La Masacre de San Antonio, más cerca de la verdad histórica
En 1887, el Ejército Argentino fusiló a una veintena de indígenas. Sus restos fueron inhumados en una fosa común desenterrada en base al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense. Paralelamente, avanza la causa radicada por los descendientes de las víctimas en la Justicia Federal.
Antropólogos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) lograron identificar el sitio donde se supone que fueron inhumados los restos de las víctimas de la denominada Masacre de San Antonio de Obligado, ocurrida en marzo de 1887 en ese punto del extremo norte provincial.
Los científicos del internacionalmente reconocido EAAF venían realizando excavaciones en la zona llamada Cruz Alta de SAO, el pueblo ubicado a escasos kilómetros al sur de Las Toscas, por requerimiento de la Fiscalía Federal de Reconquista, que investiga lo sucedido en un juicio por la verdad histórica sobre el que se considera delito de lesa humanidad cometido por las fuerzas militares nacionales.
El 27 de septiembre pasado, en ese punto geográfico, desenterraron un cráneo y huesos humanos que se presume pertenecen a uno de los 16 indígenas ultimados por un pelotón de fusilamiento militar. Se trata del primer hallazgo de una fosa común en el país, vinculada con una matanza indígena perpetrada por el Estado Argentino, que acerca a esa tragedia de los pueblos originarios a su verdad histórica.
Ante el reciente acontecimiento que echa luz sobre lo ocurrido hace casi un siglo y medio, Norte24 entrevistó a Luciano Sánchez, licenciado en Historia y autor junto a la abogada Cintia Chávez y a Francisco Mora y Fernando Miguel Pepe del libro "Masacre indígena San Antonio de Obligado 1887. Juicio por la verdad histórica", que rememora y documenta los hechos que terminaron con la vida de 14 hombres, una mujer y un niño pertenecientes a las comunidades qom y moqoit.
- ¿Cómo comenzó esto de hurgar en la historia de la Masacre?
La Masacre de San Antonio de Obligado es un tema que no se conocía. En la localidad de San Antonio está la Cruz Alta, que es el lugar donde se cree que está la fosa común donde fueron enterrados. Y yo tomo contacto con el tema por medio de una pintura, que es la pintura de Orlando Binaghi, del año 1962, que retrata el momento de la Masacre, donde está la fosa. Y ahí, bueno, me empiezo a preguntar sobre qué había pasado ahí, qué había detrás de esta imagen.
Una monografía de Francisco Geymonat, un investigador de Las Toscas, del año '68 documentó la masacre, y luego fui a ver las actas de defunción de la reducción que están en Las Toscas.
Acá es importante señalar la participación del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), del Colectivo Guías, a cargo de Fernando Pepe, que llegó a Las Toscas, se enteró del tema y empezó a impulsar la causa. Luego, las tres comunidades originarias de Las Toscas y San Antonio de Obligado presentaron esa denuncia al fiscal federal Roberto Salum, con el asesoramiento de la abogada Cintia Chávez, en 2019.
Participación del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
- Específicamente, ¿en qué consistió la labor investigativa?
Bueno, después hubo un parate por la pandemia, y de alguna manera se retomó del año pasado con paso firme, donde se hizo el 22 de noviembre una presentación oficial a las comunidades, con una charla, una conferencia, donde todos los que integramos el equipo de investigación de la causa los impusimos los avances en materia de investigación. Y para señalar, lo más importante, es el trabajo que se hizo en el archivo del Convento de San Lorenzo, que ahí están la mayor parte de los archivos sobre la reducción. Se hizo un análisis de más de 1.500 documentos, esos ya están presentados con un informe en la Fiscalía. Y este año, en marzo, se hizo en la Cruz Alta una conmemoración de la masacre.
- ¿Ahí fue que dieron comienzo las excavaciones?
- Si, ahí comenzaron las excavaciones con el Equipo Argentino de Antropología Forense que está a cargo de Juan Nóbile, que es el antropólogo que lleva adelante las excavaciones. Esos fueron los primeros trabajos.
Y la semana pasada, el Equipo de Antropología hizo un trabajo más a fondo y halló los restos óseos de un individuo, se ven las imágenes de su cráneo y parte del cuerpo de algunos esqueletos. Y bueno, eso claramente revolucionó la causa en sí, el hecho histórico, porque si bien era un sitio que estaba marcado como lugar de la fosa, fue para nosotros inclusive una sorpresa al dar rápidamente estos restos.
- ¿De qué manera se avanza después de ese descubrimiento trascendental?
En principio no se puede afirmar que sea la fosa, porque lógicamente hay que seguir excavando para ver qué tan esfuerzos los cuerpos. Todavía faltan los últimos estudios y confirmar bien la información, pero en principio es un hallazgo más que alentador para la causa y para el hecho en sí. También he de señalar que se hizo una publicación que se estuvo presentando en Buenos Aires, en la Biblioteca Nacional. Presentamos un pequeño libro sobre el estado actual de la masacre que recogió la conferencia que hice el año pasado, el 21 de julio del año pasado, y cuya impresión la financió AMSAFE.
Ahora, el sitio está resguardado por la policía local y ahora se espera un último recurso básicamente para hacer una excavación más profunda y más fina. Posiblemente sea en el mes de noviembre, pero eso todo va a depender de los recursos.
