Viernes 9.4.2021
/Última actualización 11:55
En la sesión ordinaria presencial y virtual de este jueves en la que 27 ediles de los 28 debatieron la aprobación del expediente n° 255.586, que modificará el Código de Tránsito llevando a la cero tolerancia de alcohol en sangre al manejar, hubo chicanas, discursos quebrados en emoción y pases de factura. Previsible situación luego de seis años de ingresos del proyecto en las comisiones, donde nunca se había siquiera comenzado a debatir.
El momento de mayor chicana transcurrió cuando con total mesura el concejal Eduardo Toniolli mostró una fotografía con su tablet, donde se podía ver una fotografía de su par Carlos Cardozo (disidente del alcohol cero como todo su bloque), sosteniendo un cartel que reza ‘yo elijo una Rosario libre de alcohol al volante’.
“Se puede disentir, se puede cambiar de opinión, pero no se puede borrar con el codo lo que se firmó con la mano, y después acusar a los otros de incoherentes”, fustigó Toniolli, y luego entre otras acotaciones convocó “a todo el bloque del PRO que no voten en contra, sino que se abstengan, porque sus argumentos no alcanzan”.
La concejala Caren Tepp del bloque Ciudad Futura recordó que en los cinco años que ejerce su puesto, en las comisiones de Gobierno y Obras Públicas nunca se trataba el proyecto de la alcoholemia cero, porque “había un pacto invisible de no tratamiento”. Y en sintonía su par de bloque Jésica Pellegrini reflexionó que “es muy doloroso ver que tardamos tantos años cuando se trata de salvar vidas”, y destacó que esta nueva ordenanza “tiene una implicancia jurídica sobre nada menos que el bien de la vida, el valor principal que debe proteger el Estado”.
Tanto Tepp como Lisandro Zeno en su momento destacaron que esta ordenanza se llegó a poder debatir y luego aprobar gracias a que la mayoría de los ediles son mujeres, por tratarse de un tema sensible que interpela las costumbres de los rosarinos en torno a las salidas, que terminan con graves consecuencias.
La concejala impulsora del proyecto María Eugenia Schmuck dejó la presidencia en el comienzo para dar su alocución, y desde ese momento fueron muchos sus argumentos, llenos de emotividad, y por momentos también de furia. Y en el mismo tono habló Luz Olazagoitía, allegada y activista de Compromiso Vial. Es comprensible que bronca y felicidad sean dos caras de una misma moneda que durante seis años daba vueltas sin ingresar en el recinto.
Schmuck destacó que los activistas por la seguridad vial “nos enseñan que vale la pena tener una responsabilidad pública si podemos ayudar a salvar vidas”, y evocó al ex intendente Héctor Cavallero, quien decía que cada mañana pensaba “qué hice ayer para mejorar la ciudad”.
Desmintió muchas aseveraciones que se barajaron en la esfera pública como que no se podía calibrar a cero un alcoholímetro, y reconoció: “Si no quedamos bien con los gastronómicos, no me importa. Con alcohol, el auto se transforma en un instrumento para matar y hacerse daño. Y todos los especialistas coincidieron en derribar el mito de cuánto alcohol se puede tomar para que el metabolismo no lo deje detectar, en cada cuerpo es diferente: los que se opongan en esta sesión son los que están del lado de los que especulan, y estamos terminando con la especulación”.
El rol de Agapito Blanco, presidente de la comisión de Obra Pública, había sido clave, ya que allí se decidió llevar este debate a la sesión ordinaria, y a pesar de que su decisión era explícitamente votar en contra de esta modificación de ordenanza. “No voto en contra por estar en contra, pienso que la negativa nos va a llevar a tener una mejor ordenanza con mejores parámetros, donde la concientización llegue hasta los colegios. Coincido plenamente en conseguir un cambio cultural, y este es el primer capítulo, y cuando se apruebe, vamos a seguir trabajando, para ver como concientizar”.
