo que con el tiempo se va a ir revirtiendo. No hemos dejado la producción tradicional, estamos haciendo un mix, por ahora no vamos a dejar de producir frutilla a campo, pero la idea es apuntar por una producción más limpia, con ventajas para los empleados. Con cada cambio uno debe adaptase. Vamos creciendo de a poco porque los costos son muy altos, pero el objetivo es ir por este sistema, siempre aprendiendo”.
Por otra parte Daniel Serra puntualizó que la hidroponia da revancha, permitiendo recuperarse de una mala cosecha.
“Los caños y las bolsas duran unos cuatro años y las plantas también tiene una vida prolongada abaratando enormemente los costos. En la producción a campo la planta y el nylon se sacan año a año. En este sistema las bolsas y el nylon se amortizan en varios años, convirtiéndose es una formidable ventaja. Este sistema si te equivocas da revancha. Estamos haciendo unos cuatro riegos por día de dos minutos y en verano se hacen siete riegos por día y en invierno baja a dos por día. Ahora vamos a instalar un sensor de humedad que nos va a facilitar y a automatizar aún más el sistema”.