Viernes 22.5.2020
/Última actualización 15:01
Se llama Martín Managó y es oriundo de la localidad de Elortondo, en el departamento General López. Es un referente a nivel nacional e internacional en kinesiología. Se formó académicamente en Rosario y es fuente de consulta permanente para la fabricación de respiradores artificiales ante el avance del coronavirus.
Los profesionales en este campo de la salud tomaron transcendencia durante la pandemia. ¿Por qué? Porque la kinesiología respiratoria resulta una especialidad clave en la atención de pacientes infectados por COVID-19, tanto en la sala de cuidados básicos e intermedios, así como también, en las unidades críticas. Y Managó es uno de los especialistas en esta materia.
Es cierto que fueron más visualizados a partir de la explosión del coronavirus. Pero desde mucho tiempo antes, están trabajando en la ventilación mecánica y son tenidos en cuenta por empresas o particulares vinculados a la fabricación de estos artefactos.
En ese proceso, asesoró a la Universidad Nacional de Rosario con la creación de un respirador de bajo costo productivo. El detalle, es que su precio ronda los US$ 4 mil a diferencia de los US$ 22 mil o US$ 60 mil de un equipo de primera línea.
Empezar por un lado, llegar a otro
Managó, entró primero al mundo del profesorado en Educación Física y luego se sumergió en lo académico con la idea de dedicarse a la kinesiología en el ámbito deportivo. En 3º año de la carrera, le dieron la oportunidad de ir a trabajar en un consultorio en el Hospital Centenario de Rosario, para pasar posteriormente al servicio de Fisiatría y Kinesiología del mismo nosocomio.
En 4º y 5º año, una profesora de la facultad le mostró el trabajo en una unidad de terapia intensiva. Ahí se puede decir que empezó todo: “Nada de masajes y cosas a las que nos asocia la gente. Nos encargamos de la rehabilitación funcional respiratoria de pacientes y de la movilidad cuando se encuentran en estado crítico, de una manera progresiva y del manejo del ventilador, un suplemento del aparato respiratorio. Por ejemplo, cuando una persona tiene graves politraumatismos o cirugías muy complejas, donde la funcionalidad del aparato respiratorio no es la conservada, ahí estamos. Nos enfocamos en darle funcionalidad”, detalló.
Debe mencionarse que en la circunscripción de Santa Fe, hay 74 kinesiólogos especializados en el trabajo respiratorio. De ese total, el 95% tiene un curso de posgrado o capacitación hecha. Por lo cual para ponerse a disposición del sistema sanitario ante el avance del coronavirus, debieron actualizarse a la nueva patología.
“No arrancamos de cero, sino que ya veníamos con conocimientos que tuvieron que adaptarse al COVID-19. Nos reorganizamos. Particularmente, trabajo para tres sanatorios privados y uno de esos lugares quedó liberado de consultas por posibles casos de coronavirus”, agregó.
Todo el recorrido, la formación y la preparación, lo llevaron a conectarse con el campo de la docencia. De hecho, es algo que ya viene de familia por su madre: “Lo llevo en la sangre. La educación es el presente, pero también el futuro”, remarcó.
Para él, hay algo en el mundo que está cambiando más allá de la pandemia y asegura que lo único que va a quedar es la formación que tengan las personas. “Los empleados pueden cambiar, también la tecnología. Pero lo único que va a hacer que una persona sea valorada o no, es su formación, tanto para lo especifico como para la toma de decisiones. No actuar por impulso o costumbres, sino por un pensamiento crítico”, valoró.
Y destacó: “Eso lo trato de transmitir en cada clase o curso. Aprendí de un colega que el conocimiento se comparte, siempre. El que no lo hace es un mediocre. La vara está cada vez más alta. Lo que están detrás de uno tienen que ser mejores. De ahí las ganas de la docencia”.
Cuidarse de la pandemia, pero descuidar la salud
Uno de los datos llamativos que surgió de la charla con Managó, es que junto a los profesionales con los que trabaja, vienen detectando cada vez más pacientes que van a consulta con cuadros de infartos ya evolucionados. Es decir que por el miedo al COVID- 19, las personas demoran en visitar al médico. “Esto es muy peligroso. Antes por cualquier dolor de pecho, la gente iba a atenderse. Ahora ya no”, contó.
Desde ya que esto no es algo que se suceda solamente en Rosario, sino que se viene hablando a nivel mundial. Los cardiólogos, por ejemplo, aseguran que el tratamiento del infarto agudo de miocardio descendió de forma significativa, coincidiendo con el estado de alarma por la pandemia de coronavirus.
Se desconoce la razón exacta de esta disminución, pero afirman que muchas personas con síntomas de infarto o angina de pecho hayan dejado de acudir a los servicios sanitarios o lo hacen con mucho retraso por el miedo a infectarse por COVID-19. Las consecuencias pueden ser muy graves.
Managó es licenciado en Kinesiología y Fisiatría; especialista en Kinefisiatría Respiratoria Critica y Terapia Intensiva. Además, es doctor en Ciencias Biomédicas.
Actualmente es jefe del servicio de Kinesiología del Grupo Oroño y del Sanatorio Parque, donde aporta a la formación y coordinación de los profesionales en su campo; co-director para Argentina del Consejo Latinoamericano para la Certificación Profesional en Terapia Respiratoria (CLCPTR); director en el país de la Sociedad Latinoamericana de Cuidados Respiratorios (SOLACUR).
Asimismo, es vice presidente de la Sociedad Latinoamericana de Cuidados Respiratorios (SOLACUR); y director de la carrera de Especialización en kinesiología Cardiorrespiratoria en la Universidad del Gran Rosario.