Lucía Dozo
A 100 años de la revuelta obrera en un ámbito y una época regidos por la empresa inglesa La Forestal, una serie de actividades en el norte santafesino busca poner en valor la memoria de los pueblos forestales.
Lucía Dozo
Con el objetivo de recuperar la historia y conmemorar los cien años de la revuelta obrera de La Forestal, este viernes 29 de enero en el Complejo Histórico, Cultural, Educativo y Ambiental de Villa Guillermina se llevará a cabo una serie de actividades previstas por el Encuentro por la Memoria, la Identidad y la Reivindicación de los Pueblos Forestales (EMIRPF).
El evento, que cuenta con el apoyo del gobierno de la provincia y los municipios del norte santafesino, busca volver a poner en valor el pasado y conectar la historia con la realidad actual de los pueblos forestales.
El viernes, por primera vez, se abrirá el acceso al predio de la ex fábrica de tanino de Villa Guillermina. Los nuevos propietarios de la planta firmaron un convenio con la comuna local para construir un espacio para la memoria donde se instalará el monumento a Teófilo Lafuente, el primer secretario general y cofundador en 1919 del Sindicato de Obreros en Tanino y Anexos de La Forestal.
“Lo que buscamos al rescatar la imagen de Teófilo Lafuente es reivindicar el derecho a la desobediencia frente a las injusticias. Ese es el mensaje que queremos transmitir”, explica el historiador Alejandro Jasinski, uno de los organizadores, autor de “Revuelta obrera y masacre en La Forestal: sindicalización y violencia empresarial en tiempos de Yrigoyen”.
El evento contará con la presencia del ministro de Cultura, Jorge Llonch, y la presidenta de la comuna, Nanci Ávalos. Será una articulación entre actividades presenciales y virtuales. De esta manera, se llevará a cabo un conversatorio online a cargo del historiador Felipe Pigna y, a modo de cierre, Enrique Llopis, en Rosario, hará una representación de la Cantata de La Forestal, con música de Jorge Cánepa y José Luis Bollea, sobre textos de Rafael Ielpi basados en el libro “La Forestal”, de Gastón Gori.
“Este encuentro busca contribuir al proceso identitario que se está desarrollando en el norte de Santa Fe, vinculado a aquella memoria forestal. Por ejemplo, desde la comuna de Villa Guillermina se realizan actividades de turismo educativo, acercando a escuelas de Chaco, Corrientes y Santa Fe a visitar la ex fábrica. Esta es solo una de una serie de iniciativas que se fueron dando en el último tiempo que buscan rescatar el pasado forestal”, explica Alejandro Jasinski.
“Buscamos que se involucren todas las comunas del norte santafesino desde Los Amores hasta Vera, Margarita, La Gallareta, Fortín Olmos, Tartagal, Villa Ana; todos están invitados y van a participar, queremos que toda la comunidad pueda acercarse”, afirman desde el evento.
La serie de encuentros está prevista hasta mayo con charlas y mesas de debate. Estas últimas buscan coincidir con efemérides destacadas como el Día Internacional de la Mujer (8M), el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia (24M) y el Día de la Revolución de Mayo (25M). Participarán referentes políticos, sociales y académicos.
Sobre La Forestal
Durante la primera mitad del siglo XX y a fines del siglo anterior a aquel, la compañía inglesa La Forestal explotó los bosques de quebracho del norte santafesino. En las últimas décadas del siglo XIX, el gobierno de la provincia de Santa Fe debió afrontar una deuda contraída años antes con la firma inglesa Cristóbal de Murrieta y Compañía. Por ese motivo, pagó con casi dos millones de hectáreas en el norte provincial y esto significó el pase a manos extranjeras de una de las mayores reservas de tanino del mundo. En este contexto se fundó La Forestal, compañía de capitales ingleses que centró su actividad en la explotación sistemática del quebracho colorado. Así, logró ser la primera productora de tanino a nivel mundial y llegó a fundar cerca de 40 pueblos, con puertos, 400 kilómetros de vías férreas propias y alrededor de 30 fábricas.
Se calcula que La Forestal contrató más de 20 mil trabajadores, entre obrajeros, administrativos, operarios de fábrica, del ferrocarril y marítimos. El pago se realizaba, en general, a través de vales, y los alimentos solo se podían obtener en los mismos almacenes de La Forestal; el comercio o ingreso de otras mercaderías estaba prohibido en toda la región. En pocos años, la compañía dominó la industria del quebracho, absorbió a sus competidores y pasó a controlar la producción y la distribución nacional e internacional. Los ingleses convirtieron la extracción de tanino en la única actividad económica de la región, transformando la vida de los pueblos forestales y la fisonomía del escenario natural.
El 29 de enero de 1921 se produjo una gran revuelta obrera en la que entre 300 y 400 trabajadores intentaron tomar las fábricas de Villa Ana y Villa Guillermina. El estallido fue reprimido por la Gendarmería Volante y la Legión Patriótica y allí murieron –se estiman– unos 600 obreros; hubo torturas, violaciones y quema de viviendas.
Tres décadas después, con los quebrachales talados, La Forestal cerró todas sus plantas. Detrás de la partida de esta empresa quedaron pueblos desiertos, migraciones masivas de pobladores sin trabajo y casi el 90% de los quebrachales talados, un gran costo humano, ecológico, socio-político y cultural.