Néstor Camacho, el santafesino que superó un estado vegetativo y ahora es campeón de equitación
Tiene 35 años y hace 15 que padece un trastorno mental temporal, con lesión y disfunción cerebral. Gracias a la inconmensurable ayuda de su mamá “Pety” y su instructor y acompañante terapéutico “Lucho”, a través de la equinoterapia logró salir adelante y hoy es un destacado jinete y ayuda a los más chicos.
Néstor Camacho, el santafesino que superó un estado vegetativo y ahora es campeón de equitación
La historia de Néstor Camacho, vecino de la localidad de Rufino es admirable, emocionante y merece ser contada. Esta motivadora historia fue dada a conocer por el senador Lisandro Enrico a través de sus redes sociales, cuando se acercó a la Escuela de Equinoterapia ‘A Todo Galope’, de esa ciudad del departamento General López, para visitar a quien es un ejemplo para muchos. Desde El Litoral, hablamos con los protagonistas.
Néstor Camacho tiene 35 años de edad. Desde 2007 padece un trastorno mental temporal, con lesión y disfunción cerebral, que se le presentó justo el año que perdió a su papá. Desde allí, mano a mano con su madre María Isabel López (Pety) y su instructor y acompañante terapéutico, Luciano Moreno, comenzó una recuperación que año tras año da señales de superación.
El camino fue muy difícil, pero la incansable mamá puso el corazón y el cuerpo a cada día de hospital para sacar adelante a su hijo, que estuvo en estado vegetativo sufriendo paros cardíacos. Hoy Néstor es un referente; es campeón de equitación en la región y sueña con llegar a participar de torneos internacionales. “Es todo un luchador, incansable, que al galope con su caballo le va ganando a la vida, saltando las adversidades”, publicó el senador Enrico.
Dialogando con El Litoral, Luciano Moreno (docente de primaria, técnico en equinoterapia en neurociencia con certificación internacional y acompañante terapéutico), contó sobre los comienzos y la gran evolución de Néstor Camacho, destacando a su mamá, que siempre estuvo a su lado. “Recuerdo los primeros tiempos, viéndolos llegar en una bicicleta doble donde “Pety” iba adelante y su hijo atrás. Me acuerdo de cuando llegaban y me emociona mucho por todo lo que hizo esta mujer para que su hijo esté como está hoy. Es una historia de vida y un testimonio para destacar; es muy alentador”, subrayó Moreno.
Además, explicó que “la equinoterapia no es montar un caballo y dar una vuelta, sino que es mucho más; es una terapia totalmente abierta. Siempre digo que tenemos un consultorio cuyas paredes son los árboles, el techo es el cielo y el piso es de pasto y tierra, con sus animales y todas sus cosas; es el medioambiente, y es maravilloso”.
En cuanto a los inicios de la Escuela de Equinoterapia, ‘Lucho’, como lo llaman todos, recordó: “Esto comenzó allá por el 2009, hace 13 años. Cuando recién empezamos con la institución, “Pety” y Néstor fueron unos de los primeros; ahí comenzamos este camino y este aprendizaje mutuo y con esta actividad que en nuestra zona era nueva”.
Crédito: Gentileza
Los inicios de Néstor no fueron nada sencillos. Al principio hizo una hipoterapia, “él montaba con monta gemela e iba con una persona atrás, con dos a los laterales y uno que llevaba el caballo. En su momento, nuestra meta era su equilibrio, control cefálico, coordinación, donde él pueda manejarse en el espacio y la verdad que fue increíble como, paso a paso, él se fue recuperando”, informó el instructor, añadiendo que “la mamá es una de las personas fundamentales y principales dentro de la institución; a ella le decimos ‘Pety, se necesita tal cosa’ y a los dos minutos lo tenemos”.
El tratamiento de Néstor Camacho es todo un éxito. “Con los pasos que nos fuimos proponiendo fue trabajando y evolucionando en su autonomía; la hipoterapia la fue superando y pasamos a una instancia superior que es la equitación. Ya lo empezamos a ver como algo más deportivo, donde él pueda tener la posibilidad de viajar a distintos torneos zonales, provinciales, nacionales y selectivos para varios mundiales, y así fue”, resumió Luciano Moreno.
La mamá
María Isabel López (Pety), es una incansable colaboradora de “A Todo Galope” pero, sobre todo, la fan N°1 de Néstor. Ella sabe bien la importancia de estas terapias y lo que significó para la recuperación de su hijo.
“Néstor al principio no se podía mantener arriba del caballo. Para mí es toda una historia de vida y Luciano es un profesional y una persona excepcional; ellos me dieron fuerzas para seguir en esta lucha tan grande día a día; son muchas cosas las que pasamos, hemos sufrido mucho, pero hemos salido adelante”, destacó “Pety”.
Además, subrayó que todo esto lo hace porque “le quiero dar fuerzas a todos los papás que tenemos; somos 30 familias y hay algunas que recién empiezan con chiquitos. Hay desde bebés, pasando por todas las edades. Quiero decirles que todo se puede en la vida; la equinoterapia es una solución para ellos”.
Néstor
Por supuesto, Néstor no quiso quedar afuera de la entrevista y, apuntalado por su profesor y su mamá, también dio su testimonio para El Litoral.
Una de las cosas que destacó, a su manera, son los “asaditos” que comen en el instituto y las comidas al disco que hacen una vez por mes, “no falta nunca eso”, resaltó entusiasmado.
Además, recordó que gracias a la equitación pudo viajar a San Luis; Potrero de los Funes; María Teresa; Rosario; y muchos lugares más. “Uso una camisa blanca; pantalón de montar blanco; botas de caña para el día del torneo y polainas para el testeo, casco, saco y la corbata”, informó junto con Luciano, entre carcajadas.
Pero lo de Néstor no se reduce solo a montar, sino que, dentro de la institución, cumple un rol muy importante. En los viajes, “ayudo a los más chiquitos y hacemos actividades recreativas”, asegura. También, en Rufino, ayuda a ensillar los caballos de los más chicos, pero primero se encarga de cepillarlos, “eso es fundamental”, agrega entre risas.
A la tarde, cuando todos se van, como Néstor es el primero en llegar y último en irse, se encarga de ayudar a guardar todo, desensillar, bañar los caballos y darles de comer “es un trabajito que lleva bastante tiempo. Cuando todos se van quedan poquitos, pero a mí me gusta hacerlo”, sostiene.
Crédito: Gentileza
A Todo Galope cuenta con ocho caballos, y el más viejito es Clarito que tiene alrededor de 30 años y que, según Néstor “ya le tendríamos que dar la jubilación”.
A Néstor el tema de montar a caballo le gusta de chiquito ya que lo hacía en el campo, “con mi papá”, señala orgulloso, agregando que hacía “trabajo de campo con el papá”.
“Queremos que apoyen porque esto no es un juego, es algo hermoso y para nosotros, las familias, esto es todo para nuestros hijos”, culminó ‘Pety’, contando además que en el predio cuentan con monturero, baños, cocina, heladera, y le hacían merienda para los chicos, no solo a los de equinoterapia, sino para el que se quisiera acercar.