Por Ana Inés Dobal
La especialista Maricel Noemí Torres apuesta al "deseo de que ninguna otra mujer, su niño y su familia deban soportar intervenciones innecesarias". Y plantea "el camino de repensar las distintas formas de bien nacer y por ende del buen vivir".
Por Ana Inés Dobal
Parimos, por lo general, dentro de un sistema médico dominante que poco sabe de fisiología. Si bien hoy hay una tendencia a abrir el juego, en la mayoría de los casos, en Argentina, se patologiza, interviene, estandariza y violenta un momento trascendental en la vida del humano: el parto, hecho fisiológico de la salud por naturaleza.
Para ver cuál es el panorama en Rufino y reflexionar a este respecto dialogamos con Maricel Noemí Torres, una de las promotoras del acompañamiento respetuoso en nuestra ciudad. Es obstetra desde hace 20 años, vive en Rufino y actualmente avanza en su formación en la Licenciatura en Obstetricia y Diplomatura en Salud Social y Colectiva.
"Resido en la ciudad de Rufino desde hace 10 años, la otra mitad de mi vida profesional la llevé a cabo en Rosario y en Villa Gobernador Gálvez, tanto en instituciones públicas como privadas", comparte para empezar, y suma: "Siempre hago la aclaración de que, al graduarnos, la mayoría de los profesionales de la salud adopta conductas que no siempre están relacionadas con una atención basada en la naturaleza, sino en lo médico, y por lo tanto se pone énfasis en lo patológico".
"El camino de repensar las distintas formas de bien nacer y por ende, del buen vivir, comienza en mis propias experiencias, sufriendo en más de una ocasión violencia obstétrica sobre mi propio cuerpo, suponiendo que la fuente del conocimiento la tiene el otro y no la propia piel y la de mis hijos gestados dentro de mí", reflexiona.
"El cambio de paradigma hacia un Parto Respetado comienza allí, en mi propio transitar vivido y en el deseo de que ninguna otra mujer, su niño y su familia deban soportar intervenciones innecesarias", señala la médica local compartiendo la experiencia que abrió sus ojos.
"Siempre recalco lo positivo de las intervenciones médicas en situaciones que lo requieren, como embarazos de alto riesgo obstétrico, tanto materno como fetal, pero sin la necesidad de sobre patologizar situaciones normales, como lo son los procesos fisiológicos del embarazo, parto, puerperio y lactancia", sostuvo la especialista.
En estos días celebramos la semana mundial del parto respetado, justamente por la necesidad de reflexionar acerca de las prácticas llevadas a cabo sobre los cuerpos de las gestantes y sus niños. Inclusive desde una asesoría preconcepcional consciente y completa, haciendo énfasis en que los derechos de los actores involucrados (embarazadas, bebés y familias) sean garantizados desde todos los servicios de salud, tanto públicos como privados, aun en contexto de pandemia, como ha sido en los últimos tiempos.
"Creer en el cuerpo de la mujer y en el cuerpo del niño como poseedores de un saber acerca del proceso natural, fisiológico y hormonal, que son el embarazo, parto, puerperio y lactancia. Y acompañando desde un lugar amoroso en cada control, es mi propósito diario en el ejercicio de mi profesión", reflexiona profunda Noemí, una mujer que se caracteriza por su sensibilidad y empatía a flor de piel, en un entorno en el que ese don no suele estar a la vista.
"Establecer una nueva mirada acerca del nacimiento, como un hecho natural y no médico, me ha costado muchas lágrimas, esfuerzo e inclusive la afectación de mi salud física y mental", expresa una profesional que siendo antes una persona consciente, expresa en carne propia todo lo que significa para tantas, romper algunas viejas malas costumbres.
"Pero como todo camino, el primer paso, ese paso decisivo, de alguna manera se fue llevando a cabo, aquí en la ciudad de Rufino, gracias a personas que se unieron a esta ideología de volver a las fuentes de lo natural, sin descartar, obvio, la intervención cuando sea estrictamente necesaria", agregó.
No se trata de una guerra, de lo uno o lo otro. Se trata de reconocer al parto y al nacimiento como procesos fisiológicos de la salud, y a las madres y a los recién nacidos, como sujetos de derecho que necesitan ser respetados como seres saludables, con la innata capacidad de darse paso a la vida, salvo casos particularmente complejos.
Sobre Rufino, particularmente, Maricel relata: "Dentro de ese grupo de personas se fueron sumando familias, profesionales de otras áreas y personas interesadas. Resaltando especialmente un lugar que cobijó durante mucho tiempo el sueño de una mater/paternidad consciente, de una niñez respetada, de una crianza con amor y de un círculo de contención para todos aquellos que entendíamos que la maternidad no debía ser vivida en soledad, sino acompañada y en tribu, empoderando siempre desde la información".
La referente local destaca especialmente entre sus dichos a la Asociación Civil Che Pibe, que apostó desde un principio a esta mirada, prestando sus instalaciones, su tiempo y esfuerzo a acompañar esta lucha donde se sentaron las bases de un cambio en el modelo de atención de las gestantes y sus familias. Promoviendo información fidedigna, basada en evidencia científica, según organizaciones como la OMS, OPS y distintas asociaciones científicas, pero basándonos en el saber ancestral que se lleva en los genes mamíferos de nuestra raza humana.
Volver al origen, respetar y hacer valer derechos, acompañar desde la espera, el respeto y el amor, intervenir en casos necesarios, dar información fidedigna y sostener a la niñez desde el útero, es la lucha que comenzó, permanece y cala hondo para quedarse. "Parece que avanzamos poco, pero avanzamos paso a paso, haciendo camino al andar", sostuvo Maricel.
Por la posibilidad de bajar los porcentajes de cesáreas preestablecidas, la salud que llega a través de una parturienta, y no el riesgo, la ley que habilite en nuestro país la presencia de casas de parto para nacer con naturalidad sin medicalizar el proceso. Por los derechos presentes en la Ley 25.929 que está redactada a la perfección, contemplando los derechos de la mamá y del recién nacido.