La intención del Palacio Vasallo es poder hacer un nuevo llamado a licitación para armar contratos con exigencias actualizadas. Entre ellas, incorporar una nueva ordenanza de Basura Cero e incorporarla en los convenios con las nuevas concesionarias.
La ciudad de Rosario no puede estar un solo día con los contratos de las empresas de recolección de residuos vencidos, por el caos sanitario que se generaría. Es por eso, que en el Concejo están a la espera de que en las próximas semanas llegue un nuevo pliego oficial para solicitar, por segunda vez, prorrogar, al menos, un año más los convenios con las firmas y/o hasta que se adjudiquen las nuevas concesiones.
Desde el Palacio Vasallo confiaron en off a El Litoral que están ansiosos de que llegue la documentación lo antes posible así pueden discutirlo con el mayor margen de tiempo posible. Resulta que se trata del contrato más caro que tiene Rosario con una suma superior a los 3.500 millones de pesos, que se dividen entre las compañías Lime y Limpar.
Según pudo averiguar este medio, las concejalas Anita Martínez (PRO), Julia Irigoitia (Frente de Todos) y María Luz Ferradas (Ciudad Futura) se encuentran visitando la localidad de Rafaela para conocer cómo funciona el sistema de recolección de residuos allí. Y, además, tiene prevista otra programada a Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), por el mismo tema.
En Julio se finaliza la prórroga por 14 meses que el Concejo le otorgó a las empresas actuales (Lime y Limpar), a pedido del Ejecutivo. La primera es la encargada de la higiene de la zona sur y, la otra, de la zona norte. Mientras que la firma estatal Sumar demanda 500 millones al año para ocuparse de la basura del centro.
Como el Ejecutivo debía entregar los nuevos pliegos para analizarlos en noviembre del año pasado y todavía no llegaron, tanto referentes de la oposición como ambientalistas detectan suspicacias. La que más resuena es la que hace referencia a una intencionalidad de extender por un año más la prórroga de los contratos llevando a que la licitación sea tratada en un período electoral.
La intención del Palacio Vasallo es poder hacer un nuevo llamado a licitación para armar contratos con exigencias actualizadas. Entre ellas, incorporar una nueva ordenanza de Basura Cero, algo que primero debe aprobar el propio Concejo, para poder incorporarla en los convenios con las nuevas concesionarias que se hagan cargo de la recolección de residuos.
Ante la decepción que provocó la ordenanza vigente de Basura Cero, que lejos de disminuir se duplicaron los volúmenes de residuos que se entierran en el relleno sanitario en la localidad de Ricardone, así como los que llegan a la planta de compostaje en Bella Vista, la intención es aprobar un nuevo proyecto con objetivos "cumplibles" y que se incorporen nuevas obligaciones a los contratos de las firmas de recolección.
El intendente, Pablo Javkin, por su parte, había anunciado públicamente el año pasado la intención de que en los próximos tres años se pueda alcanzar una recuperación del 30% de los residuos generados y cubrir un 45% de la ciudad con infraestructura adecuada para que los vecinos puedan separar. Y estimó que, de alcanzarse este objetivo, para el 2040, esas cifras deberían incrementarse a un 70 y un 80%, respectivamente.
Hasta hoy, el esquema de las compañías incluye el barrido de 12 mil cuadras, 10 mil contenedores entre metálicos y de plástico, el traslado de la basura a las plantas de tratamiento y la disposición final al relleno sanitario de Ricardone.
Limpar hace ocho años que presta el servicio en Rosario. Es una sociedad constituida entre la compañía brasilera Vega Engenharia Ambiental S.A. y la compañía Caputo S.A.I.C., mientras que Lime pertenece al grupo Pescarmona. Ambas fueron seleccionadas durante el primer mandato de la ex Intendenta, Mónica Fein, reemplazando a las firmas Milicic y Cliba del empresario Benito Roggio.
La basura no sólo es un problema social y ambiental, sino también es económico. Tanto su tratamiento como enterrarla en rellenos sanitarios en la localidad de Ricardone y Bella Vista tiene un costo millonario para la ciudad.
Para entender mejor por qué la ordenanza Basura Cero nunca funcionó, resulta imperioso ir a cifras que exponen el empeoramiento progresivo de la situación. Solo a modo de ejemplo, según cifras oficiales, en 2008 se enterraron 230.274 toneladas y en el 2017 alcanzó un récord histórico: 307.695.
A estos números hay que agregarle las cifras millonarias que le cuestan al municipio: en 2018 -según presupuesto- fue de 239.853.750 pesos, es decir, 16,6% más que lo ejecutado en 2017 (200.217.137 pesos). En consecuencia, mientras más aumenta la basura que se entierra, más aumenta el dinero que se gasta en enterrarla.
A valores actuales, en base a lo publicado en la página oficial del municipio, en 2021 se gastó 846.403.000 pesos en Disposición Final de Residuos Sólidos Urbanos y 4.288.280.000 pesos en recolección de residuos. Y, en base a lo indicado en el presupuesto 2022, se gastarán este año en Disposición Final 1.153.496.000 pesos, sin contar el subsidio del Ente Público Sumar.
Un dato que no es menor, y que alertan las ONG ambientalistas, es que el municipio no entrega informes oficiales al Palacio Vasallo desde el año 2018. Se trata de un incumplimiento que exige la vigente ordenanza, con lo cual no se puede saber a ciencia cierta cuánta basura está produciendo en este momento Rosario y cuánta está enterrando, entre otros detalles importantes.
El problema de la basura para estas organizaciones sin fines de lucro es que los residuos orgánicos (representan el 50%) se comenzaron a recolectar recién en 2017 -hace cinco años- a raíz de la modalidad de Barrios Verdes. Se trata de una parte importante que está bastante fuera del esquema de recolección separada.
Se estima que en Rosario hay unos 10.000 contenedores para residuos mezclados, unos 500 para residuos separados (color naranja) y 800 que están dentro de diversas instituciones como escuelas, clubes, hospitales, entre otros.