Dentro del panorama de las plantas frigoríficas, se puede incorporar otro aspecto: la contracción del consumo per cápita de carne vacuna. En 2010, fue de 14,0 % anual, ubicándose a un nivel de 58,8 kilogramos/habitante/año, luego de haber promediado los 68,4 kilogramos/año en los dos ejercicios anteriores. Tal fue el impacto de la escasez de carne vacuna que en 2010 se registró el menor consumo por habitante de carne vacuna desde 2002 (57,8 kg/año), cuando la crisis doméstica hizo caer abruptamente el poder de compra de los argentinos y, en consecuencia, la capacidad de consumir esta fuente de proteínas.