Manuel Mudry | [email protected]
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Ramón Arroyo ha desplegado una intensa actividad cultural en sus más diversas facetas a partir de la docencia, tarea que le permitió incursionar en la descripción minuciosa del paisaje y la vida de su gente a través de poesías, cuentos y relatos; obras de teatro y esculturas, como el “Monumento a la amistad” y “Los músicos” que se pueden encontrar recorriendo alguna calle.
Pero como si eso fuera poco también lo hizo a través de la música que supo convertir sus poesías en canciones y la pintura, donde sus cuadros reflejan la nostalgia de un pueblo forestal que, en algunos casos, incluye la clásica chimenea que mantiene vivo su tiempo de esplendor.
El acto contó también con la participación de alumnos de la Escuela Nº 6064 que recitaron su poesía y Saúl Folla le puso música al encuentro.
Como condimento sorpresa se agregó el saludo y la bendición del padre Mamerto Menapace a través de un video.
A la hora de los reconocimientos, quienes convirtieron la emoción en palabras coincidieron en destacar “su talento, su generosidad y el gran amor por su pueblo al que, a pesar de haber partido muchas veces, siempre llevó en su corazón y es la profunda inspiración de sus versos”, según sus propias palabras.
Por su parte el presidente comunal Fernando Nicola lo consideró un ser humano increíble y le agradeció “mantener viva la cultura de nuestro pueblo y hacerlo tan conocido a través de sus obras”.
Finalmente, Ramón Arroyo junto al presidente comunal Fernando Nicola e integrantes del área de cultura del gobierno local procedieron a entregar libros y cuadros a las instituciones presentes.
Por cada lugar que pasó su vida errante de maestro rural dejó su huella y hoy, su obra es un legado cultural de inmenso valor que perdurará por siempre.
Vale mencionar que su libro “La Gallareta, mi pueblo” ha sido declarado de interés por la comuna local y la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe.