Miércoles 16.12.2020
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Luigi Amadeo Giuseppe Maria Ferdinando Francesco di Savoia-Aosta (en el siglo XIX los nombres en la nobleza solían tener estas características) es más conocido como Luis Amadeo de Saboya y por su título de duque de los Abruzzos. Además de príncipe fue una especie de Marco Polo o James Cook del siglo XIX: un viajero incansable que recorrió diversos puntos del planeta para desarrollar actividades como explorador, geógrafo y hasta alpinista.
Este singular personaje tenía apenas 23 años cuando, a mediados de 1896, llegó hasta la provincia de Santa Fe y particularmente a la Colonia San Carlos. Al parecer, el duque estaba interesado por comprobar cuál había sido el destino de esa gran masa de europeos que, al promediar el siglo XIX, habían sido también una suerte de aventureros al establecerse en las tierras vírgenes del interior argentino para convertirlas en colonias agrícolas. Luis Amadeo arribó a San Carlos el 22 de julio de 1896 y según consta en las crónicas históricas “fue un día de fiesta y de entusiasmo para la colectividad italiana”.
El duque de los Abruzzos venía de la ciudad de Santa Fe y tenía previsto quedarse por unas horas en San Carlos, para luego continuar su periplo hacia Esperanza. Llegó a las 10 de la mañana y fue recibido en la estación por un público numeroso. Estaba Félix Francia, agente consular de Italia en San Carlos, referentes de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, de la Sociedad Italiana de San Agustín y de la Escuela Italiana “Silvio Pellico”, unos 400 alumnos de otras instituciones educativas y mucha gente del pueblo y de toda la zona, atraídos por la llegada del noble. Incluso algunos textos señalan que había “más de 40 volantas repletas de gente y varios jinetes”.
GentilezaAunque cumplió con todos los protocolos correspondientes para alguien de su alcurnia (recibió obsequios de las instituciones, un ramo de flores de un grupo de damas, visitó una escuela y realizó una recorrida en volanta) Luis Amadeo llevaba la curiosidad en la sangre. De modo que rápidamente manifestó su deseo de salir a recorrer algunas chacras de sus connacionales. Sus anfitriones lo llevaron entonces, según consta en el segundo tomo de la “Historia de San Carlos” hasta “más allá del puente del arroyo ‘La Salada’, para que pudiera apreciar en su estado primitivo esas regiones”.
Acto seguido, el príncipe mostró súbito interés por conocer también la casa de algún colono suizo, otra de las colectividades que forjaron la colonia. Para complacerlo, los integrantes del comité de bienvenida decidieron llevarlo a la que había sido de Godofredo Sigel, que entonces habitaba la señora María K. de Schaub. La misma estaba situada en la jurisdicción de San Carlos Sud. Allí, el duque entró de sorpresa. Es que, según consta en los relatos de la época, deseaba recoger una impresión real de la vida diaria de los colonos sin dar lugar a preparativos especiales. “Quedó gratamente impresionado por la visita y elogió mucho a los colonos”, señala Juan Jorge Gschwind. Tras su rápida gira participó de un banquete en el Hotel Peretti con más 80 invitados y siguió su itinerario.
GentilezaLuis Amadeo era hijo de Amadeo I, rey de España y de María Victoria, princesa del Pozo de la Cisterna. Había nacido en Madrid en 1873, pocos días antes de la abdicación de su padre. Su título ducal fue tomado de la región italiana de Abruzzo. Desde joven mostró predisposición por los viajes: con 15 años participó en un crucero alrededor del mundo. También fue un renombrado alpinista. Un año después de su paso por San Carlos, participó de la primera ascensión del monte San Elías, en América del Norte, que determinó el origen geológico y la altitud de la montaña. En 1899, organizó una expedición al Polo Norte.
A principios del siglo XX dirigió una expedición a las montañas Rwenzori, en Uganda. Durante la guerra italo-turca participó en la campaña de Tripolitania con el grado de contraalmirante de la Marina Real Italiana. En la Primera Guerra Mundial estuvo un tiempo a cargo de las fuerzas navales italianas. Sus últimos años los dedicó a la exploración y colonización de Somalía, donde organizó una gran explotación agrícola en el curso inferior del río Uebe.