Ignacio Pellizzón
Amor, salud mental, viajar, crecimiento económico, seguridad y progreso profesional son algunas de las motivaciones que llevaron a que armen las valijas y decidan irse a vivir al extranjero. Aunque hace unos seis meses que residen en España, cuestionan y reflexionan sobre la vida en nuestro país.
Ignacio Pellizzón
Yésica González (43), Juliana García (34) y Juan José Roeschlin (40 años) son médicos rosarinos que migraron a España hace menos de seis meses. Después de trabajar incansablemente durante la pandemia, tomaron la compleja decisión de irse de la Argentina. Cada uno, con sus razones, contó a Mirador Provincial cómo fue que llegaron a tomar la decisión y lo que los impulsó definitivamente a comprar el pasaje y viajar, por tiempo indefinido.
Desde que se conoció la noticia de que la Universidad Nacional de Rosario suscribió un convenio con la Comuna de Mussomeli, Italia, con el objetivo de convocar a profesionales de la salud egresados de la UNR interesados en trabajar en ese país europeo, el tema se instaló en las charlas entre médicas y médicos de la ciudad.
No fue solamente el hecho de vivir la experiencia de viajar lo que generó una discusión obligada entre los profesionales, sino todos los beneficios que ofrece el convenio: sueldos que inician en 6.000 euros (con horas extras, premios y pagos por especialidad), gestión para homologar sus títulos, ingreso al país con un permiso de residencia por contrato laboral, docente exclusivo para enseñar “italiano”, entre otras ventajas.
Tanto Yésica como Juliana y Juan José optaron por irse por sus propios medios, antes del convenio. Amor, salud mental, viajes, vaivenes económicos y progreso profesional, fueron sus principales motores para armar las valijas y migrar. Sin embargo, no escatimaron palabras para criticar la forma en que se trabaja en la salud pública en la ciudad.
Testimonios
Yésica es médica, especialista en medicina deportiva y conmociones cerebrales dentro del deporte. Desde hace cinco meses vive en Mataró (España). “En este tiempo ya me alquilé un departamento para mi frente al mar, tengo un autito, trabajo poco y hago un montón de actividades”.
Juliana es médica, especialista en pediatría. Hace seis meses que reside en Orio, un pueblo ubicado en la costa norte de España, en País Vasco. “Todavía no estoy trabajando como médica porque entregué mi título y la documentación para homologar en diciembre y es un trámite que demora en resolverse dos años aproximadamente”. “Creo que afuera los médicos son más reconocidos y valorados, pero no me parece que la profesión sea la única motivación para migrar”.
Juan José es médico, especialista en pediatría. Nacido en la localidad de Avellaneda (Santa Fe). Residió en Rosario desde el 2000 hasta su migración a España en septiembre del 2021. Actualmente vive en una ciudad de 40 mil habitantes, que pertenece a la provincia de Barcelona y que se llama Villafranca del Panadés. “Acá con mi sueldo se puede vivir bien, ahorrar y viajar”. “Con mi pareja, que es enfermero y está a la espera de los papeles, ya pudimos alquilar nuestro departamento”. “Además de las peripecias de la Salud Pública de Rosario, siempre quise vivir la experiencia”.
Una dura decisión
Detrás de cada decisión, hay una persona influenciada por una multiplicidad de factores. Pese a que muchas motivaciones coincidan entre sí, cada médico y médica que conversó con este medio reflexionó sobre sus razones personales para irse del país.
-Yésica. “Yo ahora estoy trabajando como médica de guardia en Clínica de Adicciones. Vine pensando trabajar de lo que sea. De hecho, escapándole un poco a la profesión, pero se abrieron puertas y me di cuenta que el esfuerzo realizado para tener esta herramienta no había sido tan en vano”.
“En mi caso viajé con la expectativa de encontrar tranquilidad en todo sentido. El detonante fue primero el hostigamiento profesional por reclamar herramientas de trabajo. Y, el principal, referido a lo mismo, darme cuenta que todo lo q pudiera aportar por el bien social no tenía lugar a nivel de decisiones políticas”.
“Claro que volveré a visitar a toda mi gente y mi país. Tenemos una riqueza humana y natural inigualable. Es una lástima que dejemos que la clase política nos robe en la cara desde hace un montón de años, que nos usen para su beneficio personal”.
-Juliana. “En mi caso las expectativas son parte del motivo de mi decisión de migrar a España. Siempre tuve interés por viajar y conocer en general lo qué hay más allá de nuestro país y nuestras costumbres”.
“La decisión de migrar la fui demorando principalmente, porque desde lo profesional tuve la posibilidad de ir cumpliendo mis objetivos a lo largo de los años; en principio recibirme de médica, luego finalizar la especialidad de pediatría, tomar el cargo de jefa de residentes y, finalmente, trabajar en el hospital de niños Víctor J. Vilela como médica pediatra reemplazante de guardia de emergencias y de internación durante tres años y medios”.
“La decisión finalmente la tomé porque mi pareja hace tiempo vive en Europa y, en plan de acercarnos y empezar a construir un futuro juntos en un mismo lugar, terminé de convencerme de viajar. Me vine en busca de una nueva experiencia, de conocer otra realidad, otra cultura, otra forma y otro ritmo de vida. Me vine feliz de lo que había logrado hasta el momento en Rosario habiendo cumplido un ciclo, aunque pensando que ya no había motivación para seguir permaneciendo en mi lugar de trabajo, el cual tuve la suerte de elegir, pero no pude pertenecer de manera formal”.
