Ignacio Pellizzón | [email protected]
Ignacio Pellizzón | [email protected]
Desde hace años que los vecinos de Empalme Graneros en Rosario vienen padeciendo la contaminación del arroyo Ludueña. No sólo ellos, también los que conviven con el cauce fluvial a la altura de puente de calle Mendoza y todas las personas que tienen sus hogares bordeándolo. El agua podrida, contaminada, nauseabunda y peligrosa para la salud viene siendo motivo de reclamo no sólo de ciudadanos y ambientalistas, sino también de concejales que le piden intervención inmediata a la Municipalidad como al gobierno de la Provincia de Santa Fe. Y finalmente, sucedió.
El barrio privado Rosario Golf Club y el shopping Fisherton Plaza, cercano al Aeropuerto Internacional, fueron denunciados por el concejal peronista, Lisandro Cavatorta, por estar contaminando el arroyo Ludueña.
Fue el edil macrista, Carlos Cardozo, quien comenzó a vehiculizar la queja histórica de los vecinos que afirmaban que hace diez años se podían meter en el agua y ahora no pueden pasar ni a dos metros del olor a tóxico que emana.
Lo que todos creían finalmente se comprobó. La empresa Aguas Santafesinas (Assa) tomó muestras del arroyo, en el marco de un estudio de impacto ambiental, y detectó que se estaban arrojando efluentes cloacales sin realizar el tratamiento. Esto derivó en que la provincia Santa Fe intime al barrio privado y al shopping para que regularicen su situación.
A su vez, Cardozo confirmó a El Litoral que también “se involucró la Justicia por parte de la Fiscalía Civil, que interviene en cuestiones ambientales y que tomó una posición fuerte con este tema”, con el que se viene insistiendo desde hace tiempo.
Resulta que el Ludueña no es un arroyo cualquiera. Se trata de un cauce fluvial que nace como red de avenamiento, de 800 kilómetros cuadrados de campos de Rosario y de localidades aledañas. Este arroyo desemboca en el río Paraná a la altura del barrio Arroyito. Es decir, es un flujo de agua que atraviesa toda la ciudad y con la que conviven a escasos metros miles de vecinos y vecinas.
Cavatorta dijo a El Litoral que también “hay muchos vivos” que “van con sus camionetas” y “aprovechaban para tirar su basura en el arroyo”. Por eso, “es necesario sanear la zona e incorporar conteiners de residuos” para que no haya más excusas.
“Hablé con la secretaría de Medio Ambiente de la Municipalidad para que también tome cartas en el asunto y dijeron que estaban a disposición y que se iban a involucrar para evitar que este tipo de hechos se repitan”, agregó.
La gota que rebalsó el vaso de la indignación y motivó todo este accionar, fue lo que denunció un vecino del barrio San Eduardo que indicó que había unos “caños clandestinos que provienen del shopping del Aeropuerto Internacional de Rosario (AIR)” junto con una “conexión que le hicieron en Aldea Tenis, que para decirlo claramente 'tira toda la mierda al arroyo’”.
Sin pelos en la lengua y harto de no ser escuchado, apuntó: “He hablado con concejales, funcionarios de medioambiente y nunca pasa nada. Municipio le echa la culpa a la Provincia, Provincia a Nación, Nación a Hidráulica y los de Hidráulica a Magoya. Lo concreto es que nadie hace nada: el agua está blanca y con olor a podrido”.
Recogiendo el guante, el concejal Cardozo, elevó un pedido de informes al municipio para que se proceda de manera “urgente” a la implementación de las medidas necesarias para la limpieza del curso del arroyo y se instalen en los barrios linderos a la barranca del mismo, los dispositivos para evitar la descarga de residuos desde espacios públicos costeros al arroyo.
En base a los relevamientos realizados por Cardozo, las zonas más afectadas por la contaminación del Ludueña son: las calles Juan B Justo, José Ingenieros y Génova , por la falta de contendedores y volquetes adecuados para el servicio de residuos de varios barrios como Stella Maris y La Bombacha, también la parte del arroyo que está ubicada entre el Bosque de los Constituyentes y el Autódromo Municipal.
Para evitar que esta situación se repita en Rosario, Cavatorta expresó que esta acción, con la que comienzan, es la primera que se va a ejecutar en “muchos basurales” clandestinos que existe y que “vamos a limpiar”; y siguió: “Falta mucho por hacer, pero se empieza por el principio”.
Tanto Cardozo como el edil peronista coinciden en que hace falta que el municipio se comprometa e intervenga los basurales clandestinos con nuevos espacios públicos limpios.
Entre muchas obras, el recién electo concejal destacó que hace falta que se incorpore en estos barrios “alumbrado, mobiliario urbano y sobre todo, contenedores”. Entiende que esto es algo que se debe replicar en los 14 basurales ilegales que existen en la ciudad de Rosario.
La comunidad que vive en los alrededores del arroyo tienen historia de lucha. Por ejemplo, lograron que el Estado realice las obras necesarias para que no se produzcan más desbordes desde el año 1986, por la construcción de la Presa Retardadora de Crecientes en el año 1995 y los aliviadores (el segundo también en ese año y el tercero recientemente). Es por eso que pelean para la conservación y el mantenimiento, tanto aguas arriba como aguas abajo de los aliviadores, del arroyo Ludueña, por una cuestión de salubridad y medio ambiente general.