Una mano al medioambiente para reciclar materiales que habitualmente terminan en basurales a cielo abierto. Esa es la consigna bajo la cual la Escuela Técnica Ingeniero Zimmermann de la ciudad de San Jorge comenzó con un proyecto hace seis años atrás para participar en ferias de ciencias. De a poco, el alumnado fue profesionalizando la idea hasta ganar hace días atrás la instancia provincial de una competencia creado en 2020 por Fundaciones Grupo Petersen a la Innovación Educativa.
Se quedaron con un jugoso premio de $1 millón que lo invertirán para dar un salto de calidad. Tapitas al horno, como se llama el programa, recicla plástico para reconvertirlo en un producto de utilidad. "Es una forma de integrarnos con otras entidades de la localidad. Vamos viendo sobre la marcha las necesidades existentes que podemos cubrir a través de esta iniciativa", le dijo a este medio el director del establecimiento, Carlos Serra.
Tapitas al Horno se trata de un proyecto que comenzó en 2016 y tuvo una continuidad hasta el día de hoy. Las competencias iniciales fueron en ferias de ciencia educativa, pero los resultados y el entusiasmo de los alumnos de la escuela le terminaron dando una impronta más ambiciosa.
Así, y tras una capacitación que la Fundación Grupo Petersen realizó en 2022, se solicitó la presentación de proyectos institucionales. Y fue allí que estudiantes y docentes del establecimiento educativo de la ciudad de San Jorge pusieron sobre la mesa el programa que ya tenía un camino recorrido. "Mejoraron la idea y resultaron ganadores en toda la provincia. Sacaron el primer puesto y recibimos $1 millón", destacó Serra.
El proyecto tuvo su inicio cuando desde la Escuela Técnica analizaron la contaminación de los plásticos para con el medio ambiente. Así, y con el fuerte objetivo de atacar esa problemática, pensaron diferentes opciones para reducir el impacto en el planeta. "Consiste básicamente en moler las tapitas de plásticos y luego moldearla en hornos para darle determinadas formas", recordó el directivo sobre los inicios del plan educativo.
De tal forma, y con el paso de los años, se fueron anexando mejoras y avances a los procesos de tratamiento mediante la incorporación de nueva maquinaria. "Tuvimos un largo recorrido, comenzamos haciendo todo a mano hasta que logramos ir sumando equipamiento", contó quien está al frente del establecimiento.
Ahora, con el dinero en efectivo del premio, la intención es ir por más para darle una nueva impronta a la iniciativa. De esta forma ya comenzaron con las gestiones para adquirir una inyectora de plástico para integrar otras partes de los talleres y lograr confeccionar nuevas matrices. "Estábamos algo limitados para hacer los moldes. Ahora vamos a dar un nuevo paso y podremos tener una continuidad con el tiempo".
La materia prima sale, básicamente, de la ciudadanía. Vecinos acercan las tapitas de plástico al establecimiento y los propios estudiantes, también, se encargan de hacer la recolección. Inicialmente, la molienda se llevaba adelante de manera manual con tijeras de cortar latas. "Era un trabajo muy duro para lograr cantidad. Con las prácticas profesionales en la escuela con los chicos de 6º año fabricamos una moledora para que el proceso sea más ágil para acelerar el proceso".
Desde la Escuela destacan la importancia pedagógica del proyecto ya que a través del mismo se avanza en diferentes espacios curriculares a lo largo de todo el año y en donde los jóvenes toman contacto con la administración de planes de trabajo. Así, y mediante un convenio con el Club La Emilia, dotaron a la entidad deportiva de juegos para niños hechos con tapitas plásticas en reemplazo de los existentes de madera. "Es una forma de integrarnos con otras instituciones de la localidad. Vamos viendo sobre la marcha las necesidades existentes que podemos cubrir a través de esta idea", concluyó Serra.