Ilustración del episodio.
- ¿Por qué se produjo la Masacre?
Bueno, la reducción se funda en 1884 en el marco del contexto del avance del Estado sobre el territorio de los pueblos originarios por iniciativa del coronel Manuel Obligado, que tenía el fin de reducir a los indígenas que iban siendo capturados en campañas militares con la clara intención de la conversión hacia el catolicismo, hacia la cultura occidental como se conoce. Pero, además, bueno, parte de los indígenas trabajaban en la actividad azucarera de Tacuarendí, y buena parte también integraba las milicias indígenas de diferentes sectores. En ese sector puntual de la milicia hay también mucha documentación sobre el abuso que ejercían los superiores o sobre los indígenas, ahí el jefe militar era el sargento mayor Marcos Piedra, que los abusaba con castigos. Pero un punto realmente detonante fue el pedido de una niña indígena, una chinita. Durante mucho tiempo se hablaba de que un visitante ilustre había pedido a esta niña indígena. A través de mi investigación debido a los telegramas descubrí que este personaje ilustre era en realidad Rudecindo Roca, que en ese momento era gobernador de Misiones. Estamos hablando de un hermano de Julio Argentino Roca, que había participado en la Campaña del Desierto en el sur, y que además tenía un ingenio azucarero y que reclutaba indígenas para trabajar allí.
- ¿Eso disparó la rebelión?
El pedido de esta niña indígena generó la rebelión, digamos, la reacción de un sector de los indígenas que estaban alistados en el Ejército, que dieron muerte al sargento mayor Marcos Piedra, y desde ahí, bueno, se activa la reacción represora por parte del Ejército con persecuciones y represiones. En ese marco en que se da la captura de indígenas que no habían tomado parte de la rebelión, que fueron conducidos a este lugar y fusilados por parte del Ejército. Además, también tenemos el registro del acta de defunción de cuatro muertos más en diferentes días, de dos inclusive deja aclarado que eran cuerpos que se habían encontrado abandonados en el monte e incinerados.
Oscar Talero, dirigente Qom; Juan Nóvile (EAAF); Cintia Chávez, abogada de las comunidades; Luciano Sánchez, historiador; y Francisco Mora, antropólogo.
Objetivo
El historiador Luciano Sánchez, dijo que además de la verdad histórica, el objetivo de las comunidades y también suyo es que" la Masacre sea incluida en los contenidos escolares es uno de los objetivos que personalmente tuve desde el comienzo. Hay avances importantes, por ejemplo, en esta gestión, la gobernación creó la Dirección de Educación Institucional Bilingüe, que la preside Alejandra Cian, en la cual yo también trabajo, que viene haciendo un trabajo con las escuelas, hizo una reimpresión en mi revista Añamenbuy, y este año se incluyó en el calendario el 11 de marzo la matanza de San Antonio de Obligado para que se trabajen las escuelas. Son pequeños avances importantes, ahora, como parte de este trabajo, sería incorporar efectivamente en la currícula este tema como parte de nuestra historia como provincia".
Contada al revés
"Es histórico porque se trata del hallazgo de la primera fosa común de una masacre indígena llevada a cabo del Estado argentino", dijo a Télam el antropólogo Fernando Pepe, coordinador del Área de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas y Protección de Sitios Sagrados del INAI, miembro fundador del Colectivo Guíasque estuvo presente en el descubrimiento realizado en la localidad santafesina de San Antonio de Obligado.
Cintia Chávez, la abogada que representa a las comunidades qom y mocoit descendientes de los indígenas fusilados en 1887, explicó que el hallazgo tuvo "una carga emotiva muy fuerte" ya que previo a los inicios de esa jornada de excavaciones se realizó una ceremonia para solicitar permiso "a nuestros ancestros que yacen en ese territorio" y bendecir la tarea de los investigadores, de la que participaron autoridades estatales, indígenas y el obispo José Ángel Macín. "Las comunidades están muy contentas por ser liberadas, finalmente, de las acusaciones de esa historia contada al revés que los señalaba como culpables", afirmó.
"Pero, además, la primera palada para encontrar los restos la realizó (el cacique) Ariel Chará de la comunidad Qompi, que después nos contó la enorme emoción que le causó el haber encontrado a sus abuelos", dijo.
Represión y muerte
La relación entró definitivamente en crisis durante el verano de 1887 cuando el Ejército nacional raptó una niña indígena para cumplir un pedido del gobernador del Territorio Nacional de Misiones y hermano del presidente Julio Argentino Roca, Rudecindo, que había solicitado le envíen "una chinita" para servidumbre.
La indignación derivó en la sublevación de una parte de los reducidos, quienes asesinaron a Piedra y a otro soldado antes de abandonar la misión para internarse en el monte.
En respuesta, el Ejército reprimió con dureza fusilando a 16 indígenas que no habían participado de la revuelta y permanecían en San Antonio. Durante los siguientes diez días continuaron los asesinatos en un número indeterminado.
Sin embargo, la historia oficial diría luego que los indígenas fueron fusilados en represalia por haberle dado muerte al sacerdote Ermete Constanzi, quien en realidad murió diez años después de la masacre, asesinado por un sicario a sueldo de los terratenientes a quienes molestaba su permanente reclamo en favor de los indígenas.
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