Por Álvaro Javier Marrocco
Las redes sociales tienen usos y costumbres vinculados, con el entretenimiento, aunque algunas plataformas rompen esa regla. “Rosario en el recuerdo” es ejemplo de ello. Mirador Provincial dialogó con Fernando Cesaretti, administrador de la web que nació en Facebook, Twitter e Instagram, y se erige como un “muestrario visual en las redes sociales, del pasado rosarino”.
Por Álvaro Javier Marrocco
“Rosario en el recuerdo” es una pagina que puede entenderse como “un muestrario visual en las redes sociales, del pasado rosarino”. Así lo califica Fernando Cesaretti, creador y administrador de las redes sociales del proyecto web que permite reconstruir “las vivencias cotidianas y polisémicas de sus habitantes, y que prioriza la historia de la gente común, antes que el acontecimiento político, o en todo caso une ambos en el recuerdo que de estos últimos guardan los que fueron espectadores secundarios”.
Contar visualmente la ciudad, dice Fernando “es una pasión tomada seriamente, como se toman las pasiones. El día que esa pasión decaiga o desaparezca, también desaparecerán las ganas de seguir con la página. Pero lo ya hecho, quedará, y eso gratifica”. La historia de una ciudad, al ser una construcción colectiva, invariablemente necesita de los otros para ser construida, de aquí se deduce que las historias que son parte del proyecto web, son de colección de privados, o vecinos de la ciudad. Fernando comenta que “cada vez son más las personas -entre las cincuenta y cinco mil que ya siguen la página- que nos acercan sus imágenes particulares. También aquellas que por mensaje privado nos consultan sobre cuestiones puntuales del pasado rosarino (tal comercio, tal hecho, etc.).
Muchas veces, naturalmente, no podemos dar plena satisfacción a la inquietud en la respuesta, pero sí siempre agradecemos esa confianza.
Luego agrega que varias de las varias historias que le llegan a su web son imprescindibles para la vida de la web. “Te cito un caso: desde los tiempos en que aún estaba “Falabella”, cada vez que subíamos una foto de la tienda de Sarmiento y Córdoba, la llamábamos “La Favorita”, cerrando el epígrafe con la muletilla: “¿Que la tienda cambió de nombre? Mucha gente no se dio por enterada…`Rosario en el Recuerdo´ tampoco…”. Cuando finalmente los empresarios chilenos cerraron su sucursal en la ciudad, algunos descendientes de los García, nos agradecieron por mensaje privado tal prédica”.
Consultado acerca de donde obtiene el registro fotográfico, pictórico y noticioso de la ciudad, Fernando respondió que el material proviene tanto de imágenes que están en el vasto espacio de internet como, en modo creciente, de aportes de personas que desean socializar sus fotos. “Siempre -salvo que no tengamos información- consignamos el origen de cada imagen como perteneciente a la colección de la persona que nos la acercó o de la institución, museo, archivo, etc. que corresponda”.
Durante los tiempos iniciales de la página, detecté una foto que subí con dudas: la de la iglesia Perpetuo Socorro de Arroyito, en los años 30. Salvo su semblanza en blanco y negro, y la avenida Alberdi mostrándose empedrada y con vías tranviarias, la imagen podría anclar visualmente en el presente. Me equivoqué en el cálculo: muchas personas encontraron en esa imagen el recuerdo de su pasado, vivido o que les contaron. Comentarios tipo: “en esta iglesia se casaron mis abuelos”, “acá mi mamá tomó la primera comunión”, “que bellos recuerdos, hibamos (sic) con mi mamá a ver novias los sábados a la noche y también se casaron varios familiares. Son recuerdos inolvidables especialmente que hace tiempo vivo en Canadá, amo mi tierra y mi querido Rosario”, etc. dieron un sentido que se potenció al compartirla muchos visitantes, en redes de rosarinos desperdigados por el mundo. Vista en retrospectiva, esa foto que creí intrascendente, fue la que motivó el despegue cuantitativo de seguidores de la página, pasando en pocos días de algunos cientos a varios miles. Y siendo miles, no hay una temática puntual que concite mayor atención que otra, sino que las preferencias resultan variadas.
Luego continua: “Aunque sí aparecen ejes que atraen más que otros. Así el recuerdo de los tranvías, la nostalgia del esplendor ferroviario, los modos de sociabilidad expresados en, por ejemplo, el pulcro cuidado de la vestimenta para concurrir a bailes, a un comercio, a cines, o “ir al centro”
(porque al centro, salvo los que vivían en él, se “iba” con una preparación de acicalamiento previo).
