(*) Por David Boskovic y Miguel Paz
En ocasión de la recuperación de las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982, la Agrupación Perros de Guerra se encontraba realizando su rutina en el Batallón Seguridad de la Base Naval Puerto Belgrano. Esta rutina se simplificaba en cumplir guardias en zona común y reservada de la Base Naval, preparación para desfiles y exhibiciones, adiestramiento de guías con sus perros, atención de los canes y mantenimiento del sector asignado.
(*) Por David Boskovic y Miguel Paz
Ese 2 de abril los integrantes del Batallón estaban frente a los televisores enterándose de la recuperación de las Islas. Todo era alegría, risas, comentarios, hasta que se conoció que hubo un muerto en combate, el entonces Capitán de Corbeta IM Pedro Giachino, que como buen líder de Comandos, había encabezado el ataque a la casa del Gobernador.
El 5 de abril, el Comandante del Batallón Seguridad recibió la orden de alistar una Sección de Perros de Guerra en un plazo de 48 horas. Ese día estaba arribando a Puerto Belgrano parte de buques de la Flota de Mar que había participado en la recuperación de las Islas. El Comandante citó al entonces Jefe de Agrupación al muelle que está frente al Comando de Flota y retransmitió la orden para iniciar el alistamiento. La misión general sería brindar seguridad en Puerto Argentino; evidentemente requería realizar un reconocimiento en detalle e impartir las órdenes en consecuencia. Con grata sorpresa e invadido de inquietudes, dudas, euforia, responsabilidad, el Jefe de Agrupación camino al Batallón, decidió quienes serían los dos primeros convocados para conformar la Sección: el Guardiamarina Médico Veterinario Jorge Víctor Robles, quien tenía un inmejorable trato con los conscriptos y una dedicación plena hacia los perros y el Suboficial Ernesto Franco (Encargado de la Agrupación), un hombre de palabras justas, tranquilo y de buena conducción. Ninguno de los dos dudó en formar parte de la Sección y de inmediato analizaron los perros que llevarían, eligiendo los mejores 18, como asimismo a los mejores 21 conscriptos de la Agrupación, 18 guías y tres como reserva/ ayudantes de veterinaria. La tarea fue fácil, los perros elegidos tenían como guías a los mejores conscriptos.
El tiempo apremiaba. El estímulo de ser parte de ese acontecimiento los hizo cumplir con un cronograma muy ajustado y variado. Había que entregar a la Sección equipo de zona sur empleado por la Infantería de Marina y de todo el material necesario para llevar sus elementos militares y personales. Cierto equipamiento era nuevo para la Sección, como ser, las mochilas, la carpa y la caramañola de campaña.
Se cumplió con el plazo de alistamiento y el 8 de abril se embarcó el personal y perros en el ARA Bahía Buen Suceso que partió a las Islas el 9 de Abril. Los perros fueron alojados en la bodega junto a abastecimientos multiclases. Mientras el buque surcaba las aguas del océano, los guías y perros sufrieron las consecuencias de la navegación. No obstante, se realizaron turnos para suministrar la alimentación a los perros, hacer guardias en el sector asignado y cumplir con los zafarranchos de abandono. El buque arribó a Puerto Argentino el 11 de Abril, era domingo de Pascua.
El Jefe de Sección había viajado previamente en la madrugada del 7 de abril, en un avión Hércules de la Fuerza Aérea. Al arribar a Puerto Argentino, visualiza mucho movimiento en los terrenos aledaños a la pista de aviación. Soldados, logística, aviones, todo se aglutinaba en poco espacio. Se había impartido la orden de defender las Islas frente a la decisión de Gran Bretaña de tomarlas una vez más por la fuerza. Este cambio motivó que llegara mucho personal y logística en poco tiempo a la Isla Soledad.
Cuando el Jefe de Sección se presenta al más antiguo de la Armada, éste desconocía sobre el traslado de la Sección. Hubo comentarios acerca de desmembrar guías y perros a diferentes lugares de Puerto Argentino y zonas aledañas, algunas a kilómetros de la ciudad. Al ver esta posible disgregación, se pidió autorización para quedar agregados a los Servicios para Apoyo de Combate (SPAC) de la Armada, que se estaba instalando en Puerto Argentino, lo cual permitiría mantener la conducción centralizada y sobre todo, mantener el control sobre los perros, a quienes se les debía brindar la comida y los exámenes y medicamentos adecuados.
Los primeros días algunos guías y perros debieron cumplir funciones alejados de la ciudad, pero en poco tiempo la Sección estuvo concentrada, excepto dos perros y un guía que se destacaron al Comando del Batallón Antiaéreo, el cual estaba a unas tres cuadras del alojamiento, y un perro con su guía como seguridad a un galpón con abastecimientos de la Armada cerca del depósito de YPF.
