Palacio Estrugamou, un vínculo directo entre Lanata y Venado Tuerto
El lujoso edificio que mandó a construir el cofundador de la "Esmeralda del Sur" hace 100 años en Retiro, vuelve a estar en boca de todos desde el fallecimiento del periodista Jorge Lanata, quien residió y trabajó allí en los últimos tiempos.
Palacio Estrugamou, la aristocrática residencia de Lanata en los últimos años.
En sus últimos años, el periodista Jorge Lanata, fallecido este lunes 30 de enero a los 64 años de edad, residió en el lujoso Palacio Estrugamou, en Juncal 783, más precisamente en la intersección de Juncal y Esmeralda en el codo de la calle Arroyo, uno de los más recoletos de la Ciudad de Buenos Aires.
Y tras la noticia, tan triste como previsible, dado el deterioro de su salud, decenas de medios y cientos de comunicadores hicieron referencia, en paralelo a la personalidad y la trayectoria de Lanata, a las características de ese emblemático edificio porteño que, de hecho, también había sido su espacio de trabajo, sobre todo desde la pandemia, en intervenciones televisivas, programas radiales y columnas para diarios, hasta las reiteradas internaciones que derivaron en su deceso.
Y en ese coqueto departamento de Retiro en el que vivía el genial periodista marplatense se destacaban aún más una imponente biblioteca y decenas de valiosas obras de arte.
Jorge Lanata en el Palacio Estrugamou, rodeado de sus obras de arte más significativas.
Por supuesto, para los santafesinos del sur-sur, es insoslayable relacionar el Palacio Estrugamou -donde vivió algunos años Carlos Gardel- con el cofundador de Venado Tuerto en 1884, don Alejandro Estrugamou, un terrateniente de ascendencia vasco francesa que se había convertido en un estrecho colaborador del fundador Eduardo Casey.
Linaje francés
Uno de los escritores oriundos del departamento General López que investigó sobre la vida y obra del gran benefactor Alejandro Estrugamou, es Mauro Bertozzi, quien en 2022 publicó el libro “Linaje francés en la pampa”, incluyendo un segmento relativo al Palacio del que, en este fin de 2024, tanto se habla y se escribe en todos los medios argentinos.
Cuenta el autor en su obra que “Estrugamou y su amigo Eduardo Casey fueron un binomio que planificó y administró el desarrollo del Pueblo Venado Tuerto como uno de los emprendimientos de colonización post Conquista del Desierto. Alejandro, preparado e instruido en negocios rurales, se hizo cargo del proyecto Venado Tuerto desde 1883, dejando su sello aristocrático en cada rincón de esta ciudad. Al fallecer su esposa Rosa Turner Casey, se radicó en Capital Federal para la culminación de los proyectos: el Palacio Estrugamou y su casona de calle Basabilbasso, ambos de estilo francés. La decisión de involucrarse con emprendimientos edilicios privados fue una constante en él. Como buen benefactor, al igual que varios integrantes de su familia, dejó en Venado un legado educativo, como lo fueron el Colegio Rosa Turner, en honor a su esposa fallecida, y el Colegio Santa Rosa, para reivindicar el mismo espíritu educativo”.
También recuerda Bertozzi que "la construcción del Palacio Estrugamou se remonta al año 1904, para ser inaugurado en el año 1929. Es un hito arquitectónico señorial de la primera mitad del siglo XX en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Retiro. Con el número 783 de la calle Juncal, se levanta en la intersección de las calles Juncal y Esmeralda, en el llamado codo aristocrático de la calle Arroyo".
Joya arquitectónica
“Fue encargado por Alejandro Fernando Estrugamou, en consonancia con tantas otras obras tan preciadas como ésta. Este palacio fue utilizado para alquileres a los caballeros de la época, dejando plasmado en toda su arquitectura el arte francés. Diseñado por los arquitectos Eduardo Sauze, argentino, y August Huguier, proveniente de Francia, es en estilo ecléctico influenciado por el barroco francés y la arquitectura del Segundo Imperio”, describe. Y agrega: “Consta de cuatro edificios alrededor de un patio, donde se halla una copia de bronce de una escultura de Victoria de Samotracia, que representa la Diosa de la Victoria. Los materiales y elementos de construcción fueron importados de Francia y los pisos de roble de Eslovenia. Los portones y sus amplios corredores simulan las entradas de carruajes de los palacios franceses. Portones de hierro forjado, pilastras de capitel, techos con mansardas de pizarra”, enumera.
Calle interior usada para el tránsito de los carruajes, en el corazón del mítico Palacio Estrugamou.
"El boite á rideaux era un clásico en palacios y residencias francesas que enmarcaba y destacaba aberturas, con ventanas curvas de vitraux. Picaportes y herrajes de bronce también importados de Francia. Muchos departamentos tenían su propio hogar con chimenea a leña. El techo del edificio tenía mansardas colocadas sobre el tejado para iluminar y ventilar el desván”, relata con lujo de detalles.
”El edificio de ocho plantas con mansarda de pizarra negra en estilo academicista francés, se inauguró en 1929. Y el jardín del frente fue donado por Estrugamou para permitir el ensanche de la calle Juncal, poco antes de su fallecimiento, el 24 de octubre de 1937", subraya.
En sus ocho plantas, cada nivel del Palacio Estrugamou incluye cuatro departamentos de aproximadamente 400 metros cuadrados. Las unidades cuentan con sala, comedor, living, cinco dormitorios principales, tres adicionales para el personal, vestíbulos privados con arañas francesas y acceso mediante ascensores principales y de servicio.
También refiere Mauro Bertozzi la semblanza del especialista Carlos Giménez, en Arqui.com, donde señala que “esta idea de construir un edificio de gran tamaño para renta y utilizar una imagen de unidad edilicia cercana a la de grandes residencias beaux arts de esa época, convierte al Palacio Estrugamou en un ejemplo de una arquitectura considerada como una de las mayores influencias francesas en las construcciones históricas de Buenos Aires”.
Sólo para exclusivos
Según revistas especializadas, las oportunidades de adquirir una propiedad en el Palacio Estrugamou son limitadas, ya que los dueños valoran tanto el aspecto sentimental como la exclusividad del edificio, lo que eleva los precios de publicación. Mientras que el metro cuadrado en el barrio de Retiro ronda los 2.600 dólares en unidades usadas, en este palacio puede alcanzar más de 4 mil dólares por metro cuadrado.
Aunque algunas unidades fueron recicladas, otras se ofrecieron en estado original con precios que excedieron el millón de dólares.
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