Finalmente, llegó el día del debut de la adecuación del sistema de transporte de colectivos en Rosario. Un cambio forzado por la gran caída en la cantidad de personas transportadas en los últimos años y las grandes restricciones que hubo en 2020. Las primeras horas transcurrieron sin demasiados inconvenientes.
En una recorrida por la zona céntrica de la Cuna de la Bandera se pudo observar movimiento de gente, aunque no la cantidad habitual de antes de la llegada de la pandemia de covid-19. Según se pudo averiguar, aproximadamente un 80% de los pasajeros estaba al tanto de los cambios implementados a partir de este lunes 25. Sólo un 20% desconocía las variaciones del sistema. En la plaza Sarmiento, la llegada de unidades fue fluida a media mañana. Un empleado de la Municipalidad local, con pechera azul, fue el encargado de asesorar a los más despistados. El problema mayor en ese punto de la ciudad era la falta de puntos de venta y recarga de las tarjetas Movi. Los dos puestos, que estaban ocupados por personas discapacitadas, permanecen cerrados y los comerciantes de los alrededores se niegan a cargar la tarjeta por falta de rentabilidad. También en la plaza Montenegro había dos mujeres con pecheras que orientaron a los transeúntes con explicaciones y folletos instructivos.
Otro punto céntrico de gran concurrencia para ir a los barrios es la esquina de San Martín y Santa Fe. Allí otra empleada del Estado local ayudó a los viajantes en sus recorridos. Muy poca gente se quejó por no entender las modificaciones. Una cuestión que se notó en esta ochava es una cantidad algo excesiva de personas dentro de los colectivos. Una de las directrices de las autoridades es que no viaje gente de pie en las unidades.