El Cristal y El Palmar sucumbieron a la extrema sequía que azota a la región. Sus espejos de agua quedaron reducidos a la nada. Desiertos de arena y polvo prevalecen en lo que fueron reservorios de vida para la flora y la fauna.
El Cristal y El Palmar sucumbieron a la extrema sequía que azota a la región. Sus espejos de agua quedaron reducidos a la nada. Desiertos de arena y polvo prevalecen en lo que fueron reservorios de vida para la flora y la fauna.
Un escenario desértico domina el panorama en las dos lagunas más imponentes del norte de la provincia de Santa Fe, al punto que con los impiadosos soles de enero es harto imposible fijar la vista en el horizonte y mantenerla.
Los efectos devastadores de una sequía que transita su tercer año consecutivo se hacen sentir en todos los rincones del norte provincial y tienen especial correlato en El Cristal y El Palmar, dos reservorios de agua de salvaje belleza natural que literalmente desaparecieron.
La primera de estas lagunas, ubicada en el sureste del distrito Calchaquí, está sin agua en toda su extensión desde antes del comienzo de la temporada estival. Con suelo de arena, es considerada un oasis y la más desarrollada en su zona de influencia en cuanto a alternativas turísticas, con una profundidad ideal para el disfrute de las familias, los deportes náuticos, la pesca deportiva, el avistaje de aves y el senderismo, más la oferta de alojamiento que fue creciendo en los últimos años.
Hoy por hoy, el espejo de agua quedó reducido a la nada misma y solo una postal de arena y desolación domina la cruel realidad. En términos históricos, se trata de un fenómeno cíclico que ya afectó con idéntica intensidad a El Cristal en 2002 y 2012, pero que también se repite años tras años con menor magnitud a la actual.
En su momento, una década atrás, el municipio local buscó una solución de fondo a este problema recurrente y dispuso la confección de un proyecto de represamiento de la desembocadura sur de la laguna denominado “de vertedero” y que fue presentado al entonces Ministerio de Aguas de la provincia.
Aquel proyecto, que finalmente no se materializó, constaba de un muro de hormigón de 120 metros de longitud que haría las veces de dique de contención y permitiría el manejo del agua de forma tener control sobre su drenaje cuenca abajo y mantener el caudal necesario.
Las fotos aéreas de Laguna “El Palmar” muestran lo inimaginable: que el curso de agua central de la más de 4 mil hectáreas que abarca la Reserva Provincial de Uso Múltiple Lagunas y Palmares, creada en 1996, se haya evaporado por completo dejando tras de sí un páramo inconmensurable en el que los remolinos de viento y tierra se apropian del paisaje.
Esta laguna es, quizás, la más rica en biodiversidad de la toda la franja septentrional de la provincia con 150 especies ictícolas, entre las que destacan el surubí, el dorado y el moncholo; con fauna avícola de variedad conformada por flamencos rosados, patos y gansos; y mamíferos como el guazuncho, el gato montés y la nutria.
La Laguna El Palmar está ubicada en el distrito La Gallareta, al oeste del departamento Vera, a unos 40 kilómetros de la localidad de Margarita por la ruta provincial 37 como de La Gallareta, y a 70 kilómetros de ciudad de Vera.
“Duele el alma”
Acerca de las consecuencias de tamaña debacle ambiental, el presidente comunal de La Gallareta, Fernando Nicola, dijo a Norte24 que “está totalmente seca, es muy triste verla así para todos lo que tuvimos la posibilidad de conocerla cuando tiene agua, cuando está en sus condiciones óptimas que es un paraíso; hoy está convertida en un desierto, estamos rogando que llueva para poder llevar un alivio a la laguna y a toda la gente del campo por la desesperante situación que está atravesando. Es muy triste, es muy lamentable, estamos ayudando a los productores con agua para que puedan salvar su hacienda, realmente duele el alma de ver todo esto”.