Las lluvias llegaron tarde para el trigo, pero abren una esperanza para el maíz y la soja
Los registros de los últimos días rompieron un largo proceso sin precipitaciones en la región. Los analistas avizoran que la seca habría llegado a su fin. Sin embargo, los cultivos en el departamento San Martín ya tienen un daño irreparable. Ahora, las expectativas empiezan a focalizarse en siembras de cercanía.
Las lluvias llegaron tarde para el trigo, pero abren una esperanza para el maíz y la soja
A inicios de este 2023 las expectativas estaban puestas en la presencia de un año Niño con lluvias que, a partir de junio, iban a romper el maleficio de tres temporadas consecutivas se una sequía extrema. Pero los tiempos se fueron dilatando e, incluso, es necesario recurrir al archivo para dar cuenta de un septiembre tan seco como el último. “Estas precipitaciones son el punto de largada para las siembras de los cultivos que estaban demorados, como el caso del maíz. Hay mucha superficie que no se implantó por falta de humedad en el suelo. También vienen bien para recargar el perfil para la soja. Sin embargo, llegan tarde para los trigos que están muy mal. Las plantas que se ven en los campos son muy chicas y con pocas espigas por metro cuadrado”, le dijo a este medio Gustavo Almada, jefe de la Extensión Rural INTA Carlos Pellegrini.
Nuevamente las lluvias dejaron registros dispares en el departamento San Martín. Esta vez la ecuación cambió. Cuando habitualmente es el sur del distrito quien recibe mayor cantidad de milimetraje, en los últimos días fue el sector norte el que se benefició. Fueron entre 50 y 60 los milímetros registrados contra 20-30 en el otro de los extremos. A pesar de eso, el alivio fue total y de toda una región.
A pesar del deseo que finalmente se hizo realidad, las precipitaciones llegaron tarde para los campos trigueros. Y sobretodo para aquellas hectáreas ubicadas al norte del departamento, las más castigadas por la sequía. “En ese punto los cultivos están muy mal. Están llenando granos, con pocas espigas por metro cuadrado, son plantas chicas y con poca superficie de hojas”, explicó Almada.
La situación se traslada a los rindes futuros. Los promedios en campañas medianamente buenas alcanzan alrededor de los 35 quintales del trigo. Sin embargo, en estas zonas afectadas se estima que llegarán, con suerte, a los 15. “Es preocupante porque casi que fracasó en la campaña. Se vienen sumando pálidas desde hace algunos años”, se lamentó el ingeniero agrónomo.
Una esperanza para el maíz
Las lluvias últimas empiezan a esperanzar a los productores que siguen atentamente los pronósticos para poner en marcha el operativo maíz. Para aquellos establecimientos ganaderos, tambos, o sistemas de invernada de feedlots, puede ser punto de largada para un cultivo que se destinará a silaje.
Pero aquellos que tienen la intención de hacer granos deberán tener en cuenta que ingresar con las máquinas a los campos en estos momentos, coloca la fecha de floración en medio de enero. “Generalmente es un mes donde suele faltar agua en esta región. Tenemos un pronóstico de Niño, con lo cual están marcando los centros climatológicos que en noviembre, diciembre y enero, las lluvias van a ser superiores a lo normal. No deja de ser un pronóstico”, indicaron desde el INTA.
La ilusión de la soja
Con mayor tiempo de análisis y previsión de lo que puede suceder con los pronósticos, la soja empieza a encender la atención e ilusión del agro. Las precipitaciones finalmente llegaron, dejaron en el departamento San Martín buenos registros y para la semana próxima las probabilidades de lluvias se renuevan, un vaticinio de lo que puede ser finalmente el final definitivo de la seca. “El agua que tuvimos vino bien para recargar el perfil para lo que va a ser la soja, una siembra que comienza a partir de fines de octubre”, deslizó Almada.
La lechería también celebra
El sector lechero es otro de los que celebra la llegada de las precipitaciones últimas. Es que los tambos de la región se encuentran en una “situación muy complicada”. Los costos de alimentación para el ganado se incrementaron fuertemente por falta de pasturas producto de la sequía. “Estábamos observando que las alfalfas se encontraban produciendo muy por debajo de lo que es un volumen habitual de forraje esperable para esta época de primavera. Los silos de maíz estaban ya prácticamente terminándose porque eran reservas del año pasado”, aseguró el jefe de la Extención Rural del INTA.
Así, y con los registros últimos de precipitaciones, se prevé que las pasturas mejoren su producción y la alimentación deje de depender exclusivamente de forrajes conservados.
Las lluvias, en falta con el campo
Para tomar dimensión de la falta de lluvias en el centro oeste santafesino es necesario recurrir a las estadísticas de los últimos años para comprender el panorama ante el cual se ha parado el agro frente a la sequía. Si se toma el calendario agrícola – de junio a junio – en las últimas cuatro campañas – entre 2019 y 2023 – el déficit de lluvia existente es de 850 milímetros, lo que equivale a un año de precipitaciones. El dato más reciente en el tiempo es el de septiembre, un mes donde el promedio histórico se ubica en los 43 milímetros y sólo se registraron 5.