Por Patricio Dobal
Lograron fondeo provincial para escalar un proceso que emplea larvas de mosca para convertir bagazo cervecero en proteína de insecto.
Por Patricio Dobal
El conocimiento no tiene límites a la hora de generar estrategias que permitan reutilizar desechos, y el anhelo de Juan Ubieta es el de lograr que en cada cervecería puedan montar unidades modulares capaces de procesar el bagazo, un elemento de descarte en la producción de la bebida.
Ubieta es el CEO de Mosquita Feed, una novel empresa que acaba de estrenar instalaciones propias y que además recibió financiamiento estratégico de la provincia para escalar procesos.
La compañía no solo convierte residuo que no tiene valor comercial en un producto de alto impacto para nutrición animal, sino que también es importante cómo encaran ese proceso: alimentan larvas de mosca soldado negro, un insecto del tamaño de una avispa que procesan luego para hacer harina y aceite.
Las larvas de la Hermetia illucens, mejor conocida como mosca soldado negro, ha ganado gran popularidad en todo el mundo, ya que su biomasa puede ser empleada en la alimentación de animales agrícolas como cerdos, gallinas y peces.
“Lo que hacemos básicamente es criar las moscas, ponen huevos, se crean las larvas y son ellas las que se alimentan de manera muy eficiente del bagazo cervecero, y transforman así el desecho en proteínas de alto valor. Llegando a determinado punto, las larvas pasan al área de procesamiento donde se obtienen los tres productos finales”, repasó Ubieta.
El equipo integra el portfolio de empresas de Xerendip, una red que conecta científicos con emprendedores de negocios con el objetivo de crear empresas estables de base tecnológica. “Si bien la proteína de las moscas soldado negro se emplean mucho en Estados Unidos y Europa, no existe antecedente sobre mecanismos como el nuestro que empleen los residuos de la industria cervecera, ahí somos disruptivos”, indicó el desarrollador.
La start-up acaba de cortar cintas de instalaciones propias que tienen en la zona oeste de Rosario y ahí es donde ahora van muchas de las inversiones. En el marco de la estrategia de saltar del laboratorio a la planta industrial les confirmaron $ 6 millones del programa Emprende EBT que entrega la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación (Asactei) y que se suma a los fondos propios que están empleando para terminar la sede que montaron en Circunvalación y Presidente Perón, sobre un lote de media hectárea donde tienen 300 m2 cubiertos. El plan es profundizar el automatizado de los procesos, tanto industriales como biológicos, “ya que estamos trabajando con inteligencia artificial”.
EQUIPO
Ubieta tiene 24 años y es egresado de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad Austral. El equipo está integrado en total por ocho profesionales. En el área científica del proyecto está Andrés Sciara, decano de la Facultad de Ciencias Bioquímicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La inversión global, incluyendo el aporte del estado santafesino, suma unos $ 12 millones.
OBJETIVO
El plan de la startup es, por un lado, comercializar la harina y el aceite de insectos, además de otro subproducto que puede ser empleado para la producción de biogas o para fertilizante. “Más allá de los productos derivados del procesamiento de las larvas, buscamos también que las propias cervecerías puedan contar con una planta modular provista por nosotros para aprovechar el bagazo en la misma fábrica donde hoy hacen la bebida. Esa es nuestra aspiración”, puntualizó Ubieta.