La exposición de estas situaciones, tal vez para muchos evocadoras de un supuesto “tiempo ido mejor”, suele concitar gran cantidad de comentarios, algunos estableciendo una comparación negativa con el presente, y otros simplemente enunciando recuerdos o información puntual sobre la imagen analizada. Y si ésta corresponde a una empresa, una fábrica, una gran tienda, suelen obrar las acotaciones como lugar de reconocimiento. Por lo general alguien comenta algo que hace a esa foto. Otra persona ve el apellido de quien comenta y le pregunta si tiene algún parentesco con fulano que trabajaba allí. Las respuestas van y vienen y comienzan a sumarse los que intervienen, parientes, vecinos, amigos de los inicialmente nombrados”.
La historia de la ciudad está viva sin necesidad de resucitadores del pasado. En todo caso esta página y similares, ayudan a mantener prendido el rescoldo, como disparadores de recuerdos a partir de una imagen. Entiendo que no hay un pasado rosarino común a todos sus habitantes, sino tantos pasados como segmentos etarios existen en la ciudad. Una pregunta que me formulé cuando creé la página fue la cuestión de la periodización del pasado y sus límites. Esto es, interrogarme acerca de si la percepción del tiempo “de antes” puede ser la misma para una persona de cincuenta años que para una de veinte. Seguro que no. Y entonces cuál sería el criterio para no dejar afuera sucesos que son contemporáneos a los mayores, pero para los jóvenes son historia previa a su propia existencia.
Es difícil establecer un equilibrio. Trato de lograrlo. Una forma es evitar la autorreferencialidad y pensar por ejemplo que, si yo conocí la discoteca “Space”, para alguien joven que sigue la página, ese hoy mítico boliche bailable de barrio Echesortu, es un espacio de sociabilidad que vivieron sus padres, pero no él. Para la gente veinteañera es pasado no vivido, como yo no vivía cuando el tranvía 17 llegaba a Fisherton, pero lo sabía porque cuando uno es pibe los grandes lo recordaban con la nostalgia de memorar -en eso- su propia infancia. Esa diferente perspectiva también hace que cada uno establezca su propia relación con la imagen, vivencia intransferible y siempre distinta para cada persona.
En Rosario mirando el último lustro, lamentablemente no estoy en condiciones de darte una respuesta concreta. Es poco tiempo, creo, para que en cinco años midamos cortes y continuidades. Ferdinand Braudel, eminente historiador francés, decía que el tiempo de la historia es el de la larga duración. El tiempo menor es el del análisis periodístico o político, que puede meterse en la coyuntura con una capacidad de análisis para la que no fue preparado el historiador.
Fernando Cesaretti además de “Rosario en el Recuerdo”, tambien gestiona “Buenos Aires en el Recuerdo”, y “Memoria Compartida”, que son un divertimento personal; “una junción como diría el épico poema hernandiano, donde conviven sin atarse a lógica alguna, textos, pinturas, fotografías, simplemente porque son de mi agrado”. Luego agrega: “Ninguno de los tres sitios, que me apasionan hacerlos, constituyen siquiera parcialmente parte de mis tareas rentadas. No vivo de ellos.
El tiempo que les dedico sólo es posible entenderlo desde un concepto que he reiterado varias veces en esta entrevista: la pasión. Mi sustento me lo gano como empleado en la actividad privada. Ya relativamente grande estudié en la Escuela de Historia de la UNR, lo que me abrió a un mundo absolutamente fascinante, en el que pude disipar ciertas premisas absolutas sobre el pasado que arrastraba. Suprimir, en mi visión de los procesos históricos, preconceptos tales como “verdad”, teorías conspirativas o análisis maniqueos. Creo que me procuró la tolerancia necesaria (que suele ser en mí, escasa, lo reconozco) para acometer con seriedad la creación de esta página. Con seriedad y con pasión. Sin pasión –insisto-, este emprendimiento irá languideciendo”.
Finalmente agrega: “Conozco varios sitios en la web (algunos artesanales y de creación unipersonal como es Rosario en el Recuerdo, otros, creación colectiva o institucional con soportes de financiación, infraestructura, o no, simplemente hechos con pasión), cada vez en número creciente como reflejo del surgimiento de una nueva conciencia en general, como tendencia a rescatar y difundir las imágenes del pasado. La tendencia no solo se advierte en Rosario, tal vez a favor del auge de las redes sociales, sea un fenómeno global”.
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