La sequía en Vera ya comienza a afectar el agua para consumo humano
La falta de precipitaciones deja por estos días una mortandad pecuaria grande y ahora comienza a ser escasa para las personas del departamento norteño. Trabajan entidades privadas y públicas para asistir a las familias más afectadas.
Se necesitan cisternas y aparatos para hacer perforaciones en busca de agua. Crédito: Gentileza
“La situación es indescriptible”. La frase sale de la voz Analía Vicentín, presidenta de la UOCB (Unión de Organizaciones de Pequeños Productores de la Cuña Boscosa y los Bajos Submeridionales). Residente en Espín, un pueblo de unos 300 habitantes en el departamento Vera, vive en una región con una sequía que ya comienza a afectar a las personas además de los animales. “Es triste lo que está pasando. En la zona uno está habituado a los períodos de seca, pero no de esta magnitud”, agrega. El fenómeno de La Niña (iniciado en septiembre de 2020), que en Sudamérica implica lluvias muy limitadas, hace estragos en esta área del norte santafesino.
“Hemos recibido (alimentos para animales) de emergencia para distribuir. Hemos comprado granos para alimentar nuestros animales. No es sólo el alimento. En nuestro bendito norte tenemos el problema del agua. Ése es un tema”, expresa. Asegura que ya está en juego el ser humano. Vera cuenta con una capital departamental y el resto de la población esparcida en poblados pequeños y en el campo en donde la escasez de agua es ya un factor cuanto menos inquietante. La presidenta de la entidad dice que ya no hay agua en los aljibes para la gente.
Analía asegura que tuvieron una reunión este martes con el propio ministro de Producción de la Provincia, Daniel Costamagna, y con el senador por Vera, Osvaldo Sosa, para ayudar a los pequeños productores pecuarios verenses. También participaron autoridades de la sociedad rural local. “Todos en forma conjunta tratamos de coordinar para que llegue la asistencia rápidamente a la familia, pero no todos son beneficiados en la primera oportunidad”, comenta. Hay personas que no cuentan con el registro de productoras primarias y no pueden recibir ayuda del Estado provincial. “Muchos no lo tienen. Son pequeñas familias, criadores de animales. Tienen 10, 15 vaquitas; 10, 15 ovejas. No están registrados”, afirma. “Esto nos tiene que dejar un buen aprendizaje. Esperemos que sea para algo mejor”.
La muerte de animales en la zona comenzó en octubre de 2022. No es algo novedoso, según explica Analía Vicentín. La dirigente también se refiere a lo que vendrá. “Pasado esto viene el post. Cómo queda la familia. Emocionalmente cómo quedan las personas. Es un tema complejo”. Agrega que para la gente que quiera colaborar se necesitan cisternas y aparatos para hacer perforaciones en busca de agua.
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