Desde el inicio de la temporada estival se registraron en la provincia de Santa Fe varios accidentes en natatorios y lamentablemente ya hay varios niños que murieron por ahogamiento y otros que terminaron internados con cuadros de gravedad. Esta realidad despertó nuevamente la preocupación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), que solicitó ampliar las medidas preventivas para trata de evitar estos hechos.
Según precisaron de la SAP, el ahogamiento representa en la Argentina una de las primeras causas de muerte en niños de 1 a 3 años. A su vez, remarcaron que se considera el grupo de mayor riesgo y más vulnerable a los niños desde que empiezan a caminar o movilizarse por sí mismos, alrededor de los 12 meses, hasta los 5 años de edad. Y que en los adolescentes la mortalidad se asocia a la subestimación del riesgo, el uso de sustancias como el alcohol y las drogas y la práctica de actividades acuáticas sin el conocimiento del medio y los elementos de protección adecuados.
“Esta es una problemática en la que debemos pensar más allá de la época del año, si bien es un tema que se pone en la agenda pública a raíz de los casos, lamentable, que se registraron en las últimas semanas en la provincia donde fallecieron dos niños. Pero es algo que sucede con cierta frecuencia y en cualquier estación”, expresó al respecto la médica pediatra y flamante vicedirectora del Hospital regional Dr. Gutiérrez, María Becq.
Seguidamente, resaltó que hay muchos casos que se dan, muchos de ellos, afortunadamente, no terminan en la muerte, pero sí “estuvieron en riesgo”. Según planteó, este tipo de accidentes se da, en mayor medida, en el ámbito familiar, en hogares particulares.
Vicedirectora del Hospital Gutiérrez, María Becq.
“Mayormente se vincula estos sucesos con piletas de gran magnitud, como las que encontramos en clubes o quintas, pero la verdad es que cualquier recipiente en un domicilio de un determinado tamaño, donde el niño pueda caer, puede generar una asfixia por inmersión o un ahogamiento como lo conocemos habitualmente”, especificó.
Becq reconoció que entre los 12 meses y los 3 años, es la edad donde el riesgo aumenta, principalmente porque el menor no “tiene el desarrollo motor que le permita salir por sí mismo ni un desarrollo neurológico para pensar en los riesgos a los que se expone si se mete o cae a esa pileta o recipiente”, explicó.
Prevención
Haciendo referencia a las medidas preventivas, la profesional explicó: “Tenemos que tomar conciencia que en cualquier pileta, ya sea de lona o material, de una vivienda o un club, el niño debe estar al resguardo o bajo la mirada de una persona responsable. Y en esto también debemos ser claros, el niño no puede estar al cuidado de cualquier adulto, sino de alguien que esté todo el tiempo controlando, porque suele suceder que se esté participando de una actividad recreativa y no se preste la atención necesaria”.
A su vez, señaló, al momento de darse a conocer las informaciones sobre un hecho de esta magnitud, con el impacto que tiene en las familias, aparecen relatos similares: una mamá, un papá, un hermano, que estaba en el patio y se distrae un momento o va a buscar algo y cuando regresa se encuentra con el niño caído en la pileta con las consecuencias que son conocidas.
Frente a la caída de un niño a una pileta, Becq indicó que es indispensable que el rescate lo haga alguien que esté en condiciones, para evitar poner en riesgo otra vida más, sobre todo si se trata de una pileta profunda. “Primero se debe evaluar el peligro que le implica al que va a socorrer y luego activar la cadena de ayuda de manera inmediata, como puede ser en Venado Tuerto los bomberos o el SIES 107”. Y agregó: “Una vez que se logra sacar al niño del agua, lo primero es constatar si respira. En caso de que no respire o tenga una respiración jadeante, se debe comenzar con las maniobras de rescate. De no haber respuesta, se deben iniciar con el RCP, por eso es tan importante que la gente sepa esta práctica”.
“De todos modos, creo que lo fundamental es la cuestión preventiva, para no llegar a esto. Para ello hay puntos básicos: que haya un adulto responsable al cuidado; que cada pileta tenga cerco perimetral cerrado; respetar las normas que se establecen en los lugares de acceso público y no dejar recipientes que generen un riesgo”, sentenció.
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