Ignacio Pellizzón | region@ellitoral.com
Ignacio Pellizzón | region@ellitoral.com
Uno de los negocios que más creció en Rosario, sobre todo en las últimas semanas, sin hacer mucho ruido es el de las guarderías caninas. Tienen tanta demanda que prácticamente no hay disponibilidad para dejar las mascotas. Con precios variables, esta opción es una tendencia creciente en la ciudad para quienes se toman vacaciones.
Si algo generó la pandemia del coronavirus, es la necesidad de salir de casa. Más aún durante las vacaciones de verano, en la que hay un record de turistas tanto en la costa, como en el sur y el norte del país. Ante el furor de las reuniones sociales y los viajes, muchas personas que tienen mascotas encontraron en las guarderías caninas una solución para poder dejar al cuidado sus mascotas sin tener que preocuparse.
Pero, además, hay que tener en cuenta que hay una ordenanza municipal (Ordenanza Nº 9535/2016), que “prohíbe dejar al animal solo en la vivienda o lugares en los cuales se aloje durante lapsos que pongan en peligro su vida y bienestar”.
Si bien no se trata de un nicho de negocio novedoso, sí es uno de los que más viene creciendo en el último tiempo. Desde que avanzó fuertemente el plan de vacunación contra el Covid y las restricciones se flexibilizaron, la sociedad reactivó sus encuentros sociales, las “escapadas” y las vacaciones prolongadas. Esto disparó la demanda de mascotas en las guarderías.
Es que no todos pueden y quieren salir de viaje con sus fieles compañeros como son los animales. Por eso, los dueños de los albergues entienden lo que sus clientes desean y tienen un abanico de propuestas para complacerlos: desde una cámara que los filma y les saca fotos para mostrar día a día cómo se encuentran hasta un baño con corte incluido. Hay para todos los gustos y bolsillos.
Aunque guarderías hay en casi todos los barrios de Rosario, hay zonas como barrio Martin, Pichincha, Centro, Echesortu y Arroyito que tienen más ofertas que el resto. Con precios que oscilan desde los 700 pesos por noche hasta los más de 1.500 por día, las opciones logran ajustarse acorde a los presupuestos.
Una de las casas consultadas por El Litoral tiene un costo por día de 1.500 pesos. Ofrece una ducha incluida para la mascota, según el tamaño. El negocio familiar consta de cuatro domicilios en los que se albergan hasta tres perros por casa y no se mezclan machos con hembras.
Al igual que el resto de las propuestas, entre las condiciones sine qua non que indican para aceptarlos, se destacan: contar con la vacuna antirrábica o carnet de vacunación, pipeta o pastilla para pulgas con una semana de anticipación, llevar el alimento justo para los días de estadía, juguetes, mantas o accesorios de uso diario de la mascota, tarjeta del seguro –en caso de que tenga-, teléfonos de familiares ante emergencias, entre otras.
En algunos casos, según el tiempo de estadía de la mascota, varía el costo. Por ejemplo, otra de las guarderías consultadas por este medio en el barrio de Pichincha informó que el precio por un solo día es de $ 1.900, dos o más días $ 1.700 por jornada, siete o más días $ 1.500 y 25 o más días $ 1.300.
A su vez, hay promociones si se trata de perros “hermanos” o de varias mascotas del mismo titular. Los descuentos rondan entre un 10% y 5%, dependiendo de cada espacio. Sin embargo, la mayoría no ofrece factura y se paga por anticipado en efectivo o por transferencia bancaria.
Sin disponibilidad en enero, durante febrero la mayoría de las casas ya tienen más del 90% de ocupación, con lo que todos los consultados coinciden en que es necesario prever con anticipación los días necesarios para albergar las mascotas, porque “hay una demanda tremenda”, indicaron.
Estas ofertas son informales y se multiplican por redes sociales. Muchos son emprendimientos familiares que encontraron en este nicho una opción de negocio que les es redituable y con perspectiva de crecimiento.
Dependiendo de las posibilidades de cada guardería, algunos discriminan los perros pequeños de los medianos y grandes, “por cuestiones de convivencia”, afirmaron. Los arreglos son permeables acorde al tamaño de los animales. “Yo, en mi caso, uno chiquitito, si se queda dos semanas, no tengo problemas en bañarlo antes de que se vaya, pero uno grande no”, expresó a este medio una de las cuidadoras que tiene su negocio en barrio Martin.
El negocio tuvo su momento turbulento en los peores meses del confinamiento por la pandemia del coronavirus, dado que la mayoría estaba en sus hogares y podía cuidar de sus mascotas las 24 horas. Sin embargo, la reactivación y la flexibilización de las restricciones trajo de la mano un aumento inmediato de la demanda, llevando a posicionar a las guarderías caninas como uno de los rubros que más viene creciendo en la ciudad, sobre todo desde que comenzó el verano.