Santiago Balague
Fue el único cronista que permaneció en las islas durante el combate y transmitía para Canal 7, aunque sólo se vio un 10 o 15 por ciento del material y se estima que se destruyeron más de 100 horas de grabación. Hoy recuerda y relata lo que fue aquella incursión en las islas y su trabajo en el campo de batalla.
Santiago Balague
El periodista Nicolás Kasanzew, quien se convirtió en la cara de Malvinas, por ser el único reportero que viajó a las islas en plena guerra, estuvo en Venado Tuerto, en el marco de la conmemoración de los 40 años de la gesta del Atlántico Sur, para brindar una charla en el salón de actos del Colegio Sagrado Corazón, donde contó las diferentes en detalle lo que vivió a partir de abril de 1982, cuando comenzó el conflicto bélico.
“Eso de que yo era la cara de la guerra me lo dijo el secretario de Cultura de Raúl Alfonsín, el escritor Carlos Gorostiza, como un insulto, sin saber que para mí era un elogio. De todos modos, para mí la cara de Malvinas eran los pilotos que diezmaron una flota, los comandos, los soldados conscriptos como Oscar Ledesma (oriundo de La Carlota, Córdoba), que abatió al jefe de paracaidistas ingleses, es decir que es un honor que me excede”, contó en diálogo con el programa A pesar de todo (LT29).
En principio, Kasanzew recordó aquel día que le propusieron ir a Malvinas, como único cronista de la guerra, para hacer trasmisiones que salían en la pantalla de Canal 7. “Un tiempo antes yo me había ido de Canal 7, por diferencias con un productor. Días antes del 2 de abril, sin sospechar nada, me llaman y me preguntan si quería volver y acepté la propuesta. El día de la invasión me llama Víctor Sueiro y me dice 'tomamos las Malvinas', sintiendo una gran alegría como la mayoría de los argentinos. Cuando llego al canal, de traje y corbata para grabar la promoción de mi regreso al noticiero, pregunté a quien habían mandado a las islas y me responden que a nadie. Ahí les dije 'mandame a mí' y comenzamos a preparar el viaje”, relató. Y añadió: “Creo que lo tenían todo calculado porque sabían que a mí me gustaba este tipo de coberturas”.
Kasanzew definió como “surrealista” la llegada a Malvinas, porque “durante toda la educación escolar se nos decía que las islas eran argentinas y que debían ser recuperadas; incluso lo primero que hacían los docentes al ingresar al salón era escribir en el pizarrón: 'Las Malvinas son argentinas'. Por eso fue una gran emoción ver la bandera argentina en Malvinas; lo mismo que la llegada de los primeros soldados que besaban el suelo, las cintas argentinas en los fusiles, muy emocionante”, recordó.
Para el periodista, “no se puede entender Malvinas si no se sabe que la guerra no la decretó Argentina, sino que la buscó y provocó Inglaterra; lo que hizo la Junta Militar fue pisar el palito de la trampa que le tendieron, creyendo que podían hacer un 'toco y me voy'”, planteó, sosteniendo que lo único que estaba planificado, el 2 de abril, era la incursión con “la condición de no lastimar a nadie, de no generar daños”.
Sin embargo, resaltó que fue la excusa perfecta que encontró el Reino Unido para mostrar su potencial bélico. “Del otro lado, había generales argentinos que no tenían la cultura, el conocimiento histórico ni la inteligencia para evitar esta trampa, de otro modo nuca hubieran tenido las agallas para declarar una guerra. Después no pudieron dar marcha atrás porque la población se lanzó a la calle a festejar la invasión o recuperación de Malvinas. A su vez, todos los políticos, incluido Raúl Alfonsín apoyaron, aunque ahora quieran instalar lo contrario. Si sacaban a las tropas de las islas, la gente los 'colgaba de la plaza'”, ironizó. Y añadió: “El apoyo civil a la guerra estuvo desde el primero al último día”.
“La idea era invadir Malvinas y luego negociar, pero la humillación que sintieron los ingleses la iban a querer lavar con sangre”, exclamó.
Según consideró Kasanzew, hay ideas que seguimos repitiendo los argentinos que fueron impuestas por la propaganda inglesa, como “que desde un principio estábamos condenados a la derrota o que mandamos chicos, esto demuestra que la guerra no terminó con el último disparo, sino que siguió la guerra cultural que consiste en imponernos a nosotros la visión inglesa, de ahí también surge que fuimos por un presidente borracho”,
“Si hoy haces una encuesta, el 90 por ciento de los excombatientes hoy te dicen que se debería volver”, disparó.
El periodista también se metió en el rol que jugaron los medios de comunicación durante la guerra, donde lo primero que se pierde es la verdad, aunque “yo puedo demostrar de que no mentí, los que más mintieron fueron los medios privados, claro ejemplo la Revista Gente con sus títulos 'Estamos ganando', 'Seguimos ganando', 'Hundimos la flota', aunque no tenían corresponsal porque yo era el único, pero les importaba vender”, manifestó.
A su vez contó que “nosotros no teníamos retorno, no sabíamos lo que se publicaba en el continente”, asegurando que “nunca tuve una bajada de línea, porque no la hubiera aceptado, aunque sí me limitaban en mis movimientos y tenía que hacer malabares para subir a un helicóptero o un jeep”.
Kasanzew también remarcó que hubo mucho material que habían enviado desde las islas que fue destruido. “Según mis compañeros de Canal 7, el 85 o 90 por ciento de mi material no sólo no fue publicado, sino que lo destruyeron. Hace un tiempo, el diario Clarín hizo una investigación y aseguró que faltan 100 horas de grabación”, exclamó.