Sábado 27.2.2021
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Hay una película titulada “Fitzcarraldo” que dirigió Werner Herzog en 1982. Narra los esfuerzos de un excéntrico irlandés, interpretado por el actor Klaus Kinski, que emigra hacia América Latina para amasar una fortuna en la industria del caucho y poder construir así una ópera en medio de la selva amazónica. Pocas veces la pantalla reflejó tan bien el empeño por cumplir una meta a pesar de los fracasos y tropiezos. Sin embargo, como suele decirse, la ficción no es más que un reflejo de realidad. Y entre las historias que dejaron los inmigrantes que llegaron al país es posible hallar algunas que, sin las resonancias aparatosas del film de Herzog, demuestran la perseverancia de estos hombres y mujeres para forjar un destino para sus familias. Y también para un país.
Entre estas crónicas de vida, muchas de las cuales han sido reflejadas en estas páginas, la de Jorge Bieler Haas merece un lugar destacado. Este alemán, criado en Suiza, llegó a territorio santafesino con casi 40 años y una familia numerosa. Trabajó la tierra con ahínco en San Carlos y en Carcarañá. Algunos años después fue reclutado por el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento para viajar a Europa y promocionar la inmigración hacia Argentina. Tuvo importantes logros, pero también trajo desde el Viejo Continente diferentes tipos de semillas para intentar otros cultivos en las colonias agrícolas además del principal, que era el trigo. Entre ellos el lúpulo, que sirve para elaborar cerveza, el cáñamo para usos textiles, la vid y hasta el tabaco. Más tarde, radicado en Santo Tomé, se dedicó al comercio y a la fabricación de objetos caseros como cacerolas y fuentes. Incluso hay registros de que intentó fabricar cartón a partir del ombú, sin buenos resultados.
Gentileza Basilea, Suiza, donde el colono celebró el contrato que lo llevaría a la Argentina.Basilea, Suiza, donde el colono celebró el contrato que lo llevaría a la Argentina.Foto: Gentileza
Jorge Bieler Haas nació en Alemania el 7 de febrero del año 1829. Pero cuando era apenas un niño viajó junto a sus progenitores hacia la vecina Suiza, país donde recibió educación, pasó su juventud y formó una familia. Al llegar a la mediana edad, cuando tenía 38 años, apareció un nuevo horizonte en su vida: según los registros históricos el 21 de marzo de 1867 celebró en Basilea un contrato para trasladarse en la floreciente República Argentina junto a los suyos, que en ese momento eran su esposa de 32 años y ocho hijos, el mayor de los cuales tenía 12 años.
Llegaron en julio de ese mismo año y se radicaron en la colonia San Carlos, en un terreno que hoy forma parte de la jurisdicción de San Carlos Sud. Al igual que muchos otros colonos de la zona, Bieler Haas y sus familia se dedicaron a la agricultura. En 1869 se trasladaron hacia Carcarañá, colonia que se estaba organizando en el sur de la provincia, siendo sus primeros pobladores. Pero pronto regresaron a San Carlos. Documentos de la época también señalan que el alemán criado en Suiza fue también colonizador en Matilde, a pocos kilómetros de San Carlos.
Archivo Inmigrantes del siglo XIX.Inmigrantes del siglo XIX.Foto: Archivo
En 1873, Bieler Haas junto a otros hombres fue seleccionado por el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento (que ocupaba la presidencia desde 1868) para viajar a Europa y hacer propaganda a favor de la inmigración. Cabe recordar en este punto que el sanjuanino era un activo promotor de la inmigración, fiel a su premisa de “poblar el desierto”. Para poder cumplir con su tarea, Bieler Haas llevó consigo, como credencial, una carta del funcionario del Departamento de Agricultura, Ernesto Oldendorf. En diversas partes de Alemania y Suiza, brindó conferencias ilustrativas sobre la República Argentina y su “brillante porvenir agrícola”. Y, según consta en la “Historia de San Carlos”, logró que más de cien familias le siguieran hasta tierras argentinas, radicandose en las colonias existentes. A su regreso, que tuvo lugar en noviembre de 1875, Bieler Haas fue felicitado por el gobierno nacional por el éxito cosechado en la gira.
Archivo Domingo Faustino Sarmiento, bajo cuya presidencia Bieler Haas viajó a Suiza y Alemania para promover la inmigración.Domingo Faustino Sarmiento, bajo cuya presidencia Bieler Haas viajó a Suiza y Alemania para promover la inmigración.Foto: Archivo
Pero Bieler Haas no sólo se dedicó únicamente a las conferencias para fomentar la llegada de inmigrantes, sino que de su periplo europeo trajo diferentes clases de semillas que luego cultivó en Matilde. De hecho, en una carta que escribió desde San Carlos a Oldendorf, le manifestó su deseo de introducir nuevas plantaciones en la colonia y solicitó consejos al respecto. Los cultivos que pretendía ensayar eran el lúpulo, el cáñamo, la vid e inclusive el tabaco. En la misiva escribió: “Si en opinión de usted lo que tengo en vista es ventajoso, iré yo mismo a Europa en busca de una cantidad de vástagos de lúpulo. Trataría también de traer algunos buenos agricultores que conozco. Tengo una numerosa familia. De mis ocho hijos, tres son mayores de edad”. A lo cual Oldendorf le respondió con una serie de consejos, muestras de semillas y libros de agricultura.
De su viaje, concluido en 1875, Bieler Haas trajo en total cuatro mil ejemplares entre sarmientos (vástagos o ramas de la cepa de vid) y raíces de lúpulo. Respecto a las de lúpulo, la bibliografía consultada señala que “de ellas vivieron 2.000 pero apenas 150 escaparon a la voracidad de la langosta, que en el presente año (se refiere a 1878) las atacó tres veces”.
Archivo Uvas, cultivo que quiso impulsar este alemán.Uvas, cultivo que quiso impulsar este alemán.Foto: Archivo
Tras sus pruebas con los cultivos, Bieler Haas se trasladó hacia Santo Tomé. En esa ciudad cercana a la capital provincial se dedicó al comercio, actividad con la cual prosiguió hasta 1895. Durante varios períodos fue parte de la Comisión de Fomento.
Infatigable emprendedor, en 1883 regresó a Europa y luego utilizó varias clases de tierras para aplicarlas en la fabricación de objetos caseros como cacerolas y fuentes. Al parecer, y a pesar de los buenos resultados obtenidos, no le fue posible plantear un establecimiento de ese rubro por falta de capital. También creyó encontrar en el tronco del ombú una materia prima para la fabricación de cartón, pero los ensayos le dieron un resultado contrario. Este colono inquieto y progresista, falleció en Santo Tomé el 27 de mayo de 1908.