Lucía Dozo
La reconocida artista plástica Flor Balestra asumió la dirección del clásico Teatro Fundación Astengo de Rosario. En diálogo con El Litoral habla de su historia, los nuevos proyectos y el reencuentro con el arte después de la pandemia.
Lucía Dozo
Antiguo y deslumbrante, el Auditorio Fundación Héctor I. Astengo ocupa el edificio donde antes funcionaba el Teatro Odeón, en Mitre 754, pleno centro rosarino. Por su escenario desfilaron, a lo largo de los años, las más destacadas figuras del teatro argentino y extranjero, como Margarita Xirgu, Pedro López Lagar, Luisa Vehil, Miguel de Molina y Luis Arata.
Este año, la reconocida artista plástica Flor Balestra asumió la dirección y viene a marcar esta reapertura con una impronta que busca salir al encuentro con otros formatos: “Queremos un teatro abierto e inclusivo. Nosotros tenemos una sala de fiestas espectacular donde va a funcionar un taller de teatro a cargo de Juan Nemirovsky y, el año próximo, se realizará la apertura del ciclo de subastas de arte a cargo de la galería de arte Subsuelo. El foyer es un espacio ideal para presentaciones de libros, charlas, pequeños ciclos de música. En el hall, además, se puede crear un clima muy íntimo”.
El recorrido de Flor Balestra por la cultura local es de larga data y transformador para Rosario: desde 1991 hasta 2016 comandó “Peccata Minuta” y “FloR (Objetos irresistibles)”, dos locales propios de venta y exposición de arte en la galería más encantadora y antigua de la ciudad, Pasaje Pan, con entradas por peatonal Córdoba y por calle Santa Fe. En 2008 fue designada subsecretaria de Cultura y Educación de la Municipalidad; creó las campañas sobre marca-ciudad “Rosario, la quiero” y “Muy Rosario”. Por su parte, el vínculo con el Astengo es herencia de su padre, René Balestra, que estuvo al frente de la fundación durante 50 años.
Hoy su foco está puesto en un teatro “lleno de historias y de belleza”. “Después de la pandemia tenemos muchas ganas de encontrarnos -explica Balestra-. Más allá de que el aforo sigue reducido y por el momento nos permite alrededor de 700 personas, estas primeras funciones tienen algo íntimo e histórico. En esta reapertura estamos apostando a algo más dinámico, a utilizar todo el cuerpo del teatro, no solamente la cabeza, que es el escenario, platea y camarines. Este es un esqueleto espectacular, lleno de recovecos y de espacios fabulosos para armar pequeños formatos, y no por pequeños menores, sino que permiten otros momentos y otros climas”.
Como proyecto, desde el teatro se busca incluir espacios gastronómicos (un café, degustaciones de bebidas, tardes de té), acciones plásticas (exposiciones, subastas de arte, performances), shows musicales (de tango, jazz, rock y otros géneros), propuestas literarias (conferencias y presentaciones de libros, encuentros de producciones de cómics), encuentros lúdicos (tardes de juegos de mesa), desfiles y espacios para debates.
“Salimos de la pandemia con ganas de encontrarnos, entonces la idea es incorporar nuevos formatos con intervalos para tomarse una copita de vino o champagne, que permitan charlar y después reanudar la actividad; esto me parece que es algo adecuado a los tiempos que corren. Es una época en la que estamos muy fragmentados, muy dispersos, y la atención no es la misma que antes, por eso esta idea”, cuenta Flor. Y cierra: “Apostamos a todo el cuerpo del teatro, a la proa y a la popa, a la cubierta y a la bodega. Este teatro es un barco anclado en el puerto y lo estamos llenando de contenido, listos para zarpar”.
Sobre la fundación
La Fundación Héctor I. Astengo, propietaria del espléndido teatro réplica de un edificio italiano de mediados del siglo XIX, consideró desde el inicio de sus actividades, hace aproximadamente 40 años, que su auditorio y sus recursos no debían ser utilizados para competir con la vida cultural de Rosario y su zona de influencia, sino para poner sus instalaciones y el escenario de su auditorio al servicio de la múltiple y rica vida cultural ya existente.
Héctor Ignacio Astengo, hijo de Enrique Astengo y de Antonia Saint Marie, nació en Rosario el 14 de septiembre del año 1895 y falleció el 1º de julio de 1981. En su ciudad natal estudió las primeras letras y se graduó de bachiller en el viejo Colegio Nacional Nº1, fundado por Sarmiento.
En 1918, se recibió de abogado en la Facultad Nacional de Derecho de Buenos Aires. Pese a su título, se dedicó a las tareas de administración rural, ya que dirigía los establecimientos de campo que su familia poseía en la provincia de Santa Fe. Se convirtió en un notable criador de ganado, logrando premios importantes en sucesivas exposiciones rurales. En la década del ’40 se trasladó a Canadá, adquiriendo en las cercanías de la ciudad de Toronto 200 hectáreas de tierra en donde instaló una cabaña que bautizó con el nombre de “Rosafé”. En pocos años, devino en principal criador de la raza lechera de ese país. Sus toros adquirieron notoriedad y prestigio como reproductores, tanto que una revista especializada en esa raza dijo que la historia de dicho ganado debía ser clasificada como “antes de Héctor I. Astengo y después de él”.
Vivió ocho años en París, ciudad a la que se había trasladado creyendo que ese sería su retiro definitivo de las actividades empresarias. Pero en su interior persistía el deseo de retornar a Rosario y realizar, en el lugar donde había nacido y en su extensa zona de influencia, un emprendimiento cultural importante. Lo concretó en 1967 adquiriendo de sus hermanos la parte proporcional de la herencia que les correspondía sobre el Teatro Odeón. Astengo había imaginado que sus cuatro hermanos podían renunciar a la parte de la herencia sobre el edificio del teatro para totalizar y concretar su anhelo de ponerle al auditorio el nombre del padre: Enrique Astengo. Ante la negativa de los otros herederos, adquirió las partes de sus hermanos y colocó a la fundación su nombre y apellido.
El teatro fue bautizado con el nombre de “Auditorio Fundación”. Desde hace décadas, la fundación ha sido la rama que sostuvo esta oferta cultural. El Mozarteum filial Rosario utilizó las instalaciones como sede permanente por más de 20 años. Rosario ha visto pasar por su escenario una gran variedad de manifestaciones artísticas de calidad, sin descuidar otro aspecto: además de las obras, se trata de ofrecer al público asistente la comodidad y pulcritud de todas las dependencias del teatro. La agenda de los próximos espectáculos del Teatro Fundación Astengo puede consultarse a través de este link.