En poco tiempo se estableció una rutina no exenta de peligro, sobre todo a partir del 1° de Mayo cuando ocurre el primer ataque a Puerto Argentino, y en varios casos fuera de su misión original, tales como: brindar seguridad en diversos galpones donde estaba la logística de la Armada,
ayudar en la descarga de buques que llegaban a Puerto Argentino, recoger en el aeropuerto los abastecimientos que traían los aviones sabiendo que en 5/ 10 minutos después del despegue, una sección de Harrier bombardeaba la pista, realizar el apoyo logístico a las tropas de primera línea, realizar patrullados por la ciudad.
Contralor del ganado ovino (Médico Veterinario), Encargarse del Correo Postal (Médico Veterinario), Captura del buque Penélope en el estrecho de San Carlos con la fracción de Comandos Anfibios destacada en la isla (Jefe de Sección) y Traslado del sistema Exocet tierra-mar desde Puerto Argentino hasta su asentamiento en una posición cercana al aeropuerto (Jefe de Sección).
Se tuvo que apelar al ingenio para que, de alguna manera, todos los días tuvieran los animales una comida; nunca molestaron siempre obedientes, a pesar del gran cambio de hábitat, a sus cuchas precarias, se adaptaron de una manera sorprendente, gracias al gran trabajo de cuadros y guías.
Aproximadamente el 12 de junio, ordenaron al Jefe de Sección enviar a cinco guías con perros a una determinada posición a retaguardia del BIM 5, a efectos de detectar posibles infiltraciones en una determinada zona. Concretamente se situaron a retaguardia de la altura Sapper Hill donde estaba una fracción de la Compañía Mar de esa Unidad y efectivos del GA Aerotransportado 4 del Ejército Argentino. Los conscriptos y perros destacados fueron: Carlos Del Greco con Ñaro, Raúl Andicochea con Negro, Luis Giuliani con Warner, Carlos Silvas con Xuavia y José Cruz con Vogel. Cuando se impartió la orden de destacarse al frente, ningún conscripto puso objeción o tuvo algún gesto contradictorio. Solo tomaron su mochila, su fusil, su perro y fueron al frente. Ese era el valor, el coraje y la decisión con que estaban imbuidos todos los integrantes de la Sección.
Una vez pasada la noche de la máxima resistencia (13 al 14 de junio), cuando las circunstancias ameritaron, en la madrugada del 14 los guías y perros debieron replegarse a Puerto Argentino bajo el fuego de la artillería inglesa. Durante el mismo, los perros Negro y Ñaró se distanciaron de sus guías, no sabiendo más sobre la existencia de ellos. Vogel y Warner se replegaron con sus guías. Xuavia se alejó de su guía y efectivos del Ejército relataron posteriormente al Médico Veterinario de la Sección que durante el repliegue, la perra encontró un soldado herido en el campo de combate y se quedó junto a él brindando su calor y protección; se replegó a la ciudad, una vez que ese soldado fue socorrido por los camilleros.
A partir del 15 de junio, los integrantes de la Sección estuvieron como prisioneros en el aeropuerto. Rodeados de barro y con frío pero con el suficiente espíritu, se organizaron junto al resto de los integrantes de la Armada, ubicándose en carpas individuales o para más personas. Las actividades solo se limitaron al cuidado de los perros y hacerlos caminar por la zona que estaba permitida la circulación. Por otro lado, es destacable que la mañana del 15, la SPAC de la Armada pudo cargar dos camiones con alimentos, los cuales fueron llevados al aeropuerto. En esa circunstancia, fue requerida la presencia de perros para custodiar la mercadería, aspecto que cumplieron en forma sobresaliente.
Finalmente, el 20 de junio por la tarde, la Sección en su totalidad salió del aeropuerto hacia Puerto Argentino. Todos sus integrantes fueron embarcados en el ARA Yehuin (que ya estaba tripulado por ingleses) y trasladados al ARA Rompehielos Almirante Irizar, designado como buque-hospital en el conflicto. Subir al buque no fue fácil. Los guías debieron sobrellevar su propio cansancio y subir a cada perro de un buque a otro, entre los cuales había una importante diferencia en altura. Para ello se empleó la escala real de una banda. Meritoria tarea de los conscriptos en asegurar no perder a ningún perro, los cuales tenían el temor habitual de estar en un medio anormal para ellos. Solo la confianza mutua de guías y perros permitió realizar esta esforzada tarea.
El ARA Almirante Irizar puso proa a Ushuaia. La Sección desembarcó en ese puerto el 22 de Junio, permaneciendo a bordo la totalidad de los perros y dos conscriptos designados para su cuidado, Carlos Del Greco y Seferino Cáceres.