“La verdad es que no sé si volvería a Rosario, tampoco me lo plantee cuando decidí viajar. Pero siempre se puede volver, a cualquier punto de Argentina. Por lo pronto, estoy acá y me queda bastante camino por recorrer. De lo que sí estoy segura, es que no me parece que la profesión sea la única motivación para migrar. Sí, creo, que es una herramienta muy importante y no hay que quedarse con las ganas de conocer o probar otras realidades otras formas de vida y de trabajo”.
-Juan José. “La idea de migrar a España me quedó grabada desde el año 2011 cuando estuve en Barcelona en una rotación especial (parte de la formación de la residencia de pediatría que realizaba en Rosario en hospital Víctor J. Vilela). La realicé en el hospital San Juan de Dios y la idea de viajar quedó más firme. Aún no conocía todas las lamentables peripecias de la red de Salud Pública de Rosario, ni sabía que podía suceder y si se podía hacer realidad. Sin pensar en lo económico ni en el porqué, solo enfocado en la experiencia y la posibilidad de atravesarla y enriquecerme en lo personal y en lo laboral”.
“Me demoré diez años en viajar porque no tenía la ciudadanía, que finalmente me llegó. Al estar aquí me di cuenta que hay mucho trabajo para médicos, más aún para pediatras. Al tener 40 años, la decisión me costó un poco más porque no es fácil renunciar a una estabilidad laboral que había logrado conseguir y era como ´volver a empezar´. Pero mi deseo y el de mi pareja fue más fuerte, sobre todo para seguir formándonos”.
“Tuve la suerte de que me llegara una oferta laboral en España en un Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) y fue lo que terminó de decidirme. En Rosario estaba trabajando en el hospital Víctor J. Vilela con un cargo en la guardia externa, también trabajaba en el privado en el Sanatorio de la Mujer y también en un centro de Atención Primaria en Pérez”.
“Con tres trabajos, poco a poco, me fui empobreciendo porque cada vez me alcanzaba menos. No podía ni pensar en adquirir una vivienda, irme de vacaciones adonde quisiera se volvió casi imposible e, inclusive, con tanto trabajo y guardias fines de semana ya no tenía tiempo ni dinero para realizar distintos cursos ni estudiar. Solo pensaba en volver a casa y aflojar el estrés, era muy doloroso”.
Cuestionamientos a la salud pública
-Yésica. “La salud allá es utilizada y mercantilizada. Se encuentra bastante lejos de ser un derecho universal de calidad. Nos enseñan a competir en lugar de trabajar en equipo. Los médicos afuera son económicamente mucho más valorados por el sistema y por la gente también. Me refiero a que son menos agresivos, aunque la desacreditación de nuestros conocimientos es general y, creo, que todos nos hemos replanteado en algún momento nuestra elección”.
“Afuera se vive mejor, se trabaja menos horas, tenés más herramientas, te agreden menos y, actualmente, en Argentina, quemarte las pestañas y la cabeza estudiando no vale la pena porque cualquiera sin ningún conocimiento ocupa un cargo otorgado. Además, la sociedad le paga fortuna al menos apto para el puesto y éste se da el tupé de dar órdenes sin sentido. Muchas veces, allá se trabaja bajo amenazas, poniendo en riesgo no solo tu integridad física, sino la del mismo paciente y la de toda la sociedad para la cual se trabaja”.
-Juliana. “No hace falta migrar ni alejarse para conocer las falencias del sistema salud. Creo que todos los que a diario formamos parte las conocemos bien. El sistema público es bastante injusto, duro y abusivo con los médicos y todos los profesionales de la salud en general”.
“La mayoría de los médicos tienen dos o más trabajos. En el sistema público la falta de cargos concursados, la falta de personal, la tercerización, las malas condiciones de trabajo. Mientras que, en el sistema privado, las condiciones son puestas por algunos grandes grupos empresarios de la salud que no tienen como prioridad las necesidades y la valoración de los médicos”.
“Creo que afuera de la Argentina los médicos son más reconocidos y valorados. Desde la remuneración hasta en el cumplimiento de las mínimas condiciones laborales”.
-Juan José. “Es un sistema en el que hay cero incentivo a seguir formándose. Mis últimos tres años de guardia en Rosario fueron terribles. Cada vez faltan más médicos. Nosotros éramos cinco por guardia -en el Vilela que es referente para niños en toda la zona sur- y si faltaba uno, no se reemplazaba; si faltaban dos, lo mismo y así, con una demanda estresante”.
“En las guardias siempre faltaban médicos con un altísimo nivel de consultas. No había apoyo. A esto hay que sumarle maltrato laboral. Por ejemplo, se le ofrecen reemplazos a los médicos en contraprestación, cuando antes había recibo de sueldo, con un pago menor al privado (se abona el doble una guardia). El profesional que trabaja en lo público tiene un interés particular por ese ámbito, pero lo económico te derrumba”.
“En mi caso, que fui residente del Vilela y que uno lo siente como la casa, porque se formó allí, se va alejando con este menosprecio. Muchos residentes de salud pública se terminan yendo de los hospitales por estos motivos”.
“Por eso, acá, la diferencia es abismal. Yo trabajo media jornada en lo público de lunes a viernes, sin guardias los fines de semana, tengo consultorio en un privado dos veces por semana y tengo tiempo y dinero para seguir estudiando, haciendo cursos de formación y para poder viajar. Además de pagar el alquiler y mantener a mi pareja, hasta que le lleguen los papeles para poder trabajar”.