Jueves 25.4.2019
/Última actualización 11:09
Hernán Alvarez
Un barco enorme que lleva libros, miles y miles. Tripulado por personas de todo el mundo que transportan publicaciones y comparten un espacio a pesar de las diferencias culturales. Ese vehículo recorre el mundo sin parar. Y estará en la estación La Fluvial en Rosario a partir del 31 de mayo. Es la embarcación Logos Hope (algo así como “la esperanza del conocimiento”). A partir del 1° de junio estará disponible para ser visitado por el público que se quiera acercar a la costa céntrica de esta ciudad.
GBA (Gute Bücher für Alle, buenos libros para todos en alemán) Ships es la propietaria de este barco que surca los mares desde 2009. Es el cuarto de una zaga que comenzó en 1970 con el primer buque llamados Logos. Logos Hope ya recorrió más de 155 puertos de todo el mundo. Más de 7.000.000 de personas subieron a recorrer las salas repletas de publicaciones.
El costo para visitar la embarcación será de $ 50 para los adultos. Menores de 12 años y mayores de 65 no deberán pagar para ingresar. Desde el 1° de junio hasta el 23 de junio estará abierta para ser visitada de martes a sábado de 10 a 21 y los domingos de 14 a 21.
La gente que viaja con el barco es un total de 400 personas, todos voluntarios, de 60 nacionalidades diferentes. Los trabajadores ad honorem viajan uno o dos años con la embarcación. “En promedio, unas 5.000 personas por día visitan el barco”, comenta la norirlandesa Stephanie Jemphrey, voluntaria encargada de las relaciones públicas, a El Litoral.
Jemphrey es una de las tres personas que componen el grupo de avanzada (junto al alemán Ruven Klunk y la jamaiquina Nikolae Beckford) que llegó a la Cuna de la Bandera en marzo para preparar el arribo del Logos Hope. Recorrer la embarcación toma alrededor de una hora, pero no hay límite para bajarse del barco. “Alguna gente lo disfruta y se pasa tres horas. Hablan con otra gente, leen libros y toman un café”, afirma Steph.
Al menos el 60% de los obras que viajan en el Logos Hope son en español. “Tratamos de tener la mayor cantidad de libros posible en el idioma local”, dice Jemphrey. El total de publicaciones es sorprendente. Se estima que hay entre 800.000 y 1.000.000 de libros en la biblioteca flotante. Están a la venta a precios accesibles. “Tratamos de que estén lo más barato posible porque los conseguimos de diferentes proveedores, pero ellos conocen nuestro propósito. No tenemos fines de lucro. Todo lo que vendemos lo hacemos lo más bajo que se pueda”, asegura Stephanie. Como la embarcación viaja por diferentes países, usan una tabla con un valor único para cada ejemplar que tiene su conversión a cada moneda de cada país.
El barco recibe dinero a través de tres vertientes: la venta de libros en los puertos en los que para, las donaciones y el aporte de los voluntarios que pagan para trabajar en la organización. Con esas tres fuentes de ingreso el Logos Hope puede desplazarse por los mares.
“Creo que Rosario está listo (para el arribo del barco). La Fluvial es un lugar perfecto por su cercanía con el Monumento a la Bandera. Creo que va a ser una buena experiencia para la gente. Otros puertos son buenos, pero son más industriales, entonces no es tan agradable”, opina Jemphrey.
“Todo el mundo es bienvenido. No importa la edad, de dónde son, nada. El barco está abierto para todos. Esperemos que el público lo disfrute. Nuestro propósito es compartir conocimiento. Compartimos conocimiento a través de nuestros libros. Compartimos ayuda a través del trabajo práctico con diferentes comunidades”, agrega la norirlandesa.
Rumbo a Brasil y al Caribe
Logos Hope arribará a Rosario desde Montevideo. Desde nuestra provincia, el barco seguirá viaje a la ciudad de Buenos Aires, luego a Mar del Plata, para seguir hacia Santos, el puerto del Estado de San Pablo. La ruta continuará rumbo a otros tres puntos en Brasil y luego al Caribe para parar en países como Jamaica y Bahamas.
El barco de GBA Ships comenzó su viaje en 2009 y sigue andando. “Se queda en un puerto por alrededor de un mes, a veces más, dos meses, pero nunca para. Hasta que el barco no sea lo suficientemente fuerte para navegar va a seguir andando”, comenta Jemphrey.