Luego el edil Lisandro Zeno refrescó algunos datos que aporta la Agencia Nacional de Seguridad Vial: “El alcohol está involucrado en uno de cada cuatro siniestros con muertos. El director nacional de la ANSV Pablo Carignano dijo en el marco del Día de la Mujer que el 85 por ciento de los siniestros viales son protagonizados por varones; en alcoholemia positiva, el 90 por ciento varones; en picadas y violencia vial 100 por ciento varones. No es casualidad que esto lo estemos logrando en un concejo con 16 concejalas mujeres y 12 varones”.
GentilezaNorma López por su parte recordó a Daniela y Celeste, las víctimas de Sebastián Pira, “que continúa prófugo de la Justicia, caso que en ese momento hace 20 años nos interpeló a todos y todas. Sucedió en una zona donde hoy es la movida nocturna de Pichincha, porque fue en Salta y Oroño, pero no se tomaron las medidas de recoger las pruebas en tiempo y forma en el control de alcoholemia”.
Destacó la labor de Mariana Sena y Mónica Gangemi, familiares de víctimas, como “Úrsula y Carla en el caso Capozucca, que sí se probó que consumió alcohol y tuvo impunidad en una familia ‘bien’ de la ciudad”. Recordó que el Concejo creó un Observatorio de Seguridad Vial, que fue “errático por responsabilidad de todos los bloques”.
La joven Olazagoitía protagonizó uno de los momentos emotivos de la jornada, cuando destacó: “Las compañeras activistas fueron alquimistas, muchas gracias por el ejemplo”, y luego recordó sus inicios en la militancia en el recinto: “La primera vez que ingresé al Concejo fue acompañando a mi amiga Mariana Sena (activista reconocida de Compromiso Vial) hace 10 años con este pedido de ordenanza. Fue la manera que tuve de acompañar a mi amiga que sufrió una tragedia familiar terrible, y entendí que la militancia es una herramienta para salvar nuestras vidas”.
Y tras sus palabras amorosas vino la bronca: “Los que están en contra del alcohol cero hablan de educar, y no encontré ni una iniciativa de concejales proponiendo la concientización vial. Ninguno vino a pedir más presupuesto para la Secretaría de Control cuando eso es una solución. Si hablan y no lo hacen, entonces es chamuyo. La seguridad vial es seguridad pública, pero otros temas están más de moda que ponerse la bandera por la seguridad”.
Gigliani en sintonía reflexionó que “la ciudad se merecía que esta norma se vote por unanimidad, porque somos un mejor concejo cuando nos hacemos eco de reclamos justos. Pero hoy va a ser una ciudad mejor”. Ella también recordó la lucha de Gangemi: “Fue la primera que tocó mi puerta, fue una gran maestra y educadora para mí cuando comencé a ser concejala hace 10 años”.
Cardozo por su parte se mostró inflexible, a diferencia de su par Agapito Blanco: “Lo que hay que hacer es salir a controlar: en Rosario hace 16 meses que no funciona ningún radar. Si el intendente nos pide presupuesto para más alcoholímetros, lo aprobaremos. Todos los concejales hemos pedido que intensifiquen el control”. Y luego aseguró que “todas las opiniones deben ser respetadas, y si los gastronómicos están en una situación compleja por la pandemia, se les agrega un ruido más con esto”. Argumento al cual varios ediles se encargaron de opinar que no influirá en el consumo en las salidas nocturnas.
Tanto Cardozo como todos sus pares del bloque Cambiemos destacaban que la solución no está en la medición de graduación alcohólica, sino en la educación y el mayor control. A esto la concejala Schmuck, de un modo efusivo respondió: “Acordamos que es necesario educar, pero la normativa educa, cambia conductas. Cuando se prohibió el cigarrillo, en el bar la propia gente te decía ‘apagá el pucho que no se puede fumar’”.
Finalmente cerró agradeciendo: “Que se debata en el recinto aún votando en contra es un logro de los concejales Megna y Blanco. Hay que felicitarlos, porque se animaron a cambiar las reglas de juego para que el debate no quede en los siete concejales de una sola comisión, y sí de los 28 de todo el recinto. Y a quienes digan que no es el momento de debatirlo, díganle eso a Cintia que perdió a su familia en una picada mortal”.