Rodrigo Pretto | [email protected]
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Los Amigos del Reloj se volvieron a embarcar en una nueva aventura y, luego de cuatro meses de trabajo a 27 metros de altura, le devolvieron la hora a la Parroquia de la ciudad de San Jorge tras seis años. A mediados de julio el sistema se puso en marcha y las agujas volvieron a girar. Ya los convocaron desde Rosario y Zavalla para replicar las tareas en iglesias de dichas localidades.
Contactados por Pablo Ridolfo, algo inquieto por la quietud de las agujas del reloj de la iglesia de su ciudad, el grupo de 5 aficionados de la localidad de Sastre decidieron darle vida a la torre del templo cristiano y replicar lo que ya había hecho en la cabecera del departamento San Martín durante el 2020. La cercanía entre un punto y otro en el centro oeste santafesino – Sastre y San Jorge distan de sólo 15 kilómetros – fue una de las pautas para que la nueva aventura sea posible. “Hicimos un relevamiento, lo evaluamos y les dimos los datos para que sepan el estado del sistema y estudien si realmente deseaban que lo pongamos a punto. La aceptación fue automática”, recordó Miguel Ángel Peretti, uno de los integrantes del equipo, quien junto a José María Bossa, Juan José Giorda, Luis Blanco y Héctor Minetti conformaron el grupo.
El impacto del primer vistazo al subir a la torre de la Parroquia no fue el mejor. El estado de la máquina electromecánica que reemplazaba al original sistema era “deplorable”. Luego de una minuciosa evaluación y posterior reunión con el cura de la ciudad, se determinó llevar adelante la reparación. Pero para eso, debían hacer trabajos previos. “Primero tenían que arreglar el sector de ascenso hasta el habitáculo donde se encuentra el reloj, ubicado a 27 metros de altura. Y luego, una vez allí, debían colocar un piso para hacer las tareas”, contó Peretti. Es que en la habitación donde descansaba el sistema, sólo existía una superficie que sostenía la maquinaria al mejor estilo isla y, alrededor, únicamente había vacío. “Era mucho el peligro de caer”, remarcó.
Luego de los requerimientos de seguridad, el grupo de aficionados comenzó con las tareas de mantenimiento. Actualmente la Parroquia de San Jorge cuenta con un sistema electromecánico manejado mediante una computadora desde la base de la iglesia. Los Amigos del Reloj se encargaron de desinstalar la máquina, bajarla, limpiarla y entregarla para ponerla a punto con el controlador. Una vez finalizado el proceso, el grupo se encargó de regresar a lo más alto de la torre para emplazarla y darle vida nuevamente a las agujas.
“Uno de los inconvenientes mayores era que al habitáculo entraban palomas, ensuciaban mucho y terminaron trabando absolutamente todo. Además, había un problema electrónico que se fue generando con las bajas de tensión a lo largo del tiempo”, contó Peretti.
Los cinco aficionados, además, propusieron realizar un recambio de los cuadrantes de acrílico por otros de vidrio – tienen una dimensión de 1,15 metros de diámetro – para refaccionar las esferas. Sin embargo, desde la Parroquia desistieron y prefirieron mantener el estado actual por razones de costos. “Lo que hicimos fue ajustar todos los engranajes de cada uno de ellos y hacerle una limpieza profunda”, destacaron. Desde la iglesia modificaron la iluminación de la torre y, ayudado por la limpieza de los materiales, hoy el reloj luce con mayor luminosidad.
Para Peretti, la mayor dificultad que se presenta en este tipo de trabajos son las labores en altura. La experiencia adquirida con lo hecho en la Parroquia de Sastre dotó de práctica al grupo, una de las claves para agilizar los tiempos. “Tenemos todos los baldes preparados con las herramientas necesarias para subir una única vez. Es algo que ya manejamos, más allá que ninguno de nosotros tiene vértigo. Hay una logística aceitada”.
Actualmente, la máquina original de la Parroquia de San Jorge – posee una dimensión aproximada de un metro cúbico – se encuentra en una de las habitaciones del Templo al mejor estilo pieza de museo. Ahora comenzaron las tratativas para trasladarla a Sastre y comenzar con su reparación y restauración. “Les pedí un año para ponerlo en marcha. Es algo fabuloso. Tiene un doble sistema de sonería que toca cuartos, la media y la hora. Es increíble”, describió Peretti quien viene de familia de relojeros.
Fueron convocados por una Iglesia de la ciudad de Rosario y otra de Zavalla. Las distancias – más de 200 kilómetros – pusieron cierto freno a la continuidad de la aventura. Es que los cinco aficionados cuentan con sus trabajos particulares y la disponibilidad de tiempo no les permite avanzar en lugares alejados. “Los curas nos ofrecieron alojamiento, pusieron a disposición el lugar para que nos quedemos. Es complicado, pero quien dice que no lo podamos hacer”, se ilusionaron.
Los Amigos del Reloj habían puesto en marcha el proyecto inicial en agosto del 2020. El operativo llevado a cabo en Sastre incluyó la refacción del reloj de la Feligresía céntrica de la cabecera del departamento San Martín, un icono de la ciudad. El plan no sólo incluyó la reparación y restauración del artefacto histórico, sino además la restitución del sonido de las antiguas y emblemáticas campanadas.