Miércoles 23.11.2022
/Última actualización 11:34
El Hospital Regional de Rosario, en la Avenida de Circunvalación y San Martín, que lleva once años en construcción, ahora tendrá un nuevo perfil: la provincia creará un efector de alta complejidad, polivalente, con un servicio de rehabilitación para adultos y población pediátrica. La intención es que la mega obra se convierta en una suerte de “Fleni rosarino”.
Así es como lo define el senador departamental por Rosario, Miguel Rabbia, quien contó a El Litoral que, en la mesa de trabajo que se gestó en agosto de este año, se buscó “resolver una histórica necesidad en este territorio que es la rehabilitación”.
“Hay vecinos que no tienen cobertura social y muchos quedan a mitad de camino y otros ni siquiera comienzan la rehabilitación. Es que no hay posibilidad de que pueda recibirla de forma integral en tiempo y forma”, agregó.
Actualmente el ILAR (Instituto de Lucha Antipoliomielítica y Rehabilitación del Lisiado) es el único efector público que hay en Rosario para este tipo de tratamientos y solamente cuenta con 20 camas, lo que implica que no pueda “dar respuesta ni al 5% a la demanda real”, indicó el senador.
Rabbia detalló que el nuevo perfil del hospital pretende abarcar “la prevención terciaria”, que es justamente la rehabilitación; “y no solo para los adultos, sino también para las niñas y niños”. La idea es poder “darle vida” a esta estructura de cemento con un “servicio de urgencias para todos los que viven alrededor del hospital”.
El Hospital Regional está ubicado en un lugar de poca accesibilidad para los vecinos y vecinas. “Es lo que tenemos. Tenemos que continuar con su construcción que lleva varios años pasado”, expresó el senador.
En cuanto a inversión estimada para dar los primeros pasos, el efector necesita que se le instale potencia energética que, según la EPE, el monto a desembolsar debería ser de 6.200.000 dólares y, además, hay que realizar el sistema de cloacas que cuesta unos 7 millones de dólares aproximadamente. A esto hay que agregarle gas y agua también, entre otros servicios.
La Municipalidad de Rosario, por su parte, tendrá que readecuar el sistema de transporte, “porque ahora solamente pasa un solo ómnibus”. “Es decir, hoy no hay colectivos que lleguen a este efector y que permita que las personas puedan llegar al Hospital Regional Sur”, puntualizó Rabbia.
“Sería armar un Fleni público rosarino”, conceptualizó. “Es un servicio que no tenemos en el sur santafesino. Necesitamos uno de alta complejidad. Por eso, confiamos en que este espacio pueda convertirse en uno, algo que nos llena de entusiasmo”, concluyó.
Parado y desguazado
El Hospital que comenzó a levantarse hace once años pero que aún sigue inconcluso, está siendo desguazado por incesantes robos de materiales. Los vecinos de la zona vienen denunciando desde hace tiempo que el efector, que se comenzó a construir en el gobierno de Antonio Bonfatti en 2011, es blanco de robos y vandalismo. Al no estar finalizada la obra y sin seguridad, está expuesta a este tipo de hechos. Tanto aberturas como cualquier producto de aluminio o bronce son los más saqueados del hospital.
Finalmente, la Provincia invertirá 24 millones de pesos para construir un cerco perimetral que resguarde el inmueble. Según la licitación publicada, se llevará a cabo un cerco que bordeará por completo el efector. También, se mejorará la luminaria del predio y se instalarán cámaras de seguridad en el obrador, con el fin de evitar más desguaces.
La firma que se hará cargo de los trabajos es PH Constructora SRL y el costo de la obra, que tendrá un plazo de ejecución de tres meses, será de 24 millones y medio de pesos.
Si bien la ministra de Infraestructura, Servicios Públicos y Hábitat de la Provincia, Silvina Frana, informó que la gestión de Perotti “no culminará la obra del efector”, sí confirmó que lo dejarían con “todos los servicios”, sumado a un cerco perimetral, justamente, para evitar saqueos en el inmueble.
Las mil y una vueltas
El mega proyecto, que comenzó la gestión socialista en 2011 y que según aventuró el ex gobernador Miguel Lifschitz en su última recorrida sería “el más grande y moderno del país”, se encuentra a medio camino.
Es que la pandemia obligó a repensar todo el sistema sanitario no sólo de Santa Fe sino del país y la necesidad de camas acaparó todas las energías y recursos del 2020.
Apenas asumida la actual gestión peronista se estimó que hacían falta cerca de 4 mil millones de pesos para finalizar y equipar el megaproyecto. Dos años y medio después, y con un promedio inflacionario superior al 50 por ciento anual, esa cifra quedó muy lejos de lo que podría ser necesario para concluirlo.
En pleno confinamiento decretado por el presidente Alberto Fernández, la secretaria de Arquitectura y Obras Públicas de la provincia, Leticia Battaglia, había anunciado que en el Presupuesto 2021 pensaban en “elaborar alternativas para poder avanzar con el efector, quizás con financiamiento extranjero o algún programa nacional en el que nos podamos incluir, porque es una inversión costosa y hoy no contamos con los recursos para hacerle frente con medios propios”, algo que finalmente no sucedió.