Jorge Pavia
Adriana Giménez es una docente jubilada de Rufino. Desde hace dos años y medio vive en una vivienda hecha con sus propias manos, realizada 100% con botellas de vidrio y materiales reciclados. Cuenta con todos los servicios y un pozo ciego ecológico.
Jorge Pavia
En Rufino, una maestra jubilada encontró una manera sustentable y económica de hacer realidad al sueño de la casa propia a través de la Bioconstrucción y con sus propias manos levantó su hogar, hecho íntegramente con botellas de vidrio y materiales ecológicos. Hoy, hace dos años y medio que vive allí y asegura que la satisfacción es enorme.
La protagonista de esta historia se llama Adriana Giménez, una maestra jubilada de Rufino ferviente defensora de la ecología y la naturaleza.
Adriana se mudó a su novedoso hogar en diciembre de 2018, aunque “el proyecto en mi cabeza empezó en el 2013 o 2014. Estaba trabajando con mis alumnos el reciclado de residuos y tenía en mente tener mi casa propia, cosa que es cada vez más difícil. En el camino logré comprarme un terreno”, contó Adriana a Sur24.
“En ese momento me contacté con Alfredo Santa Cruz de Puerto Iguazú, Misiones, y logré que venga a Rufino y nos enseñe, a mí y a mis alumnos, a construir paneles con botellas de plástico para luego hacer paredes”, informó Gimenez, y agregó: “El sistema es muy lindo y fácil, lo puede hacer cualquier persona sin tener demasiados conocimientos en el manejo de herramientas, con una simple tijera, un destornillador y plástico se puede empezar a trabajar”.
En principio, la idea de la ex docente era hacer la vivienda con botellas de plástico, pero cuando la gran cantidad de envases empezó a dificultar su diario vivir, debió embolsarlas y acopiarlas en un terreno donde un día se encontró con la sorpresa que “habían puesto caballos y destruyeron todas las botellas, asique abandoné el proyecto por un buen tiempo pensando que no lo iba a retomar. Pero la gente que me traía botellas de plástico también traía de vidrio, y aunque eran muy pocas las fui guardando; mi idea era hacer algún cantero o alguna mesa en el patio y como soy bastante perseverante decidí hacer la casa con botellas de vidrio. Así, empecé a buscar las botellas de donde me las daban y a llevarlas al terreno en bicicleta. Mientras tanto, ya tenía la plataforma hecha de lo que iba ser mi casa. Elegí un planito de internet, porque en la época del Procrear estaban subidos y se podían usar y empecé a levantar paredes con botellas de vidrio”.
Adriana utilizó 10.000 botellas para la vivienda, que cuenta con cocina, comedor, dormitorio, baño y galería.
“Al ser una sola persona que lleva adelante un emprendimiento de esta magnitud, se hace un poco más difícil, pero la casa quedó como yo la imaginé. Tiene aberturas recicladas, las botellas son recicladas y es muy cómoda. Posee todos los servicios; también tengo un pozo ciego ecológico que es muy interesante y a mí me funciona muy bien a pesar que en Rufino las napas a veces están muy altas”, detalló Adriana Giménez.