Los que desembarcaron fueron en avión a Río Grande, desde donde mediante otro avión, fueron trasladados a la Base Aeronaval Comandante Espora y finalmente llegaron al Batallón Seguridad. La llegada a la Unidad fue muy emocionante y aún está grabada en los recuerdos de sus Veteranos. Al llegar al Batallón, todos los integrantes estaban formados en la plaza de armas; la Sección Perros de Guerra, con la misma ropa embarrada que traían desde hacía varios días, cansados, desanimados, después de soportar varios días como prisioneros de guerra, formaron fuera de la plaza de armas, irguieron sus cuerpos y entraron desfilando. El silencio era absoluto y solo se oía el taco al unísono que clavaban los integrantes de la Sección, quienes además realizaron el mejor desfile que se hubieron imaginado. Bastó que el Comandante ordenara ¨Rompan filas¨, para que todo el Batallón recibiera con aplausos y abrazos a los, en ese momento, Combatientes de Malvinas. Este momento memorable, esperan repetir los Veteranos de la Unidad en algún momento de sus vidas.
Cabe agregar que el 27 de Junio arribaron a la Base Naval Puerto Belgrano, el ARA Rompehielos Almirante Irizar con los 16 perros y los dos conscriptos.
En lo que respecta a los perros, al poco tiempo del regreso en la Base Naval de Puerto Belgrano, Xuavia dio a luz a 9 cachorros, Duque fue el padre. De los Perros que regresaron algunos murieron de viejos u otras circunstancias, Vogel fue el más longevo, presidiendo las ceremonias de la unidad en su condición de Veterano de Guerra. Al fallecer el 1 de diciembre de 1991 fue enterrado en la Agrupación Perros de Guerra.
Por la actuación de la Sección Perros de Guerra en Malvinas, la bandera del Batallón Seguridad de la Base Naval Puerto Belgrano, recibió en el año 2009, la condecoración ¨OPERACIONES DE COMBATE¨.
Los Sección Perros de Guerra cumplió un papel importante dentro de la Gesta de Malvinas, junto a otras Unidades, secciones y grupos de los diferentes componentes; no estuvieron exentos de los vaivenes de la desorganización, las carencias y problemas en hubo en las Islas. Conformada por Santafesinos, Tucumanos, Bonaerenses y Porteños cumplieron con la misión otorgada y supieron mantener la unión entre ellos, para salir adelante en cada situación que se fue suscitando en el conflicto. Los cuadros volvieron con todos sus soldados, hecho no menor para cualquier Jefe, con la tristeza propia de haber perdido dos perros en acción.
Cuatro Santafesinos formaron parte del grupo: Seferino Cáceres de San Justo, Carlos Del Greco de Campo Hardy, Carlos Silvas de San Jerónimo Norte y Raúl Altamirano (hermano del futbolista Ricardo Altamirano) de Laguna Paiva. Después de Malvinas Ernesto Franco se radico en Colastine Norte.
La posguerra fue difícil como para todos los Veteranos, pero hoy pueden dar su testimonio. Actualmente todos los que participaron de la Gesta Patria están en contacto y se mantienen atentos a cualquier evento que le pueda ocurrir a su “hermano”; crearon su escudo de Sección, su heráldica y trabajan por la Causa de Malvinas. El recuerdo siempre presente para los que ya no están por diversas circunstancias: VGM Raúl Altamirano, VGM Carlos Silvas, VGM Ernesto Franco y VGM Luis Giuliani.
TOM – El Perro artillero. Tom era un Perro común, nos referimos a común a que no era un Perro entrenado, fue llevado a Malvinas por el Cabo 1° Omar Liborio del GA 101. TOM por Teatro Operaciones Malvinas, murió en Malvinas al pie del cañón.
MORTERO - Otro Perro común, fue con el Regimiento 8 a Malvinas y volvió con sus camaradas en el Norland como “prisionero de guerra”. Cuando sube al Norland les orinó la alfombra.
LAIKA - Era una perra de mediano porte, no muy joven, la mascota de los marineros del barco Yehuín, antes de ser entregado este barco a los ingleses Laika fue dejada en el buque Hospital Almirante Irizar y traída al Continente.
MALVINO - era un cachorro de Dogo que fue a Malvinas con personal del Regimiento Infantería 5 de Paso de los Libres, estuvo en la posición del faro en el Cabo San Felipe hasta el final de la Guerra, cuando fueron prisioneros lo separaron de sus compañeros y se perdió.
(*) 1 David Boskovic es un apasionado estudioso sobre el conflicto de Malvinas y de la Sección Perros de Guerra en particular.
2 Miguel Paz es CNIM (R) y fue el Jefe de Sección Perros de Guerra durante el conflicto.
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