Juan Carlos Scalzo | [email protected]
El intendente sunchalense, Gonzalo Toselli, deja en claro que la propuesta no se plantea “como oposición a la producción tradicional sino para ir incorporando, poco a poco, técnicas que nos permitan pensar en un desarrollo sostenible”. Simultáneamente, apuestan a “generar oportunidades de trabajo porque sabemos que hay una demanda creciente de alimentos saludables y confiables”.
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A punto de cumplir su primer año de vida, la Escuela Municipal de Agroecología (EMA) de Sunchales, la primera en la provincia y segunda en el país, marcha a paso firme y despierta un creciente interés en los vecinos y productores de la ciudad, de localidades aledañas y ha trascendido mucho más allá, llegando a contar con asistentes de la ciudad de puntos distantes de la bota santafesina.
Hasta el momento se llevan dictados 11 cursos prácticos formativos basados en la producción de alimentos en este modelo alternativo; y a los que ya concurrieron 350 personas. El último fue brindado el pasado sábado 27 de agosto, en la ciudad de Esperanza.
Los contenidos apuntan a diversas propuestas educativas, en base a una concepción de educación no formal, con el objetivo de compartir herramientas y prácticas que permitan fortalecer procesos tendientes a desarrollar formas de producción sostenible de alimentos.
Gonzalo Toselli dialogó con El Litoral y de entrada dejó en claro que “esto no es en contra de nada ni de nadie sino que es una propuesta que se puede integrar a lo tradicional también. No queremos plantear esto como oposición a la producción tradicional sino a ir, poco a poco, incorporando técnicas más sustentables. Tan es así que desde el día que hicimos el lanzamientos tuvimos el acompañamiento de la Sociedad Rural, institución con la que tenemos buena sintonía
Actualmente Sunchales cuenta con la ordenanza municipal 2405/14, que define un área restringida para la aplicación de agroquímicos de 200 metros; un área protegida de 300 metros desde el área restringida, en la que sólo podrán aplicarse productos banda verde y aquellos catalogados como orgánicos; y un área controlada de 2500 metros en dónde solo podrán realizarse aplicaciones terrestres.
“En esa misma norma se creó una comisión de seguimiento, en las que están representadas entidades ambientalistas, de productores agropecuarios que funciona muy bien. Nos reunimos periódicamente y es un buen ejemplo”.
En ese contexto recordó que “en su momento, se generaron discusiones y opiniones encontradas, pero hace ya casi ocho años que tenemos superado este debate, seguimos dialogando sobre el tema, pero no hay ninguna intención de modificar nada de estos límites. Lo que tratamos de hacer es acercar alternativas a los productores que están afectados por la normativa”.
Después el mandatario se metió de lleno a contar sobre la EMA marcando su entusiasmo y expectativas al señalar: “arrancamos con este proyecto en setiembre del año pasado con el objetivo de recuperar saberes en oficios que se fueron perdiendo por distintas circunstancias, pero también porque está muy vinculado a nuestro plan de acción por el cambio climático y a la Ordenanza que rige para la aplicación de agroquímicos. En este contexto vimos una gran oportunidad para la agroecología, que es un nuevo paradigma para el desarrollo sostenible, con el uso de nuevas tecnologías e innovaciones, con la ide de proteger los recursos naturales, pero también para poder acceder a alimentos saludables e, insisto, con la intención de generar oportunidades productivas porque sabemos que hay una demanda creciente de alimentos saludables, confiables y creemos que a través de estas jornadas de capacitación no formal estamos acercando herramientas, que son aprovechadas por algunos productores”.
Enseguida contó que hasta el momento, se avanzó “en temas como verduras y hortalizas, aromáticas, nutrición del suelo, rotación de cultivos, frutales, floricultura, producción de huevos, de gallinas, nutrición de la microbiótica y un módulo que se llamó la farmacia en la huerta, y distinta temáticas que fuimos abordando, pero sabemos que hay muchas más por delante”.
“La EMA tiene tres patas. Una es la de estos cursos, mientras trabajamos en la consolidación de un parque huerta porque la Escuela funciona en un predio rural que pertenece a la Municipalidad, que tiene una rica historia porque es ahí donde se creó la primera cooperativa de Sunchales y la región en 1929. Es un predio de 3,5 hectáreas, y ahí, como la clases son teórico-práctica empezamos a cultivar y cosechar y queremos consolidarlo como un parque huerta, como un lugar de prueba de lo que vamos aprendiendo. La pata restante tiene que ver con consolidar una zona periurbana, que pueda producir alimentos saludables confiables y que signifique una oportunidad laboral para productores y todo lo que sabemos genera la producción agropecuaria en general.
La articulación con otras entidades es clave para los contenidos y el titular del Ejecutivo sunchalense contó que están vinculados “con el INTA, con la Universidad Nacional del Litoral, con la Sociedad Rural de Sunchales, Enredadera, que es una ONG de Esperanza, La Verdecita de Santa Fe, y otras más porque uno de los ejes de la Escuela es que aprendamos junto a otros”.
Finalmente, Toselli reveló que la EMA “es una acción importante para pensar en un desarrollo sostenible. Desde la escuela pretendemos no solo formar a muchas personas sino impulsar un cambio cultural que nos permita proyectar hacia un futuro posible porque, sin caer en una exageración, si se continúa en esta tendencia en el mundo, con el cambio climático y todo lo demás no sé si vamos a poder proyectar la vida muchos años para adelante. Entonces nosotros tenemos esta humilde, modesta, pero ambiciosa pretensión, junto a otros, por supuesto, de impulsar un cambio cultural que nos permita pensar en un desarrollo sostenible que garantice un futuro”.