Domingo 18.9.2022
/Última actualización 13:45
“Hay que dar, pero dar hasta que duela”. Si se revisa el siglo XX, la figura de la Madre Teresa de Calcuta es casi tan icónica como la de la recientemente fallecida Isabel II, aunque por motivos muy diferentes. Nacida en Albania en 1910 y convertida en monja en 1928, llegó a Calcuta para enseñar en una escuela y, conmovida por las condiciones de vida de muchos de sus habitantes, consagró su vida a tender una mano a los desvalidos. Como si fuera una especie de eco femenino del propio Jesucristo, se dedicó especialmente a ayudar a los leprosos, que eran millones en India. Estableció la orden de las Misioneras de la Caridad y su labor caritativa se extendió, al modo de un camino de hormiga, por el mundo.
En 1979, la Madre Teresa obtuvo el premio Nobel de la Paz y realizó su primer viaje a la Argentina, país al que volvió en 1982, a raíz de una invitación de Meny Bergel, científico que llevaba más de medio siglo de lucha contra la lepra. En esa oportunidad, la religiosa estuvo en territorio santafesino: tras una fugaz escala en el aeropuerto de Sauce Viejo, se trasladó hasta la ciudad de Rafaela. Allí participó de la ceremonia inaugural de la gran misión de esa ciudad, que tuvo lugar en la plaza 25 de Mayo frente a la Catedral San Rafael. Jorge Casaretto, que a principios de los ‘80 ocupaba el cargo de obispo de la diócesis rafaelina, tuvo a su cargo la misa.
Se cumplen 40 años de la visita de la religiosa a la provincia santafesina“Demos gracias por habernos reunido para honrar a la madre de Jesús, nuestra madre. Pidámosle que nos de su corazón tan hermoso, tan puro, tan inmaculado. Su corazón tan lleno de amor y de humildad, que seamos capaces de amar a Jesús como ella lo amó y servirlo en la dolorosa persona del pobre”. expresó la Madre Teresa, entre otros conceptos. El mismo día en que estuvo en Rafaela, Teresa visitó Frontera, en el límite con Córdoba donde habilitó una casa de su congregación y pasó por el Hogar Don Orione de San Francisco.
Además de Rafaela y Sauce Viejo, estuvo en Frontera.Un paso fugaz
Antes de irse hacia el oeste provincial, la Madre Teresa de Calcuta arribó al aeropuerto de Sauce Viejo a bordo del avión presidencial T-01. Allí fue recibida recibida por el ministro de Gobierno, Fernando López Sauqué.
Los seguidores se agolparon para saludar a la Madre Teresa.En su breve estancia en la terminal aeroportuaria, la religiosa mantuvo un breve intercambio con la prensa, del que dio cuenta El Litoral en su portada de aquella tarde. Cuando le preguntaron sobre las diferencias que percibía en el país en relación a su anterior visita, ocurrida en 1979, sólo respondió: “Que ahora tenemos dos casas en Argentina”, que “hay mucho por hacer aquí” y que “todo lo que el mundo necesita es amor”.
En la tapa de El Litoral de aquellos días. El paso de la madre Teresa de Calcuta nos dejó la sensación de un diálogo truncado. Pero también la emoción de palpar cómo su sola presencia transmite sencillez y amor. Para los chicos que recibieron su beso, para quienes estrecharon su mano tal vez eso sea más importante que su palabra”, expresó el cronista del diario.
El vespertino siguió los pasos de la honorable visitante. Corazón abierto
Tal vez por haberlo entregado siempre en forma desinteresada, el corazón de Teresa de Calcuta se volvió débil con el paso de los años. Se detuvo definitivamente el 5 septiembre de 1997. Su funeral duró 5 horas, fue transmitido por televisión a todo el mundo y congregó a casi un millón de personas. “Si no puedes alimentar a un centenar de personas, alimenta a una sola”, afirmó alguna vez. Su mensaje permanece vigente.