Por Gustavo Capeletti
Vecinos de Avellaneda se concentraron frente a la sede central. Hubo encendidos discursos en favor de la firma y en contra del gobierno nacional. Visita del designado subinterventor Luciano Zarich.
Por Gustavo Capeletti
Cientos de personas de a pie y otros tantos en autos se manifestaron en defensa de la empresa Vicentín con un abrazo simbólico realizado en el frente de la casa central del grupo. Desde antes de las 18 de una tarde gris en el norte comenzó la concentración de vecinos, productores, directivos, accionistas, funcionarios locales con una consigna de cabecera: “Defendamos lo nuestro”.
Con lágrimas en los ojos muchos de ellos, con banderines con la leyenda “no la expropiación de Vicentín” y con bocinazos que en forma ininterrumpida dieron cuenta del malestar y contundente rechazo a la decisión del gobierno nacional de intervenir y expropiar la empresa insignia del norte.
El intendente local, Dionisio Scarpin, dijo sin medias tintas que “lo que están haciendo es robar una empresa”, y pidió “estar unidos en este momento y convencer a nuestro gobernador Omar Perotti que nos ayude como intermediario entre la empresa y el Presidente de la Nación”. El mandatario cuestionó el “histórico abandono al que el Estado nacional sometió al norte”. Sobre eso, ejemplificó que “hace 107 años que se inauguró el ferrocarril que llegaba al puerto y hace más de 30 años que el Estado ha decidido abandonarlo; hace 60 años que se inauguró el asfalto de la Ruta 11 y ahora el Estado ni siquiera puede mantenerlo. Esa es la verdadera historia de nuestras comunidades, de esfuerzo y sacrificio que han permitido el bienestar de toda una región”.
“Nosotros no somos lo que somos por casualidad sino porque hay gente que apuesta a nuestra región, como Vicentín que ha decidido quedarse acá, apostar por nosotros, trabajar con toda una comunidad. Esas son nuestras empresas privadas, la que dan vida a nuestra ciudad, a nuestra región. Scarpin sostuvo que “no podemos permitir que esta empresa se expropie, que roben 90 años de historia, de sacrificio, de humildad. La historia de Vicentín es la historia de la Argentina próspera, del desarrollo, de una empresa familiar que se ha construido en el interior profundo de nuestro país”.
Por su parte, el senador Orfilio Marcón, indicó que “esto es algo que nunca hubiéramos imaginado, que desde otro nivel del Estado intenten apropiarse de una de las principales empresas de la República Argentina que nació en esta ciudad. Hay que respetar la constitucionalidad, la república, la justicia”. Finalizadas las alocuciones, la caravana de vehículos se dirigió hacia el centro de Reconquista para manifestarse también en esta ciudad, en este caso frente al hotel en el que se aloja el subinterventor Zarich, fuertemente custodiado por las fuerzas de seguridad. Para graficar la movilización, vale decir que mientras los primeros autos arribaban al casco histórico, otros aún no lograban salir del epicentro en Avellaneda.
Tensión
Vecinos de la ciudad de Avellaneda dieron rienda suelta a la bronca contenida desde la tarde del lunes, cuando se anunció la intervención y estatización de la empresa Vicentín SAIC, que tuvo como destinatarios a funcionarios nacionales. En el mediodía del martes, en medio de un fuerte operativo de seguridad desplegado por agentes de la Policía Federal y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, representantes del gobierno nacional acompañados por abogados aterrizaron primeramente en Reconquista.
En esta ciudad, se reunieron con el juez civil Fabián Lorenzini, que entiende en la causa del concurso preventivo de Vicentin, y luego mantuvieron un encuentro con autoridades municipales locales que hicieron hincapié en la preservación de las fuentes laborales. El motivo: notificar formalmente la intervención del Grupo Vicentín dispuesta ayer mediante un DNU por el presidente Alberto Fernández.
El hermetismo fue el factor predominante en la actividad desplegada por los funcionarios encabezados por Luciano Zarich, funcionario del Ministerio de Economía y designado subinterventor, que omitieron hacer declaraciones públicas con la promesa de brindar una conferencia de prensa en horas de la tarde.
Lo que no esperaban, evidenciado esto por sus caras de asombro y desazón al no poder ingresar a la sede central de la empresa en Avellaneda, es que espontáneamente la gente del lugar los increpara con duros insultos: “Ustedes lo que tienen que hacer es poner el lomo y no robar esta empresa”, “son unos delincuentes”, “están robando parte de una historia, de sacrificio y esfuerzo”, profirieron los vecinos al son de bocinazos que inundaron el centro de la ciudad donde nació la firma hace 91 años.
De ahí en más, sin haber podido ingresar al edificio del grupo (y tras tomarse una selfie grupal en la vereda que generó el repudio de los empleados de la aceitera) la comitiva nacional recorrió el Complejo Avellaneda, la planta local del grupo, siempre en el marco de un halo de misterio que puso interpuso distancia con los medios presentes.
En realidad, desde hora temprana corrió con fuerza el rumor de la llegada al norte del interventor Martín Delgado y del ministro Kulfas, y hasta media mañana se mantuvo esa especie como cierta, pero luego se desvaneció con la llegada de segundas líneas del poder central.
“Incertidumbre”
El camino elegido nos llena de incertidumbre y preocupación. Nos hemos enterado de la decisión por los medios y estamos realizando las consultas necesarias para entender las características y la profundidad de las medidas anunciadas", sostuvo la compañía en un comunicado difundido ayer, luego del anuncio presidencial.
El Directorio reivindicó la “legitimidad de proteger los derechos de una empresa argentina y de sus accionistas, de origen familiar y del interior del país, que se encuentra ajustada al marco legal vigente, dentro de un concurso preventivo de acreedores y que ha manifestado reiteradamente la voluntad de honrar los compromisos asumidos”.
Sostuvo que "desde diciembre de 2019 el Directorio de Vicentín viene explorando distintas alternativas para refinanciar su deuda y recobrar el nivel de operación que supo tener en el pasado, que de ninguna manera se remonta a los últimos 4 años, sino que puede medirse en décadas de esfuerzo e inversión”.