Juan Carlos Scalzo | region@ellitoral.com
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El desembarco de Minicuotas Ribeiro en Rafaela se produjo a mediados de 2014 y desde ese momento hasta la actualidad ocupó el emblemático local ubicado en la esquina que conforman las calles Lavalle y San Martín, un espacio en el que hasta octubre del año anterior había funcionado Casa Rizzi, que abandonó la ciudad como consecuencia de una crisis financiera.
Como lo hace en las más de 80 sucursales que posee a nivel nacional, en la Perla del Oeste su actividad también estuvo destinada a la comercialización y financiación de electrodomésticos, electrónicos, muebles y bazar, entre otros artículos
Este lunes, ya no abrió sus puertas y por los cristales del frente se pudo observar que estaba totalmente vacío de productos y solo quedaban estantes y vitrinas. Tampoco se vio movimiento de personal en su interior.
A pesar que desde la firma nada se comunicó aún, es un hecho que levantará sus operaciones en la ciudad y dejará a los últimos empleados en la calle.
Esta tarde, el secretario general de Centro Empleados de Comercio de Rafaela (CEC), Juan Berca confirmó el cierre definitivo de la sucursal y no ahorró críticas al comportamiento de la parte empresaria
Por Radio Rafaela, el gremialista comentó que “después de la crisis de la empresa en el 2019, habían quedado 6 empleados, y con el tiempo algunos fueron optando por retirarse, mientras otros se consideraron autodespedidos y ahora están en trámites judiciales para cobrar la indemnización”.
Berca destacó el comportamiento de los trabajadores porque “siempre han defendido la sucursal”, pero la situación se hizo irreversible y “solo quedó un empleado con un encargado. El empleado decidió considerarse autodespedido porque no le pagaban y le debían dinero y se quedaron sin trabajadores”.
Asimismo, el titular del CEC se mostró muy molesto con la parte patronal porque “nunca dieron muestra de querer arreglar algo, o querer hacer alguna modificación. Los empleados han aguantado todo lo que pudieron y pusieron todo lo que había que poner para que la empresa siga trabajando a costa de poder pagar sus alquileres, sus gastos de la boleta de la luz. No resultó ese esfuerzo, la empresa nunca se consustanció en el esfuerzo de los trabajadores” y se quejó porque “a la sucursal entraba plata porque la gente iba a pagar las cuotas que debía y a los empleados no le pagaban el sueldo”.
El sindicalista dijo que más allá de las particularidades que suceden en Rafaela, “han cerrado sucursales en todo el país, están en un proceso preventivo de crisis. Creo que ningún sindicato lo ha firmado porque le deben plata a todo el mundo, en cuanto a los empleados”.
“El rubro de los productos de los comercios no esenciales han pasado por un mal momento. La gente ha perdido poder adquisitivo y prioriza los alimentos”, dijo el representante de los mercantiles para contextualizar la situación del sector.
A su vez, comentó que “hace menos de una semana, la misma empresa cerró las puertas en la sucursal de San Rafael, provincia de Mendoza. En ese caso el local dejó de atender al público y si bien aún mantiene su planta de personal, los trabajadores se están dedicando a tareas de embalaje para comercializar la mercadería de forma online”.
Sobre el final de abril pasado, la sucursal de Garbarino Rafaela también cesó su actividad en la ciudad y el motivo esgrimido fue el cambio de propietarios de la firma a nivel nacional y que dentro del reordenamiento y la nueva estrategia el local rafaelino se dedicaría exclusivamente a la venta online, algo que finalmente no ocurrió y todo el personal fue reubicado en otras sucursales o despedido.