Juan Manuel Peratitis | region@ellitoral.com
Comenzó una de las estaciones más fuertes dentro de la producción frutihortícola. En Coronda unas 300 hectáreas se están cubriendo de rojo mientras los mercados comienzan a pedir a gritos la primicia corondina. La frutilla más famosa del país ya está en marcha, para deleite de miles de paladares marcada por la difícil economía que nos envuelve.
Juan Manuel Peratitis | region@ellitoral.com
El escritor, periodista y guionista de muchas Fiestas Nacionales, Eduardo Alfonso Acosta, lo denominó con gran tino como “Nuestro Rubí Vegetal”. Por el color rojo, por su belleza a la vista, porque se nos hace agua la boca al verlo –por distintos motivos, claro está-, por su brillo, por su valor desde diferentes puntos de vista…
El fruto por excelencia de Coronda, certificado por declaratoria Nro. 152 de 1958, como Capital Nacional, por el entonces Presidente Dr. Arturo Frondizi es… la frutilla.
En 2021 se cumplieron las 100 cosechas. En este 2022 se recuerdan 100 años de aquel primer momento que primero los Lafuente y luego los García García no imaginaron que implicaría cuatro y cinco generaciones de corondinos agachados en los surcos, atentos en los galpones y felices de brindar tanta dulzura a los miles de compradores que a sabiendas de que es “frutilla de Coronda” saben que tienen un manjar de postre a disposición.
Pero… ¿Cómo comenzó el año frutillero? Empezó bien. Con entre 8 a 10 hectáreas más de superficie plantada, llegando casi a las 300 hectáreas en total, con un clima que se ha portado bien hasta aquí y con algunas dificultades como todos los años debe haber para que los quinteros no sientan que les falta algo, ironía aparte.
Mariana Solís, de la quinta Juampy Hnos. contó que “se plantó en tiempo y forma, los plantines llegaron a Coronda en buenas condiciones, tenemos un porcentaje de variedades de cada vivero” aunque una de las que más ha llamado la atención por sus grados brix –mayor dulzor- es la “Rábida” que incluso iguala y supera a la tan utilizada variedad “San Andreas”.
Las dificultades están puestas en la coyuntura nacional: crisis del gasoil, problemas con los fletes, dolarización de la economía. “Una caja de frutillas de dos kilos a Buenos Aires cuesta 120 pesos por caja, a Mar del Plata 180, a Rosario 100, es el primer gran gasto que tenemos” aunque por ahora en soledad, porque el momento de mayor aprovechamiento para vender con precios ventajosos es la Primicia, como se llama a la primera frutilla que nace en el país, y encima en Coronda. “Por ahora es el primero en salir en esta época con fruta, nos favorece, estamos con los precios del año pasado pero nos favorece de todos modos: a 1200 pesos la caja de 2 kilos, 600 pesos el kilogramo, un poco menos que cuando salió la primera de prueba a fines de mayo y principio de junio” agregó Solís.
José Monti, esposo de Mariana, socios en el amor y en el campo, mencionaba también que “hay que tener en cuenta los insumos para fertilización, curación, nylon, macro, riego, todo está a precio dólar, porque arrancamos con una cotización en enero y ahora estamos muy arriba” y aclaró “vendemos en pesos y pagamos en dólares”.
El principal competidor de Coronda es Tucumán, que en estos momentos sufren problemas con los envíos de fruta por la distancia a los mercados más importantes pero si exportan como generalmente lo hacen, liberarán el mercado interno permitiendo el crecimiento de otras plazas como Coronda –junto con Desvío Arijón y Arocena como núcleo-, Mar del Plata y la zona de la costa de Santa Fe por ejemplo.
Así entonces, en el medio del surco, mientras prueba una frutilla y no puede creer su sabor, en el medio de un suspiro la productora cuenta que “el clima viene siendo totalmente favorable, hubo buen frío, la planta lo necesita. Con sol, maduración, buen rinde, buen acceso a agua de río para riego, agua de napa también” pero la clave del mejor rendimiento para este año, según Monti será que “mientras más kilos podamos sacar, en la cantidad estará el volumen de la ganancia a la espera también de que en noviembre en adelante la industria ponga precios razonables para la venta”.
No se trata sólo de saber por costumbre que las frutillas son un postre rico, sino que consumirlas es altamente positivo para el organismo.
Fíjese si no: según estudios de la UNL y otros análisis hechos por Ingenieros Agrónomos, por la Licenciada en Nutrición Romina Krauss y el INTA mismo por ejemplo hay que comer frutillas porque es hidratante del organismo y las células por tener un 90% de agua; contiene mucha fibra que favorece el tránsito intestinal, la reducción de colesterol y el control de la glucemia; tiene vitamina C que ayuda al sistema inmunológico y permite absorber el hierro de otros alimentos; contiene vitamina A favorable para la pies, con antioxidantes y antocianinas –a él se debe el color rojo-, preventivo del cáncer; regenera el colágeno.
Como si fuera poco, los polifenoles –sustancias químicas naturales- previenen enfermedades cardiovasculares, tiene alto contenido de potasio, bajo sodio, es diurético natural y previene la hipertensión; posee ácido fólico para las embarazadas es ideal y contiene pocas calorías debido a que aportan una pequeña cantidad de hidratos de carbono, lo cual es ideal para quienes desean cuidar el peso.
A pesar de todo el sacrificio que implica, el amor por lo que las personas hacen suele superar todas las barreras y obstáculos. Le pasó a José Monti que tuvo graves problemas de salud pero el campo, entre otras cosas, lo hizo revivir y hoy está al frente de uno de los más de 100 emprendimientos que existen en Coronda, Arocena y Desvío Arijón y que tienen a la frutilla como sustento de centenares de personas.
Recordemos que en noviembre habrá dos fiestas. Entre el 4 y el 6 se concretará la 63ª Fiesta Nacional de la Frutilla en Coronda mientras que entre el 25 y el 27 será el tiempo de la 4ª Fiesta Provincial del Frutillero en la vecina Desvío Arijón.
“Frutilla la de tu boca, roja, deliciosa, que provoca, que todo el pueblo te cante, con ilusión por delante, porque en una fiesta suena una zamba y en mi Coronda se canta” suena la música de Destino San Javier mientras Mariana, José, Norma, Miguel, Julio, Mario, María, Daniel y tantos más le rezan plegarias al clima y a los surcos, en un rito frutillero que ya se repitió con amor, esperanza y pertenencia nada más y nada menos que cien veces.