Ignacio Pellizzón | [email protected]
Ignacio Pellizzón | [email protected]
El barrio de Pichincha en Rosario se convirtió en los últimos años en el escenario de las mayores discusiones entre vecinos y comerciantes. El boom de pubs que irrumpieron en la zona, comenzó a modificar 180 grados la fisionomía de uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad. A la vieja discusión por ruidos molestos, ahora se sumó a la discusión el dilema de si los comercios deben o no ocupar espacio en la calle con mesas y sillas.
El detonante del nuevo enfrentamiento entre ambos sectores, que generó que el propio Intendente Pablo Javkin opinara al respecto, fue la imposibilidad de estacionar una ambulancia de Urgencias en Alvear entre Brown y Güemes en pleno “Happy Hour”.
La camioneta debió improvisar en el medio de la calle para atender la emergencia de acuerdo a los protocolos actuales. Este hecho desencadenó que los vecinos salieran a denunciar que en la zona hay una ausencia de control y de acciones preventivas.
La denuncia vecinal no es nueva y viene desde la época en la que Mónica Fein lideraba la ciudad. Sin embargo, el problema persiste. Si bien hubo una merma durante el 2020 por el confinamiento, con las nuevas flexibilizaciones el conflicto vuelve a resurgir.
Uno de los vecinos afectados, Willy Kramp, contó a El Litoral que ellos no están “en contra” de los emprendimientos gastronómicos, solamente queremos que “se respeten las ordenanzas y que se controle”. También reflotó una vieja discusión: “Los jóvenes salen de los bares y se quedan tomando y escuchando música en la vereda de enfrente hasta altas horas de la madrugada y no podemos dormir para nada”.
Aludiendo a lo sucedido con la ambulancia, Kramp destacó que ahora los negocios “pueden atender mesas con clientes dentro de los locales, con lo cual no se entiende por qué siguen ocupando espacios en la calle, se lo toman como un derecho adquirido”.
Otro vecino consultado por este medio, pero que optó por no dar a conocer su nombre, indicó que “por culpa de las mesas y sillas que están en la calzada los colectivos tuvieron que cambiar sus recorridos, lo que conlleva a que todos tengan que caminar más cuadras en tiempos donde la inseguridad abunda”.
Y agregó: “Con todos los bares ocupando la calle con vallas, se complica mucho el tránsito de personas con diversas discapacidades. La verdad es que no buscamos que cierren, pero sí que tengan empatía con los vecinos porque nadie quiere tener una fiesta en la ventana de su casa”.
Por su parte, Alejandro Bacigalupo, titular del bar “El Galpón de Tacuara” señaló a Mirador Provincial que “las mesas en la calle ocupan el lugar que de otra manera ocuparían los autos; esa ambulancia no hubiese podido estacionar de todos modos, porque si no estaban las mesas estaban los autos. Es muy difícil encontrar lugar para estacionar, incluso de día, en la ciudad”.
“Yo la llevo a mi hija al jardín y voy todo derecho por calle Catamarca, por ejemplo, y es imposible estacionar, no hay lugar en ningún lado. A una ambulancia le pasaría lo mismo, tanto de día como de noche”, argumento.
Independientemente de esta situación en particular, el gastronómico que el problema “es una tendencia mundial” que está potenciada “por la pandemia”. El uso del espacio público y la reducción para estacionar vehículos, provoca que se tenga que priorizar “otro tipo de transportes”. “Mientras más gente haya en la calle, menos episodios de inseguridad habrá como consecuencia”, aseveró Bacigalupo.
Frente a las repercusiones mediáticas que trajo aparejada la nueva discusión entre vecinos y comerciantes, sobre todo en tiempos electorales, el propio Intendente Pablo Javkin salió a opinar sobre si los autos van a tener o no lugar en Pichincha.
“Si me preguntan si quiero cambiar autos por mesas, cambio autos por mesas. No tengo dudas de eso y es lo que está pasando en todo el mundo”, expresó el Jefe del Palacio de los Leones de forma categórica sin dejar a dudas o especulaciones al respecto.
Exponiendo una clara postura sobre cuál será la visión del Ejecutivo para lo que queda de su mandato, Javkin agregó: “Pichincha tiene una situación particular que es de otro tipo. También hay una situación judicial de parte de un grupo de vecinos, seguramente con algún interés. Tienen todo el derecho de hacerlo, pero me queda a mí el derecho de defender al municipio con el respeto, pero con la firmeza que debemos tener”.
Y añadió: “No tengo dudas de que si algo hemos aprendido del Covid es que el uso del espacio público es beneficioso. Y tampoco tengo ninguna duda de que un sector tan golpeado como fue la gastronomía, a la que le estamos pidiendo que no haya gente en un lugar cerrado, es lógico que le demos la alternativa de tener más lugar al aire libre”.
Lejos de quedarse callado, el vecino Willy Kramp respondió que “no se trata de cambiar autos por mesas, porque en ese sentido muchos de nosotros hasta podríamos estar de acuerdo”. “El hecho es que con estas autorizaciones algunos locales aumentan en mucho la capacidad o aforo que tuvieron al ser habilitados. De paso sería muy bueno transparentar las habilitaciones y que como en varios lugares del mundo (ya que les gusta tomar ejemplos) se exhibe claramente en carteles interiores y exteriores, la cantidad de personas para las que está habilitado el local”.
Con un tono de frustración, el vecino concluyó: “No se trata de autos contra personas, sino de convivencia. Si los horarios estuvieran acotados por ejemplo a las 22 horas en días laborales y 24 horas los fines de semana el problema se reduciría a que no se impida la normal circulación por las calles. Pero, lamentablemente, el Intendente al expresarse de ese modo intenta ponernos en el lugar de victimarios de los pobres gastronómicos”.